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23 de septiembre de 2024

Pelea entre adolescentes

Pelea entre adolescentes

¿Por qué ha aumentado el índice de agresiones entre adolescentes?

Durante 2022 fueron inscritos 14.026 menores condenados (de 14 a 17 años), lo que supuso un ligero aumento del 3,2 % respecto al año anterior

En los últimos años se ha experimentado un aumento considerable en el índice de violencia entre adolescentes. Esto puede deberse a diferentes motivos, ya sean psicológicos, educativos o sociales que provocan un aumento de los impulsos.

Durante 2022 fueron inscritos 14.026 menores condenados (de 14 a 17 años), lo que supuso un ligero aumento del 3,2 % respecto al año anterior, según indica Delia Rodríguez, abogada en el despacho Vestalia Asociados, basándose en un reciente informe del INE (septiembre 2023). El 80,1 % de los menores condenados eran varones y el 19,9 % mujeres. El número de varones inscritos aumentó un 2,0 % y el de mujeres un 8,2 %.

Cabe destacar, en cuanto a los delitos sexuales cometidos por menores, que el año pasado fueron condenados un total 501 jóvenes de entre 14 y 17 años, un 14,1 % más que en 2021, según la Estadística de Condenados publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

¿Por qué ocurre esto?

En la adolescencia se produce un cambio radical en la personalidad, debido a su desarrollo hormonal. En el caso de los chicos, la testosterona puede provocar respuestas agresivas ante diferentes conflictos. En las chicas, se experimentan otros cambios que tienden más hacia la sororidad, un sentimiento de formar una tribu.

Otro factor clave es el entorno. Según cuenta la doctora en Psicología Laura Tiraboschi: «Si un adolescente crece en un entorno donde la violencia está normalizada, ellos lo toman como algo natural y, por tanto, la aplicarán».

Las redes sociales también forman parte de ese conjunto de factores que puede alterar la conducta de los adolescentes. Cada vez más, están acostumbrados a la inmediatez, a no tener que esperar para recibir un estímulo. En la vida real ocurren situaciones donde no hay tal inmediatez, lo cual lleva a la frustración.

«No toda la culpa es de las redes sociales. Los padres tienen una responsabilidad básica en enseñar la no violencia», dice la especialista. Los padres son los principales protagonistas a la hora de reconducir la conducta de los adolescentes. A la mínima que aparezcan síntomas de cierto descontrol, hay que enseñarles a controlar esos impulsos.

No es lo mismo un niño que crece en un entorno sin violencia que en las favelas de RíoLaura TiraboschiDoctora en Psicología

«La autoridad de los padres no necesariamente se ha perdido por completo, pero sí ha evolucionado y ha cambiado», expresa Rebeca Gómez, psicóloga en el Instituto Europeo de Psicología Positiva (IEPP). Esto se debe al aumento de la exposición de los jóvenes a diversas influencias, lo que cambia claramente la dinámica de poder en el hogar.

De todas formas, para los padres que puedan estar preocupados, hay cursos que los orientan con técnicas prácticas para que aprendan a detectar y potenciar los puntos fuertes de sus hijos.

Consecuencias de ejercer la violencia

Se pueden contemplar penas como el internamiento en régimen cerrado, semiabierto, abierto y terapéutico. Asimismo, el artículo 7 de la Ley Orgánica 5/2000, de 12 de enero, recoge la posibilidad de acordar el tratamiento ambulatorio.

«La norma incluye otras medidas como la asistencia a un centro de día, libertad vigilada, sanciones que llevan aparejadas una serie de obligaciones encaminada a asegurar su cumplimiento y evitar la reincidencia del menor», según cuenta Delia Rodríguez, abogada en el despacho Vestalia.

Además de estas consecuencias, a los mayores de 14 años se les puede imponer la prohibición de aproximarse o comunicarse con sus familiares u otras personas que determine el Juez. Esta medida impedirá al menor acercarse a ellos, en cualquier lugar donde se encuentren.

Siempre hay una solución

«Las organizaciones comunitarias tienen un papel esencial en la prevención de la violencia entre adolescentes. Están para cubrir las necesidades y para ayudarles cuando lo necesitan», dice Joanaina Barceló, educadora social.

Muchas organizaciones ofrecen talleres sobre habilidades sociales, resolución de conflictos y autoestima. Estos talleres enseñan a los jóvenes a manejar sus emociones, a comunicarse de manera efectiva y a resolver situaciones sin recurrir a la violencia.

Los consejos de la educadora social

  • Educación integral desde temprana edad: no esperemos a que los problemas surjan para actuar. La educación preventiva desde la infancia es esencial.
  • Buen uso de las tecnologías: vivimos en la era digital, y es inevitable que los adolescentes estén inmersos en ella. Pero es esencial enseñarles a usar estas herramientas de manera segura y también a los padres y madres de estas nuevas generaciones, ya que no disponemos de modelos anteriores, y tenemos falta de referencias.
  • Fomentar relaciones saludables: una relación, ya sea de amistad o de pareja, debe basarse en el respeto, la confianza y la comunicación. Es vital hablar con los jóvenes sobre las señales de alerta de una relación tóxica y brindarles herramientas para salir de situaciones perjudiciales.
  • Desarrollo de habilidades socioemocionales: la gestión emocional, la resolución de conflictos, la empatía y las habilidades sociales en ocasiones no son innatas; pero se aprenden. Las escuelas y las familias deben trabajar conjuntamente en desarrollar estas habilidades en los jóvenes.
  • Combatir la homofobia y la violencia de género: debemos enseñar a los jóvenes a valorar y respetar las diferencias y combatir activamente cualquier forma de discriminación.
  • Involucrar a toda la comunidad: no es solo tarea de las escuelas y las familias. La cohesión y la colaboración comunitaria pueden marcar una diferencia significativa.
  • Promover el diálogo abierto: la comunicación es clave. Los adolescentes deben sentir que tienen un espacio seguro para hablar sobre sus preocupaciones, miedos y experiencias. Ya sea en casa, en la escuela o en la comunidad, es esencial que se sientan escuchados y apoyados.
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