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04 de julio de 2024

Cami y Adel son una de las familias ayudadas por la fundación A+Familias

Cami y Adel son una de las familias ayudadas por la fundación A+FamiliasThorun Piñeiro

Asociación A+Familias  La ola de solidaridad en la pandemia gracias a la que ya se ha ayudado a más de 2.000 familias

La característica común a todas las familias que acuden a A+Familias es que la protagonista suele ser la mujer con menores a cargo

Cami y Adel (nombres ficticios elegidos por los protagonistas de esta historia, que prefieren mantener su anonimato) llegaron a España en septiembre de 2023. Ella es de Ecuador y él, de Libia, aunque vivía en Italia como asilado. Es temporero de la fruta y ella, en su país natal, es dentista, pero aquí ninguno de los dos puede trabajar. Todavía no han regularizado su situación.

En realidad, su relato se remonta a tiempos de pandemia y confinamiento. Adel y Cami comenzaron su relación a distancia. Se conocieron a través de internet y cuando las fronteras reabrieron decidieron quedar en Bélgica para desvirtualizarse. Desde allí, buscaron un nuevo destino donde asentarse y eligieron España donde ambos veían una oportunidad de futuro. La pareja tiene un bebé de apenas unos meses y están pensando en casarse. «Es lo que nos falta», dice Cami.

Un supuesto abogado les pidió 500 euros para conseguirles una cita para solicitar el asilo en España. La pareja lo pagó sin saber que ese encuentro no se produciría nunca y que no llegarían a recuperar su dinero, ahora en manos de una mafia que se aprovecha del desconocimiento para lucrarse. Ahora vive en un piso compartido con otras cinco personas en Carabanchel, por el que pagan 300 euros al mes.

La pareja en la sede de A+Familias

La pareja en la sede de A+FamiliasThorun Piñeiro

Con esta mochila a sus espaldas han llegado hasta las oficinas de A+Familias, una asociación fundada en 2020 que ya ha atendido a más de 2.655 familias en Madrid y que ha extendido su actividad a Valencia. La coordinadora del área social, Kath Murillo, cuenta que les han elegido para su programa por tratarse de una familia intercultural. «Todas las dificultades estructurales que han tenido en estos seis meses no les permiten salir adelante. Él ha tenido que volver a Italia y ella quedarse aquí para arreglar sus papeles», explica la coordinadora.

El primer contacto que familias como la de Cami y Adel tienen con la fundación se hace a través de las ayudas materiales. Es el gancho, pero está complementado con ayuda y acompañamiento psicológico, cursos legales o de competencias de ofimática para poder hacer un currículo y subirlo a las plataformas de empleo en línea. En los primeros doce meses, las familias que acuden a A+Familias reciben una tarjeta monedero que pueden emplear para alimentos y bienes de primera necesidad en los supermercados, gracias a su convenio con Carrefour y La Caixa y con la aplicación Encantado de Comerte.

Cuenta Vir Ropero, trabajadora social de la organización, que el perfil de la mayoría de las familias que acuden a ellos son inmigrantes y casi todas de Hispanoamérica. La característica común a todas ellas es que la protagonista suele ser la mujer con menores a cargo. Ella es la que viaja primero y una vez asentados, viene el marido. Antes de ponerse bajo el paraguas de A+Familias les piden que agoten primero la vía pública.

Vir Ropero, trabajadora social de la fundación

Vir Ropero, trabajadora social de la fundaciónThorun Piñeiro

El programa de ayuda material dura un año, según explica la trabajadora social, porque tienen «la ilusión de que en doce meses las personas consigan transformar un poco su vida y no depender de las instituciones». En este registro tienen ahora unas doscientas familias, pero en su histórico superan las dos mil.

En los tres años de historia de A+Familias ha habido muchos cambios. Todo comenzó en 2020, cuando Javier Dias de la Fuente, director de la fundación, vivía en una comunidad jesuita en el barrio madrileño de La Ventilla. En la que ya le parecía otra vida, había tenido varios trabajos en banca privada, había fundado la asociación bocatas (conocida por repartir comida a personas sin hogar) y otras asociaciones en el ámbito social. En 2011 lo dejó todo después de un proceso de discernimiento largo y entró en la Compañía de Jesús, de la que acabaría saliendo en 2020.

«Todos estábamos metidos en casa, en mi caso con otras 17 personas, en un barrio de inmigración complicado», recuerda Dias de la Fuente. Su mente social no descansaba pensando en cómo lo estarían pasando las familias más vulnerables y se unió a un grupo de personas para lanzar un crowdfunding gracias al que levantaron 188.000 euros en apenas 12 horas. Este es el germen de A+Familias, una pequeña ola de solidaridad (de las muchas que hubo) durante la pandemia gracias a la que ya se ha ayudado a más de 2000 familias.

Javier Dias de la Fuente, fundador y director de A+Familias

Javier Dias de la Fuente, fundador y director de A+FamiliasThorun Piñeiro

Los siguientes años han sobrevivido gracias a lo que en el mundo empresarial se llama un business angel, un inversor privado que donó más de 100.000 euros al proyecto de Javier Dias de la Fuente, a quien otra persona puso en común en una cena. En noviembre de 2022 recibieron 30.000 euros como parte del proyecto Bvalue, de la fundación Banco Sabadell, una aceleradora de startups sociales, además de haberles dado formación durante meses en sostenibilidad financiera y económica. Además, han contado de la ayuda de empresas, socios de la entidad, voluntarios que han apostado y confiado en su labor.

No podían utilizar este dinero para otra cosa que no fuese transformarse en fundación. Así, el 2024 ha comenzado para A+Familias con un equipo de once personas, una expansión a Valencia y el paso definitivo para su consolidación y su crecimiento por todo el territorio nacional.

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