Viajes
Los pueblos de cuento más bonitos de Europa
Un recorrido por el viejo continente de la mano de auténticas joyas escondidas entre montañas, lagos y canales
En ellos es fácil imaginarse a reyes locos, príncipes enamorados, sirenas, hadas o elfos. Por algo son calificados por la gran mayoría de los viajeros que los visitan como los pueblos con más encanto de todo el viejo continente. Y es que más allá de las grandes urbes que convierten Europa en un destino turístico por excelencia, también existen una serie de joyas escondidas que nos hacen suspirar por conocerlas cuanto antes. Te descubrimos cinco de ellas.
Hallstatt (Austria)
Empezamos nuestro periplo en Salzburgo, desde donde tendremos que coger un autobús, un tren y un barco para llegar a la orilla del que es considerado uno de los pueblos más bellos de todo el mundo. Que le nombraran, además, Patrimonio de la Humanidad en 1997 no es casualidad. Y es que Hallstatt, que se encuentra resguardado por las agrestes montañas del distrito de Salzkammergut, merece la pena visitarlo en cualquier época del año, pero especialmente en invierno donde la niebla se cuela entre las calles y la nieve decora cada abeto.
También es fascinante por tener la mina de sal más antigua del mundo de más de 3.000 años, por su bella arquitectura alpina y austriaca, por la hermosura de su entorno natural rodeada por cristalinas aguas y verdes montañas, y por supuesto por la exquisita gastronomía regional, en la que destaca el schnitzel al estilo austriaco, un clásico filete de ternera empanado con patatas.
Giethoorn (Holanda)
Cualquier adjetivo que se nos ocurra se queda corto para describir la belleza de Giethoorn. Por algo le llaman la Venecia del norte. Situado en la provincia de Overijssel, a hora y media de Amsterdam (Holanda) invita a una vida contemplativa entre sus puentes de madera, canales y casas con techos de paja.
Completamente bucólico, romántico e idílico, no permite que los coches circulen por él. Sus poco más de 1.600 habitantes caminan, pedalean o navegan, algo que ha permitido al pueblo conservar su esplendor de antaño. Claro que, en las épocas más frías, también se puede patinar, ya que con las bajas temperaturas sus canales se congelan y se convierten en una especie de vía marítima perfecta para desplazarse.
Colmar (Francia)
En Alsacia, en el valle del Alto Rin francés, entre Basilea y Estrasburgo, se encuentra Colmar, una miscelánea de pueblo y ciudad que bien podría ser el de La bella y la bestia de Disney. La famosa arquitectura a base de casas antiguas de colores y estilo gótico germánico con entramados y postigos de madera hacen de Colmar una región de ensueño. Sus colores no son casualidad y es que sus vecinos pintaban sus casas en función del tipo de negocio que poseían.
Los pescadores tenían asignado el color azul; los carniceros, el rojo, y los curtidores, el blanco. De hecho, cada uno de ellos se agrupaban en pequeños distritos divididos por el río Lauch que hoy merece la pena recorrer. Si el Quai de la Poissonnerie es el de la pescadería, el Quartier des tanneurs es el de los curtidores. En todos ellos, además, se puede apreciar la Magia de las luces, un programa diseñado para realizar un recorrido nocturno por las calles de la ciudad y disfrutar de su distinguible belleza.
Castle Combe (Inglaterra)
Los Cotswolds es una región central de Reino Unido repleta de pueblecitos pintorescos que representan el máximo apogeo de la campiña inglesa con sus colinas de piedra caliza y sus casas de campo. Aunque se extiende a lo largo de seis condados, uno de los pueblos más destacados aparte de Bibury, Snowshill, Stow on the Wold o Bourton-on-the-water es Castle Combe.
En apenas una calle principal que no debe tener más de 300 metros de extensión, se asientan una serie de características casas de piedra color miel y tejado a dos aguas con varios siglos a cuestas. Su única cafetería, la iglesia medieval con su cementerio y sus típicos cottages para alojarse hacen de Castle Combe el mejor paraje para sentirse protagonista de una novela victoriana del siglo XIX. Mención especial para The White hart, el único pub del pueblo y que, como tal, se convierte en el centro neurálgico de la zona al caer la noche.
Rothenburg ob der Tauber (Alemania)
Estrictamente significa «fortaleza roja sobre el Tauber» y es uno de los lugares más visitados al formar parte de la conocida Ruta Romántica, un circuito turístico clásico que recorre 460 kilómetros de castillos, pueblos medievales y paisajes dignos de un cuento de hadas. De todas las paradas posibles, la realizada en Rothenburg ob der Tauber quizás sea la más concurrida, pero su casco histórico, sus murallas y sus casas de colores la convierten en un rincón propio de los hermanos Grimm.
Callejeando llegaremos a la calle más fotografiada no solo de Baviera, sino de toda Alemania. Es el Plönlein, una pequeña plaza triangular, que forma una intersección con la torre Siesbersturm a la izquierda y la torre Kobolzeller a la derecha, ambas del siglo XIV.