La ciudad del País Vasco que se ha puesto de moda como destino vacacional

El País Vasco es uno de los lugares con los paisajes y pueblos más bonitos y fascinantes del país. Desde ciudades llenas de monumentos y museos, hasta pintorescos pueblos históricos rodeados de naturaleza, no hay nada que no puedas encontrar en esta comunidad.

Una buena parte de las personas que visitan esta pintoresca región española van a Guipúzcoa, concretamente a San Sebastián. Sin embargo, el País Vasco está lleno de lugares extraordinarios que no suelen estar tan concurridos y merecen la misma atención.

Un ejemplo de ello es Irún, que se encuentra a tan solo 20 minutos de San Sebastián. En los últimos años, este principal punto de la frontera entre España y Francia ha ganado muchísima atención por lo que últimamente reciben muchos turistas.

Historia

Los restos de presencia humana más antiguos que se tienen en Irún son del Neolítico, de la Edad de Bronce. También se sabe que hubo presencia romana, por algunos restos encontrados a lo largo del pueblo.

A lo largo de la historia, Irún ha sufrido muchos ataques, debido a su ubicación geográfica, que convertían la localidad en un lugar estratégico en la frontera de tres reinos. Navarra, Castilla y Francia.

Uno de los hechos más importantes de la historia de Irún, fue la Batalla de San Marcial. Esta ocurrió el 30 de junio de 1522, cuando el batallón del pueblo de Irún venció a las tropas del rey de Navarra, que contaba con el apoyo del rey de Francia.

El último conflicto bélico que ocurrió en este lugar fue durante la Guerra Civil, concretamente el 2 de septiembre de 1936. Gran parte de la ciudad quedó en ruinas tras el conflicto. La razón fue un gran incendio provocado por las tropas republicanas, que después de ver cómo perdían la ciudad decidieron utilizar la estrategia de «tierra quemada».

Monumentos y edificios

Una de las mayores maravillas de este lugar data del siglo XIV. Se trata de la Ermita de Santa Elena, construida en los restos de un antiguo templo del siglo a orillas del río Estebenea. En esta ermita, que actualmente es el Museo Oiasso, se pueden encontrar numerosas reliquias además de una necrópolis indígena.

Otra ermita que también vale la pena visitar es la de San Marcial, aunque solo se puede ver una vez al año el 30 de junio. Esta se encuentra en lo alto del monte homónimo. Se construyó en el siglo XIV en conmemoración de la victoria sobre los franceses en la batalla de 1522. Desde el templo se pueden apreciar unas vistas impresionantes, y además justo a su lado se encuentra un mirador en el que se ve la comarca del Bajo Bidasoa.

La iglesia de nuestra Señora de Juncal es otro lugar que no puede obviarse si se visita Irún. Uno de los puntos más importantes del Camino de Santiago en la zona, este edificio data del siglo XVI y es una amalgama de distintos estilos arquitectónicos, lo que le otorga un carácter único. Además, muy cerca se encuentran unas termas romanas que se pueden visitar.

Además de templos, Irún también cuenta con numerosos palacios que se pueden visitar. Es el caso del Palacio de Arbelaiz, que fue hogar de numerosos personajes históricos, como Catalina de Médici, Carlos IV y Felipe V. Asimismo, el palacio ha llegado tener colecciones de arte que incluían obras de pintores como van Dyck, Rembrandt, Murillo y Annibale Carracci.

También puede visitarse el Palacio de Urdanibia, un modelo de arquitectura renacentista del siglo XVI. Es una edificación típica del Antiguo Régimen debido a las construcciones a sus alrededores, como un molino y una ferrería. Todos estos fueron declarados Conjunto Monumental en el 2000.

Entorno Natural

Por último, algo que nunca le ha faltado al País Vasco es belleza natural. Esta comunidad autónoma tiene unos de los paisajes más impresionantes y únicos de la península. Concretamente, Irún, tiene mucha riqueza natural debido a su ubicación entre el mar y la montaña, por lo que se encuentra una mezcla de vegetación y animales muy interesante. Además, a 14 kilómetros de la ciudad está la Bahía de Txingudi, lugar en que el río Bidasoa desemboca en el mar Cantábrico.