Curro se va al Índico: así es la nueva isla adonde viaja el españolito medio

Una campaña que marcó una época, uno de esos contados éxitos en los que la publicidad terminó alimentando la cultura popular. «¿Dónde está Curro?». Para asombro de todos, incluido el rico propietario de su empresa, Curro, el currito de la oficina, se había ido de vacaciones nada menos que al Caribe, un destino que hace 25 años parecía reservado a las elites viajeras de alto poder adquisitivo. Su imagen con las gafas y el tubo de bucear y su amplia sonrisa superpuesta sobre la foto de una playa paradisiaca ha quedado en la memoria de toda una generación de españoles. Se convertía así en un referente en publicidad de destinos turísticos, al tiempo que catapultaba a Halcón Viajes y hacía que miles de españoles cruzaran por primera vez el charco en busca de sol y playa. La exitosa campaña de la agencia Tapsa insistía en un concepto inédito: un viaje de ensueño por un precio asequible (59.900 pesetas). No empleaba el verbo disfrutar, sino «presumir de un destino de lujo». Y eso que entonces no había redes sociales.

Un cuarto de siglo después, el Caribe es casi tan popular como Canarias y en la mayoría de los casos más barato que Ibiza o Menorca. A nadie le impresiona ya que el vecino de escalera, el cuñado y hasta los sobrinos que se gradúan vayan a pasar una semana a un destino caribeño, especialmente los más económicos de la región, como República Dominicana o México. Numerosos vuelos chárter, paquetes todo incluido, macro desarrollos hoteleros han abaratado considerablemente aquel paraíso del que presumía Curro, en el que además se hablaba español.

Pero ha pasado un cuarto de siglo y los nuevos Curros miran hacia Oriente si quieren presumir de vacaciones paradisiacas entre sus compañeros de trabajo. La mejora de la conectividad y la enorme competencia entre aerolíneas con base en el Golfo Pérsico, han disminuido considerablemente el coste de destinos lejanos a este lado del mundo. En este tiempo, los españoles han mejorado en idiomas, han ganado en soltura viajera y los más jóvenes se decantan por destinos exóticos donde, además, hay ahora grandes posibilidades de alojamiento a tiro de clic (Airb&b llega a todas partes) y florecen lujosos desarrollos hoteleros más asequibles, pensados para el turismo familiar vacacional y de pareja.

El caso paradigmático de este nuevo ideal de presumir de destino de lujo sin arruinarse es Isla Mauricio, uno de los parajes más interesantes del Índico. Una isla del tamaño de la provincia más pequeña de España, Guipúzcoa, pero con 165 kilómetros de playas blancas, de cristalinas y tranquilas aguas gracias al arrecife de coral que prácticamente rodea su perímetro. Un pequeño paraíso de naturaleza exuberante y bien conservada en medio del océano, a 900 km de Madagascar y a casi 4.000 de la India. Un paisaje de volcanes, riscos y plantas exóticas, de clima tropical, asociado tradicionalmente a viajes de novios de alta gama, muy ligado al turismo de lujo y a las escapadas discretas libres de paparazzi de celebridades, desde los asiduos Grimaldi a Penélope Cruz y que según la revista Paris Match también disfrutó Felipe VI siendo príncipe.

Sin perder esos rincones de privacidad y exclusividad, con hoteles como Shangri-La y Royal Palm, los dos más lujosos de la isla, donde una noche puede sobrepasar el salario medio, la novedad es que también Curro puede disfrutar de este paraíso de playas de postal, una asombrosa variedad de paisajes y alojamientos de gran calidad sin arruinarse. Al contrario que otros destinos igualmente exóticos de África Oriental como Madagascar, Zanzíbar o Seychelles, Mauricio ofrece la ventaja de disponer de vuelos directos desde Madrid y viajes organizados a un precio más que razonable. Hasta finales de septiembre, aprovechando la temporada baja, Iberojet ofrece conexión directa entre Madrid e Isla Mauricio todos los lunes en vuelos nocturnos directos sin escalas. Travelplan y otros operadores comercializan fórmulas de avión más hotel y en portales como Lastminute se pueden encontrar paquetes similares por 1.335 euros para viajes de 8 días en hoteles de cuatro estrellas en régimen de media pensión con vuelos y traslados incluidos. Tras concluir la temporada en septiembre, la conexión directa con Iberojet volverá a estar operativa el próximo mes de junio.

Tal vez la opción más interesante y genuina de alojamiento en la mayor de las Islas Mascareñas hay que buscarla en las empresas hoteleras mauricianas, como SunLife. La hospitalidad mauriciana goza de buena reputación y es reflejo de una tierra conocida por la sonrisa de sus habitantes criollos y por la convivialidad de las razas, culturas y religiones que pueblan Isla Mauricio. Los portugueses fueron los primeros en asentarse, luego llegarían holandeses, franceses e ingleses a este lugar que ya habían conocido los árabes y que siempre ha sido cruce de culturas y punto estratégico en las rutas entre Europa, África y el Lejano Oriente. En una isla del tamaño de Tenerife conviven 87 religiones y 33 dialectos diferentes, así como personas llegadas de la India, China, África continental y Europa. Los hoteles de la mauriciana SunLife reflejan bien el talante de la isla y este rico crisol y tienen la ventaja de disponer de propiedades en ambas costas, lo que permite conocer parajes diferencias en orografía y clima. LongBeach se encuentra junto a 'La isla de los ciervos', uno de los lugares más exclusivos de la isla mientras que las playas de Sugar Beach y La Pirogue tienen vistas a la inconfundible silueta de Le Morne Brabant, un montículo declarado Patrimonio Mundial de la Unesco en 2008.

Además de disfrutar en modo dolce far niente de sus magníficas playas, su orografía permite actividades como el senderismo y hasta la escalada. Hay volcanes y tirolinas gigantes sobre sedimentos de siete colores, fondos marinos que explorar, mezquitas y templos consagrados a Shiva que visitar y coloridos mercadillos en los que regatear. El Jardín Botánico de Pamplemousses es un auténtico oasis tropical, es el tercer jardín botánico más grande del mundo y es célebre por sus nenúfares gigantes. El Museo de Historia Natural, por su parte, acoge el esqueleto más completo del extinto dodo. El dodo es todo un símbolo nacional que ha inspirado a escritores de distintas épocas, desde Lewis Carroll a JC Rolling, sirve de sello del pasaporte y se utiliza en toda clase de souvenirs de compra casi obligada. Después de 350 años extinto, el dodo podría regresar a la vida en 2027 gracias a una empresa de investigación genética de EE.UU. que pretende traer a la vida especies extintas por la presión humana. Curro se va al Índico, pero los más ricos entre los ricos, naturalmente, siguen marcando distancias. En un futuro tendrán mascotas de animales que se extinguieron.