Cambio de hora 2022
¿El cambio de hora nos hace más felices? Esto opinan los expertos
El fotobiólogo y profesor de la Universidad San Pablo CEU David Baeza explica las repercusiones del cambio de hora en nuestra salud y estado de ánimo
En la noche del sábado al domingo volveremos a experimentar un nuevo cambio de hora. A las 2:00 serán las 3:00 y con ello entraremos oficialmente en el horario de verano, el preferido para muchos por alargar las horas de luz durante el día. Pero ¿es verdad que este horario nos hace más felices? ¿Qué implicaciones tiene en nuestra salud y estado de ánimo?
Para el fotobiólogo y profesor de la Universidad San Pablo CEU David Baeza, «la cuestión no es solo tener más o menos horas de luz, sino el momento, la cantidad y composición de la luz que recibimos a lo largo del día». Es decir, por resumirlo de forma breve: la clave no está en cuántas horas de sol tenemos, sino en el uso que hacemos de esa luz a lo largo del día.
Más horas de sol al día
«Si recibimos poca luz por la mañana, comenzaremos el día con nuestro organismo no preparado para las actividades físicas o cognitivas que le exigimos», explica Baeza, defensor de la necesidad de recibir mucha luz por la mañana para realizar lo que se conoce como reseteo circadiano. «Además, si por la tarde recibimos mucha luz, se retrasará el momento del descanso, al demorarse el mecanismo de generación de melatonina que de manera automática comienza en nuestro organismo aproximadamente a las 20:00, lo cual nos puede producir alteraciones en el sueño».
De acuerdo con esto, cuando llegue el horario de verano, lo que hay que intentar es adaptar nuestras rutinas a esas nuevas horas de luz en base a dos premisas: recibir una buena cantidad de luz natural por las mañanas y reducir la exposición a la luz a partir de las ocho.
Incremento de la vitamina D
Pero ¿es verdad que el horario de verano mejora nuestra salud y estado de ánimo? Todo apunta a que sí, aunque la respuesta más correcta sería «depende».
«La luz es un potente estímulo para la regulación circadiana, hormonal y de los sistemas de comportamiento», explica Baeza, quien también opina que no solemos recibir la luz suficiente durante la mañana. «Al estar la mayor parte del día en interiores pobremente iluminados, la cantidad de luz que recibimos no se corresponde con la que debemos recibir para que nuestros relojes internos funcionen correctamente. Esto es especialmente significativo durante las estaciones de otoño e invierno».
«La luz absorbida a través de nuestra piel y de nuestros ojos cuando comienza la primavera tiene unos efectos positivos que, en gran parte, ya conocemos y hacen que nos sintamos bien». Todo esto, sumado a lo que ya sabemos sobre el incremento de vitamina D al estar más expuestos al sol, constituye una oportunidad innegable para mejorar nuestra salud y nuestro estado de ánimo.
Horario de verano o de invierno: ¿cuál es mejor?
Dicho lo cual, de poco sirve el horario de verano si no adaptamos nuestra actividad a esa nueva distribución de las horas de luz. Un ejemplo prototípico es el de la gente que trabaja por las noches: no importa las horas de sol que tengamos si nuestras rutinas no se adaptan a ellas.
«Los horarios de actividad educativa y laboral han de ir lo más acompasados posible a los ciclos naturales circadianos de luz y oscuridad», resume Baeza, que prefiere no pronunciarse sobre qué horario convendría a España en caso de renunciar definitivamente a los cambios de hora, como se lleva debatiendo en Europa desde hace años.
«No creo que se pueda recomendar un horario para toda España», resume. «Por un lado, el número de horas de luz en el norte es muy diferente al del centro o el sur de España. Yo suelo comentar a mis alumnos que piensen en una línea imaginaria que divida España en dos mitades horizontalmente a la altura de Madrid. Es la forma más sencilla de crear dos zonas de diferencia horaria. La receta es sencilla, las personas han de intentar comenzar la mañana con la mayor cantidad de luz posible donde vivan en cada estación del año», concluye Baeza.