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Un niño pequeño se alivia del calor en una piscina

Un niño pequeño se alivia del calor en una piscinaPxhere

Seis mitos a revertir para reducir la mortalidad por ahogamiento de niños, desvelados por pediatras

Los ahogamientos representan en España la segunda causa de fallecimiento accidental en menores de 14 años. En 2023 se cobraron casi una treintena de vidas en esta franja de edad. Pero los más pequeños no son los únicos que se ahogan. Según informa la Asociación Española de Pediatría, se registran dos picos de incidencia de ahogamientos, el de los niños por debajo de 4 años y el de los adolescentes, normalmente varones (que duplican el índice de mortalidad de las niñas).

Los incidentes de los primeros suelen producirse en agua dulce, especialmente en piscinas particulares, mientras que los segundos tienden a sufrir este tipo de accidentes en el mar, canales, ríos y lagos, asociándose el alcohol y las drogas como causas desencadenantes. Al estar estos ahogamientos relacionados con actividades de ocio se producen principalmente en verano y durante los fines de semana. Y por franja horaria, la mayor cifra de ahogamientos se registra entre las 16 y 18 horas de la tarde.

Los bulos más comunes sobre el ahogamiento

  • Atención a la bandera roja.

A través de las redes sociales se ha extendido la idea de que la bandera roja no afecta a los deportistas, ya que para el desarrollo de su actividad necesitan unas condiciones en las que haya olas y/o viento que en muchas playas indican el izado de esta bandera. Tener un alto conocimiento de un deporte náutico, practicar surf, ser nadador de aguas abiertas o cualquier modalidad acuática no exime del cumplimiento de las normativas y no implica inmunidad ante los incidentes acuáticos. A mayor práctica, más exposición y, por tanto, mayor riesgo.

  • Los manguitos y flotadores previenen el ahogamiento.

Para la prevención del ahogamiento, existen diversos accesorios de flotación (colchonetas hinchables, flotadores con forma de aro, manguitos, etc.) frecuentemente usados por niños con escasas habilidades acuáticas. Estos dispositivos por sí solos no previenen el ahogamiento, ya que no garantizan que las vías respiratorias queden fuera del agua en todo momento. Su uso como medida preventiva exclusiva puede generar una falsa sensación de seguridad en bañistas y confianza en los cuidadores, disminuyendo así su atención y vigilancia. El único material efectivo y recomendado para la flotación de los bañistas es el chaleco salvavidas, que debe usarse siempre que se navegue en un bote, tabla de pádel surf o se esté en cualquier superficie sobre agua. Se recomienda también como medida preventiva para los niños que estén en cualquier entorno acuático (arenales, ríos, pantanos).

  • La persona que se ahoga no pide ayuda.

Una persona que se ahoga frecuentemente lo hace en silencio, no grita y no pide ayuda, trata de sacar la cabeza y concentra todos sus esfuerzos en respirar. Se ha observado que en el proceso de ahogamiento pueden transcurrir desde unos pocos segundos a pocos minutos; la víctima puede desaparecer de la superficie del agua en unos 90 segundos, por lo que reconocer esta situación es un reto para socorristas y bañistas, ya que incluso se puede confundir con actividades lúdicas.

  • Ante un ahogamiento hay que lanzarse a socorrer.

La actuación ante un ahogamiento debería ser inmediata, alertando a los servicios de socorro y, si es posible, acercando o lanzando un objeto flotante al que la víctima pueda agarrarse o al menos que pueda mantenerse a flote hasta la llegada de ayuda especializada. Los expertos y gestores de riesgo deben hacer un esfuerzo especial para transmitir a los testigos de un ahogamiento que no intenten un rescate entrando en el agua y ubicar en lugares públicos material de flotación que puedan ser lanzados por la población en caso de urgencia. Cualquier intento de rescate dentro del agua puede comprometer la vida también del primer interviniente añadiendo un nuevo incidente.

  • Colocar la víctima ahogada boca abajo para vaciar el agua de los pulmones.

Existe la creencia histórica de que, para poder reanimar a un ahogado, en algún momento debería vaciarse el agua de sus pulmones. Estas maniobras, además de ser inútiles, suponen una pérdida del tiempo esencial para revertir la hipoxia de la víctima. Actualmente se recomienda para las personas ahogadas que no respiran aplicar el protocolo de RCP con ventilaciones y compresiones torácicas.

  • Bañarse después de comer.

El concepto de corte de digestión es en realidad un mito muy arraigado y extendido, dicen los pediatras españoles. Tradicionalmente se recomendaba esperar alrededor de dos horas después de comer antes de bañarse para así evitar un corte de digestión. Este término se refiere a la interrupción del proceso digestivo y puede ocurrir tanto en el agua como fuera de ella, pero en realidad lo que debemos evitar es el choque térmico que tiene que ver con la circulación sanguínea y que se denomina correctamente síncope por hidrocución. Para prevenirlo, se recomienda la aclimatación gradual, mantener una hidratación adecuada, evitar comidas copiosas y la exposición excesiva al calor, así como prestar atención a cualquier señal de malestar, mareo o debilidad.

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