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Don Felipe y Doña Letizia

Don Felipe y Doña Letizia hicieron parada en Jordania, durante su luna de miel

El sorprendente destino que eligieron Don Felipe y Doña Letizia para su larga luna de miel

De Cuenca a Fiji, dieron la vuelta al mundo en secreto y de incógnito como Mr&Mrs Smith. Trazamos su ruta en el 20 aniversario de su boda

El golpe de efecto llegó al día siguiente de la boda real, en Cuenca. Mientras toda España especulaba con el desconocido paradero de los recién casados, pues no se facilitaría ningún tipo de información sobre su luna de miel, los Príncipes de Asturias se dejaron ver en la Ciudad Encantada en medio de la sorpresa e incredulidad general. Pernoctaron en el Parador Nacional, el antiguo convento de San Pablo, en la ahora muy solicitada habitación 305. (Nueve años después de esa fecha, el Príncipe Felipe recibió en FITUR una réplica de esa llave de manos de la entonces presidenta de Paradores). La pareja cenó ese domingo en el Mesón Casas Colgadas, que hoy sigue existiendo en el mismo y magnífico emplazamiento si bien con una propuesta gastronómica mucho más vanguardista firmada por el chef Jesús Segura, quien se hizo cargo del emblemático espacio en 2022. Las instantáneas de los Príncipes en el puente de San Pablo, con la hoz del río Huécar y las casas colgantes, dieron la vuelta al mundo y han quedado como uno de los principales recuerdos gráficos del viaje.

Los Príncipes de Asturias, en Cuenca

Los Príncipes de Asturias, en Cuenca©KORPA

Se iniciaba así un inesperado periplo por distintos puntos de la geografía española, que los llevaría también a Albarracín, Zaragoza, Sos del Rey Católico (en cuyo Parador pernoctaron) Olite y San Sebastián. Unas jornadas en el que se mezclaron actividades de diferente carácter, como la visita a la Virgen del Pilar, paseos por plazas y calles emblemáticos, un almuerzo en Arzak, todavía hoy uno de los mejores restaurantes de España, o una visita a Chillida-Leku, un museo que el Rey Felipe ha visitado en días pasados con ocasión del centenario del artista vasco. En esta primera parte de su viaje de novios promovían el turismo nacional por lugares de interés histórico y cultural y saciaban la curiosidad natural de una pregunta inevitable en todas las bodas: ¿Dónde se van los novios de viaje?

Los entonces Príncipes de Asturias, en San Sebastián

Los entonces Príncipes de Asturias, en San Sebastián

Una luna de miel que iba a ser muy diferente de aquella que protagonizaron Don Juan Carlos y Sofía. De esa vuelta al mundo hay numerosos testimonios gráficos, principalmente con los mandatarios con los que se vieron durante el viaje. En Nepal, visitaron al rey Birhandra, en Tailandia fueron recibidos por los reyes Bhumibol y Sirikit; en Filipinas, por el presidente Macapagal; en Japón estuvieron con el príncipe Aki Hito y en Washington se entrevistaron con el presidente Kennedy. Nada de eso harían los Príncipes de Asturias, que además querían garantizarse una intimidad y privacidad de la que no pudo gozar su hermana mayor durante su luna de miel.

Aunque la Infanta Elena y Jaime de Marichalar viajaron en 1995 a las antípodas, fueron «cazados» por un conocido paparazzo español en Australia. Las fotos de los recién casados en bañador y bikini en una isla de Oceanía terminaron en las portadas de las revistas ¡Hola! y Lecturas. Trascendió, suponemos que para su disgusto, el nombre de algunos de los lujosos hoteles en los que se hospedaron, como el InterContinental de Sidney o el exclusivo resort Lizard Island, una de las pequeñas y paradisiacas islas de la Gran Barrera de Coral. Eso es justo lo que había que evitar a toda costa.

Jordania

Jordania

La última pista de los Príncipes de Asturias se perdió en Jordania, donde se sabía de antemano que acudirían a la boda del príncipe heredero con la princesa Noor en Aqaba. Tras los fastos, el 31 de mayo viajaron a Petra, donde fueron fotografiados por la numerosa prensa gráfica llegada de España que llevaba días esperándoles, lo que se ha interpretado con una deferencia a los medios de comunicación y una manera de emprender más tranquilos la parte privada del viaje de novios. A los pocos días, empezaron ciertos rumores y el Fiji Times publicó que la pareja se alojaba en el país, en un lujoso resort de una isla privada, Wakaya, si bien esta información nunca trascendió en España.

LOS PRINCIPES DE ASTURIAS DON FELIPE DE BORBON Y DOÑA LETIZIA ORTIZ VISITAN LA CIUDAD PERDIDA DE PETRA DURANTE SU LUNA DE MIEL
AC / PP / JJS / © KORPA
31/05/04 
PETRA, JORDANIA

Los Príncipes de Asturias, en Petra, durante su luna de mielGTRES

Ocho años después del viaje, en agosto de 2012, en una amplia exclusiva publicada en ¡Hola! y realizada en Fiji, Alessandro Lequio, en romántico viaje con su mujer María Palacios, sorprendió a propios y extraños con la siguiente declaración: «Aquí, en Wakaya, fue donde los Príncipes de Asturias estuvieron de viaje de novios. Y ahora entendemos perfectamente por qué lo hicieron. Es un sitio tan perfecto y tan discreto que no imaginamos uno mejor». Se supo así que los Príncipes habían estado en esta isla y gracias al amplio despliegue del matrimonio Lequio posando en bañador en diferentes rincones se vio el tipo de isla paradisiaca y super exclusiva en la que habían estado los Príncipes de Asturias: lujosas cabañas de aspecto rústico frente a playas de arena blanca, arrecifes, vegetación exuberante, staff local vestido a modo tradicional de Fiyi... Un micro paraíso de 130 hectáreas y tan solo 10 bungalows, refugio de VIP, principalmente de Estados Unidos, como Bill Gates, Russell Crowe, Nicole Kidman, prototipo de isla privada en medio de ninguna parte, concebido como paraíso discreto que dejaba de serlo gracias a la exclusiva de Lequio.

En 2022, el diario británico The Telegrah publica algunos detalles más de este viaje que, según este medio, fue el regalo de bodas del Rey Juan Carlos y Josep Cusí y que, según la edición inglesa de Vanity Fair, fue organizado por Corinna zu Sayn. De acuerdo con el mencionado diario inglés, los príncipes viajaron a Camboya, Fiji, Samoa, California y México. También citaba algunos hoteles y resorts concretos, como el Raffles Le Royal, en Phon Penh, y el Sheraton Denarau y el ya mencionado Wakaya en Fiji, lugares donde se alojaron bajo el «poco imaginativo pseudónimo» de Mr&Mrs Smith.

Fiyi

Fiyi

Mientras en estos 20 años, destinos como el Caribe, Indonesia o Maldivas se han desarrollado de forma considerable, Fiyi sigue conservando su extraordinario cartel de paraíso remoto y prístino. «Sigue siendo un destino poco frecuente para los viajeros españoles. Nuestros clientes en viajes de novios suelen combinarlos con Australia o Nueva Zelanda. Sigue siendo un lujo muy rústico, muy auténtico, bastante inaccesible», señala a El Debate Nuria García, socia de Descubre Viajes, agencia de referencia en viajes de lujo de larga distancia. Todavía es necesario un mínimo de 20 horas de viaje en avión para llegar desde España, aunque ahora hay conexiones desde Singapur a Nadi, puerta de entrada a Fiyi, donde aterrizaron en 2004 los Príncipes de Asturias para coger la avioneta que les trasladó a Wayaka, que sigue prácticamente igual que cuando ellos se alojaron.

Al menos, en esa parte visible de idílica isla de Pacífico sur que, sin embargo, encierra una terrorífica cara B que seguramente ignoran los Reyes de España y la mayoría de las felices parejas que sigue acogiendo el considerado uno de los mejores resorts de la región. La isla fue adquirida en los años 90 por el empresario canadiense David Gilmour, quien pasaba en ella largas temporadas y desde allí lanzó la exitosa y exclusiva marca Fiji Water.

Fiyi

Complejo en Fiji

En agosto de 2016, la isla cambia de manos y es comprada por una de las herederas del imperio de bebidas Seagram, Clare Bronfman, con el objetivo de que sirviera de idílico retiro para la cúpula de una empresa de la que ella era parte integrante y principal financiadora, Nxivm. Hasta este rincón de Oceanía se desplazaron en diversas ocasiones los responsables de Nxivm en el avión privado de su propietaria. La exitosa organización de coaching y ayuda para desarrollo personal y profesional creada en Nueva York encerraba en realidad en su interior una espeluznante secta de extorsión, violencia y esclavitud sexual dirigida por su fundador, Keith Raniere, quien fue condenado en octubre de 2020 a 120 años de cárcel por sus prácticas delictivas.

Brofnman, la joven multimillonaria todavía hoy propietaria de la idílica Wayaka, también cumple condena en otra prisión federal de Estados Unidos por este terrible caso lleno de prácticas aberrantes y fortunas despilfarradas. Una de esas historias terribles difíciles de entender, de quien, teniendo todo, hasta un trocito de prístino paraíso, bajó al peor de los infiernos. Una historia que todavía conmociona a la opinión pública, que es mejor para olvidar pensando en la belleza de las Casas Colgantes de Cuenca o en la de los arrecifes de coral de Fiyi.

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