Corresponsal en el paraíso
Arabia Saudí, un diamante en bruto con vocación de mejor destino turístico
Riad anuncia la creación de uno de los aeropuertos más grandes jamás construidos, con seis pistas paralelas. Los megaproyectos toman cuerpo en un país que cuenta con Messi como embajador turístico
Semana grande en Riad, en lo que podríamos considerar una espectacular puesta en escena de la ambición, visión y medios con los que juega Arabia Saudí en el competitivo y lucrativo tablero del turismo mundial. Un sector que dentro de diez años generará uno de cada tres empleos que se creen en el mundo y cuyas perspectivas económicas vuelven a volar alto tras el duro paréntesis de la pandemia.
Para esa fecha, uno de los países de más difícil acceso excepto para los peregrinos musulmanes hasta hace tan solo tres años (en 2019 aprobó el visado turístico) aspira ahora a acoger nada menos que a 100 millones de visitantes al año a partir de 2030. Este giro copernicano y sin precedentes en la historia del turismo tiene como motor visionario al poderoso príncipe heredero Mohamed Bin Salman y como cara visible y responsable directo al afable Ahmad Al Khateeb. Khateeb es la primera persona que ocupa el puesto de ministro de Turismo de un país que ni siquiera tenía hasta hace muy poco una cartera dedicada a lo que ahora es uno de los ejes fundamentales de la política de diversificación económica y modernización del primer exportador de petróleo del mundo y miembro del G20.
Al Khateeb ha ejercido esta semana en Riad de satisfecho y legítimamente orgulloso anfitrión de la cumbre anual del Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC, en sus siglas en inglés), el organismo privado internacional más importante del sector, que aglutina a sus pesos pesados, presidentes de Carnival, Marriott, Hilton, Accor, Hertz... Ninguno ha dejado de acudir a la cita de Riad, tampoco un nutrido grupo de empresarios españoles, atentos a los desafíos de un nuevo y poderoso competidor que también presenta nuevas oportunidades de negocio para la marca España.
«Llevamos cinco años operando en Medina y esperamos ampliar nuestra actividad aquí. La dimensión de lo que está pasando en materia turística no tiene parangón», señala al respecto el sevillano Enrique Ybarra, «rey mundial» de los buses turísticos, fundador y presidente de City Sightseeing. El país ha aprovechado el evento para mostrar los avances de su ambicioso plan Vision 2030, por si todavía alguien tenía alguna duda de que estos proyectos iban a limitarse a fantasías futuristas de arquitecturas superferolíticas de casi imposible materialización.
Este «señores, estos son nuestros poderes» viene bien apuntalado por cifras llenas de ceros. Arabia Saudí va a dedicar en los próximos años mil millones de dólares a proyectos turísticos y va a ser capaz de atraer una inversión extranjera estimada en siete veces este monto, cantidad que viene a ser el doble del PIB español. Un parte importante de esta cifra tiene como fin articular la necesaria conectividad que requiere un país que aspira a situarse entre los cinco primeros destinos del mundo a corto plazo.
Muy oportunamente, el gobierno ha aprovechado la presencia de tan importantes visitantes para anunciar el plan director del futuro aeropuerto King Salman, en la capital del país. El megaproyecto, con seis pistas en paralelo, aspira a ser uno de los aeropuertos más grandes del mundo, con una previsión de 185 millones de pasajeros en 2050 y 3,5 millones de toneladas de carga. La infraestructura incluirá doce kilómetros cuadrados de instalaciones de ocio y comerciales y será la sede de una nueva mega línea aérea que se anunciará próximamente y que nace con pretensiones globales, del mismo modo que Qatar Airways o Emirates lo hicieron en su día. Pero el nombre de este supercompetitivo juego no es solo convertirse en destino final, sino ser atractivo para pasajeros en tránsito de tantos millones de globalitas en permanente movimiento.
La batalla por ser ciudad de paso o stop over entre Dubai, Doha, Abu Dabi y Riad se presenta realmente interesante y va mucho más allá de contar con parques temáticos color rojo Ferrari cerca de los aeropuertos. Ahora hay que enseñar los atractivos del país y demostrar que merece la pena estar al menos un par de días en ellos. Así lo hace David Beckham, que ejerce de embajador de Qatar y Messi hace lo propio con Arabia Saudí, destino del que es embajador turístico desde el pasado mes de mayo.
No, no todo es árido desierto en un país con una extensión cuatro veces superior a la de España y 2.600 kilómetros de costa, como se puede ver en la cuenta de IG del astro argentino (383 millones de seguidores). Esta enorme masa tan desconocida como impresionante cuenta con siete lugares patrimonio de la humanidad por la Unesco, arrecifes de coral, playas y aguas que nos recuerdan a Maldivas, montañas nevadas, oasis, formaciones rocosas que nos trasladan al Gran Cañón y construcciones nabateas similares a Petra.
En estos lugares fascinantes empieza a haber maravillosas posibilidades de alojamiento, gastronomía y ocio, modernos aeropuertos. En distintos puntos del país cuidadosamente elegidos por sus atractivos naturales o históricos se están desarrollando lo que llaman los cinco giga proyectos de la Vision2030: Amaala, Neom, Mar Rojo, Qiddiy, Aseer y Diriyah. Sus fascinantes maquetas han desplegado todos sus encantos ante los ojos asombrados de posibles inversores y futuros visitantes en las majestuosas salas del Centro de Convenciones donde se ha celebrado la cumbre del WTTC, anexo al Ritz-Carlton. El resultado ha sido un WOW permanente de autoridades, empresarios, prensa internacional ante los prototipos de estas criaturas ideadas por súper arquitectos, con las mejores cadenas hoteleras del mundo como socios, de Aman a Four Seasons, con la sostenibilidad y el lujo como bandera.
No, no todo ha sido ver maquetas en salones versallescos ni charlas de conferenciantes de talla mundial en una ciudad levantada en medio del desierto. Los anfitriones aprovecharon para celebrar el evento inaugural del congreso llevando a sus invitados a uno de estos cinco magníficos, Diriyah, a las afueras de Riad, la sede histórica de la familia Saud. En 2010, la UNESCO declaró las ruinas de Al Turaif, corazón del emplazamiento, patrimonio de la Humanidad.
Desde entonces trabajan en este complejo que junta historia, cultura, museos, lujosos hoteles y establecimientos de ocio y gastronómicos y que mañana abre sus puertas al público tras la exclusiva premier del WTTC. «Este es solo el 1 por ciento de lo que podrán ver en un futuro en nuestro país», declaró el ministro de turismo Khateeb. Oportunidades también de negocio aquí para la gastronomía española. Tatel figura entre los restaurantes de ese lujoso centro de ocio. (Uno de sus socios, por cierto, Enrique Iglesias, actuó en la cena de gala organizada por WTTC).
Khateeb no ha ejercido en solitario de anfitrión en una semana que será recordada en la historia de Arabia Saudí. En un país al que es difícil asomarse sin caer en prejuicios y concepciones no siempre bien fundadas, dos mujeres ocupan la primera fila de estos ambiciosísimos planes: la mexicana Gloria Guevara y la princesa saudí Haifa. No son precisamente mujeres florero ni cuota y dada la importancia del sector turístico para el rico país, no es descabellado afirmar que son las mujeres más poderosas del turismo mundial.
Guevara, ex ministra de México y ex presidenta de WTTC, el puesto de asesora especial, y está muy comprometida con el desarrollo sostenible, la formación y la opinión de los jóvenes. Haifa, educada en Estados Unidos y en Inglaterra, joven, inteligente y enérgica, parece estar llamada a ser la primera mujer que ocupe un sillón en la historia en el gobierno de Arabia Saudí, un país con un ritmo de cambio realmente asombroso que algunos comparan con la perestroika.
Los vientos de cambio todavía generan ciertos interrogantes. La pregunta en el sector turístico está en el aire: ¿se podrá beber alcohol? No está previsto ni siquiera en estos lujosísimos hoteles, si bien es algo que muchos profesionales dan por sentado, del mismo modo que ha ocurrido en EAU y en Qatar. Algo, en todo caso, difícil de predecir teniendo en cuenta lo ocurrido en este último con el consumo de cerveza dos días antes de que diera comienzo el mundial. En definitiva, quedan muchos capítulos por escribir de una historia donde se mezcla ingentes recursos, paisajes extraordinarios, interrogantes de diversa índole y que en todo caso se presenta muy, muy interesante de observar. Mejor, in situ. Mejor en lugares fascinantes como Alula.