Corresponsal en el paraíso
Así es el buque civil más caro y sofisticado construido en España, que parte hoy de Barcelona
Ritz-Carlton, a la conquista del lujo en altamar con un super crucero boutique
Día histórico para la marca Ritz-Carlton, unas de las más prestigiosas de la hospitalidad de lujo, que inaugura una nueva etapa de su exitosa trayectoria y se lanza a las aguas con el primero de los tres buques de super lujo de su esperadísima Ritz-Carlton Yacht Collection. En el Puerto de Barcelona puede verse partir la elegantísima silueta del Evrima, su precioso casco azul oscuro de 190 metros de eslora poniendo rumbo al puerto de Alcudia. En esta travesía inaugural, recalará en Palma, St Tropez, Antibes y Niza y a principios de noviembre se reposicionará para afrontar su primera temporada en el Caribe.
Sabor puramente mediterráneo, por tanto, en su estreno y sabor español y mucho en sus tripas y en algunos de sus excelentes detalles y acabados en uno de los barcos de crucero más lujosos del planeta. Es también un día histórico para la historia naval española, pues el Evrima es el buque civil más caro construido nunca en nuestro país, además del barco no privado más lujoso construido en España. Aunque los propietarios no han desvelado los costes del proyecto, algunas fuentes sitúan esta cifra cerca de los 500 millones de euros. Un logro, en todo caso, con cierto sabor agridulce por las dilaciones causadas por la pandemia y la falta de suministros y otros problemas añadidos que dificultaron el avance del proyecto y que han retrasado su puesta en marcha en más de dos años.
Tras haberse iniciado su construcción en 2018 en los astilleros Hijos de J. Barreras de Vigo, hoy desaparecidos, a raíz de la compleja situación y las dificultades para terminarlo, en 2020 el buque fue remolcado hasta Santander, donde Astander –filial del grupo canario Astican– recibió el encargo de terminarlo. De allí partió hacia el puerto de Barcelona.
Y tras este periodo que algunos califican de marejadilla y otros de mar gruesa, lo cierto es que viendo el asunto con la necesaria perspectiva, el Evrima inaugura hoy un nuevo y prometedor capítulo en la historia de la navegación de recreo. Si la época dorada del lujo en altamar tuvo a los transatlánticos como referentes, desde los legendarios Titanic y Normandie, pasando por los todavía operativos, Queen Elisabeth o Queen Mary, ahora los referentes son los super yates cuyos nombres tantas veces hemos visto asociados a los caprichos de fortunas de la era digital, a los jeques de las monarquías del golfo o a los oligarcas rusos.
Atracado en el puerto de Barcelona, el Evrima ofrece esa silueta fascinante de esos mega yates super sofisticados que nos hacen soñar y que incitan nuestra curiosidad sobre sus travesías y sus misteriosos y acaudalados propietarios. ¿Bill Gates? ¿Abramovich? ¿Bin Zayed? Atracado en el puerto de Barcelona, el Evrima parece estar en las antípodas de los grandes cruceros. En las antípodas, en todos los sentidos. Hay un cambio de paradigma con el yate como referente, un sector que algunos denominan «cruceros boutique» y por el que apostaron con notable éxito desde hace algunos años pequeñas y exclusivas navieras como Ponant o SeaDream. El acertado lema de esta última es: «It’s yatching, no cruising».
La entrada de Ritz-Carlton en el sector del «yatching» supone además el desembarco de la hostelería de lujo en el segmento que más crece en todo el universo del lujo. La extensión de la marca heredera de los postulados de César Ritz es un movimiento natural hacia un segmento que está creciendo a un ritmo del 17 % anual, porcentaje muy superior al de cualquier otro bien o servicio de sector lujo. Los cruceros de lujo están en alza y ahora tienen el foco puesto en ser más sostenibles, pequeños y flexibles.
Ritz-Carlton no será el único en dar un movimiento que incluye otros dos buques similares, encargados esta vez al astillero francés Chantiers de l'Atlantique. Four Seasons anunció este mismo mes la entrada en el sector de cruceros y ha ordenado al astillero italiano Fincantieri la construcción de un barco de lujo de 207 metros de eslora y 95 camarotes, con opción a dos buques adicionales. Lo mismo está haciendo la compañía hotelera de ultra lujo Aman, considerada por algunos la mejor del mundo. Para su proyecto Sama cuenta nada menos con el fondo soberano de Arabia Saudí (conocido como PIF), para quien la construcción del primer barco de cruceros de Aman (180 metros de eslora y tan solo 50 camarotes), por muy cara que resulte, será el verdadero chocolate del loro teniendo en cuenta que PIF tiene un capital de más de 600.000 millones de dólares.
Pero volvamos al presente. Al gran día. Aunque cientos de pasajeros hayan visto canceladas o retrasadas sus primeras reservas, el barco que hoy parte de Barcelona sigue siendo uno de los buques de lujo más esperados en años, especialmente entre los entusiastas del Ritz-Carlton. «La mayoría de las reservas son de personas que nunca han hecho un crucero antes», señala al respecto Chris Galbaldon, vicepresidente de marcas de lujo de Marriott, grupo en el que se engloba la marca Ritz-Carlton.
Además del reconocido servicio Ritz-Carlton, el propio producto tiene sus especificidades, que consideran un híbrido entre crucero y superyate, tanto por su diseño como por su estilo de vida a bordo. Grandes y elegantes espacios exteriores, una espléndida marina desde la que lanzarse al mar llega de juguetitos naúticos. Nada de casino ni mega escenario para grandes shows, pero si entretenimiento refinado. Cinco restaurantes, uno de ellos a la carta, asesorado por un triestrellado Sven Elverfeld, del Aqua, con tres estrellas Michelin, en el Ritz-Carlton de Wolfsburgo (Alemania) Spa. Todos los concierges de las marcas de lujo de Marriott en los puertos de llegada, a su servicio. Programas de experiencias y culturales de arraigo local y fondear en puertos como. Su tamaño le permitirá ir a puertos pequeños donde no pueden entrar otros barcos más grandes, como St Barth, Saint Tropez o Ibiza, donde permanecerán alguna noche para que sus clientes puedan disfrutar de la vida nocturna de estos destinos.
El buque, de 190 metros de eslora y 26.500 toneladas, dispone de 149 camarotes, capacidad para 298 pasajeros y un staff de 246 personas. La ratio empleado cliente es de 1 a 1,21, una de las más altas de sector, como lo es también el metro cuadrado por pasajero. El camarote más espacioso tendrá 102 m² con terraza de 55 m² y el más pequeño 29 m² y seis de terraza.
Como en otras compañías de cruceros de lujo, solo hay suites con balcón. Uno de los aspectos que llama la atención es la altura de los camarotes y por sus acabados de aire residencial inspirados en los mejores resorts de Ritz-Carlton y con profusión de materiales nobles, como revestimientos de piel, maderas de primera calidad y piedra natural. Muchas de sus cabinas se intercomunican. Las familias multigeneracionales son uno de los nuevos grupos de clientes a los que el sector de viajes de lujo presta especial atención y que contribuye a su actual rejuvenecimiento.
El diseño ha salido del estudio sueco Tillberg Design, con excelentes credenciales particularmente en yates. «Crear una marca desde un papel en blanco es apasionante», señalan desde el estudio. «Hemos seguido, naturalmente la identidad de Ritz-Carlton, pero más bien de sus resorts más informales». Esa era la idea, un híbrido entre barco y yate, entre crucero y resort, una especie de elegante boutique resort flotante, podríamos decir. Un resort con el famoso «credo de la compañía»: «Damas y caballeros al servicio de damas y caballeros». Esta vez, en altamar, Mr. César Ritz. Algo que seguramente, ni una mente tan clarividente como la suya, fue capaz de anticipar.