Alimentación
¿Ha empeorado la dieta de las familias por la inflación?
Los precios que más han subido son los de los productos más básicos: lácteos, carnes, pescados, verduras y frutas frescas
A Pablo Sánchez Carmenado y a su familia, su mujer y sus cinco hijos, les ha subido el precio de la compra un 32 %. No es una estimación ni una aproximación: ellos mismos lo han calculado. Como tantas otras familias en España, se han dado cuenta de que ya hay cosas que no pueden seguir comprando, «porque por algún lado hay que recortar», dice Pablo. Para la familia Sánchez, estos productos son lo que antes eran sus caprichos: yogures, bebidas lácteas, natillas, galletas, zumo de naranja en el desayuno...
«Antes comíamos tres o cuatro piezas de fruta al día, ahora lo limitamos a una», dice. Los productos frescos, como las frutas y las verduras, las carnes y los pescados, son donde más se ha notado la subida. Según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), los alimentos en los que más se ha notado la inflación son exactamente estos, pero a la lista hay que sumar también las legumbres, los huevos y los productos lácteos. Por eso, en casa de Pablo el único lácteo que se toma ahora es la leche del desayuno.
La OCU ha comprobado también que la subida de este 2022 ha sido la más alta en 34 años, con un incremento en el precio superior al 15 % en la mayoría de productos que se suben a la cesta de la compra de los hogares. Y de seguir así, la organización calcula que el gasto medio de las familias en alimentación podría ser en 2022 unos 830 euros más que en años anteriores.
¿Ha provocado esto que las familias coman peor, que se decanten por lo que es más barato, como los procesados, en vez de por lo que es saludable? Sandrine da Cunha, del departamento de Salud de la Cruz Roja, explica que ya antes de la subida de la inflación lo normal en las familias, no en todas, era una dieta desequilibrada, más ricas en hidratos de carbono, en grasas y azúcares, que ahora no ha mejorado.
«Generalmente, hay muchos productos procesados que son más económicos que los frescos, pero también sabemos lo perjudiciales que son», afirma da Cunha. La opción estrella de la experta es consumir de temporada, algo que ya hacen los Sánchez Carmenado y que les permite ahorrar, por lo menos algo, en su compra del mes.
Otra opción que da Cunha, más económica que lo fresco, podría ser buscar en el supermercado verduras cocidas y conservadas en su agua, legumbres en conserva o frutas que se mantienen en su jugo. Según ella misma cuenta, comer sano no es caro: «Es toda una cuestión de elegir y entender el concepto de una alimentación saludable».
Comer bien y equilibrado no es, explica la experta, ingerir en todas las comidas carne y pescado (que son lo que más se encarece con la inflación), sino incluir más legumbres, frutas y verduras de temporalidad y organizarse los menús y planificarse las comidas para evitar desperdicios.
Si se le preguntase a Pablo si cree que en su casa ahora se come peor, diría: «No, comemos más adecuadamente a lo que necesitamos». Se han dado cuenta de que antes ingerían demasiado y que, en realidad, con un plato en la cena en vez de dos, van de sobra.