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Un niño colorea el día del inicio del cursoEuropa Press

Involucrar a los niños en los preparativos del curso escolar mejora su adaptación a la rutina

Las rutinas también son una parte importante en la adaptación. Los niños se sienten seguros y tranquilos cuando saben qué esperar

Implicar a los niños en los preparativos del curso escolar, como la compra de libros o la preparación del uniforme, mejora la adaptación a la rutina, según ha señalado la pediatra del Hospital Universitario Hospiten Rambla, Victoria García. En este sentido, ha destacado que «validar las emociones de los niños se vuelve clave» en este periodo de adaptación. Por ello, recomienda tratarlos con empatía y evitar frases que no vayan en consonancia con su proceso.

Este periodo de transición puede llegar a generar ansiedad a los niños «a causa de la separación de sus familias y la readaptación a las exigencias académicas», ha explicado la psicóloga de BluaU de Sanitas, Laura Almudena Zapardiel.

La psicóloga ha asegurado que, en muchos casos, «este estrés es temporal y tiende a disminuir a medida que nos aclimatamos nuevamente a las responsabilidades habituales», aunque habrá algunos niños que necesiten una ayuda adicional.

Para conseguir que la vuelta a la normalidad sea más sencilla, la psicóloga ha recomendado mantener una comunicación abierta, con la que se responda a las preguntas y preocupaciones de los niños sobre la vuelta a la rutina y explicarles lo que pueden esperar de esta etapa.

Además, es aconsejable fomentar la positividad y destacar los aspectos positivos como reencontrarse con amigos, aprender cosas nuevas en la escuela o participar en actividades que disfrutan.

Las rutinas también son una parte importante en la adaptación. Los niños se sienten seguros y tranquilos cuando saben qué esperar. Para ello, se deben incluir momentos para la tarea, el juego, el tiempo en familia y el tiempo libre les ayudará a adaptarse más fácilmente a la nueva rutina.

Para Zapardiel es aconsejable crear espacios de descanso y diversión. El juego y la relajación son esenciales para el bienestar de los niños, de ahí que sea positivo proponer actividades creativas, al aire libre y momentos de relajación para equilibrar el tiempo dedicado a las responsabilidades.

En el caso de los niños con más apego, García ha aconsejado utilizar un objeto o un símbolo de conexión, como por ejemplo, dejar a los niños una pulsera, muñeco o detalle que les recuerde a sus padres y les haga sentir que están con ellos.

Problemas visuales

Pero no solo el estrés puede ser un contratiempo de cara a la vuelta al colegio, también los problemas visuales pueden aparecer en el inicio del curso. Durante la etapa infantial pueden surgir los defectos de refracción, como la miopía, el astigmatismo y la hipermetropía, han informando los oftalmólogos de Clínica Baviera.

En este sentido, recuerdan que es importante detectar estos problemas de forma precoz para evitar alteraciones adicionales. También se aconseja detectar a tiempo una ambliopía u ojo vago, un estrabismo o desviación de los ojos y cualquier otra alteración como posiciones anómalas de la cabeza secundarias a problemas oculares, como por ejemplo los nistagmos.

«La agudeza visual va mejorando desde el primer mes de vida y se acaba completando hasta llegar al 100 por cien en torno a los 6-7 años. Por eso hasta los 7 u 8 años consideramos que es una etapa crucial para lograr un completo desarrollo visual puesto que después, al disminuir la plasticidad cerebral, es más complicado conseguirlo», ha subrayado la la especialista en Oftalmología Pediátrica y Estrabismo de Clínica Baviera, doctora Pilar Merino.

Por todo ello, resulta fundamental hacer un seguimiento al menor que permita un diagnóstico precoz de cualquier anomalía que pueda impedir un desarrollo visual normal, puesto que si no se detectan a tiempo pueden dejar secuelas y generar un bajo rendimiento escolar.

«Para diagnosticar estos problemas oftalmológicos en los niños es necesario que los padres sean conscientes de la necesidad de realizar una serie de revisiones con su médico especializado en oftalmología pediátrica», ha finalizado Merino.