Entrevista con la psicóloga e instagramer
Elena Calleja: «Igual que el amor, la esperanza es uno de los motores imprescindibles de una vida mental sana»
La psicóloga e influencer presenta Es tiempo de esperanza (Palabra), su primer libro, en el que aborda cómo afecta la Navidad a la salud mental y muestra la necesaria conexión entre fe y psicología
Además de los pacientes a los que atiende en su consulta –muchos de ellos, del otro lado del mundo gracias a la atención online–, y de sus 68.000 seguidores en redes sociales, la psicóloga Elena Calleja se lanza ahora al mercado editorial con Es tiempo de esperanza (Ed. Palabra), un libro breve con el que busca ayudar a mucha más gente a sortear la crisis de salud mental que padece nuestra sociedad.
A pocas horas de presentarlo este jueves (a las 19h., en la librería Neblí, en el número 80 de la madrileña calle Serrano), explica para El Debate cómo evitar que la tristeza nos envuelva esta Navidad, qué podemos hacer para que no nos invada la angustia ante la situación internacional, o de qué modo encarar tragedias como la de la DANA de Valencia.
–La Navidad es un momento entrañable, pero también doloroso para algunas personas. ¿Cuáles son los principales motivos por los que estas fiestas nos hacen sufrir?
–En mis años en consulta, me he ido dando cuenta de que según vamos entrando en noviembre y se acercan las navidades, muchos pacientes empiezan a presentar pseudo-depresiones, ansiedad, inquietud… Algunos no lo asocian con la Navidad; otros lo tienen muy claro. Por ese motivo he escrito «Es tiempo de esperanza», para darle un espacio a quienes no disfrutan de la Navidad por heridas, recuerdos o conexiones contaminadas injustamente por la propia fecha. Los motivos son muchos, pero yo recalcaría los que están expuestos en el índice: pérdida de un ser querido, trastornos de la conducta alimentaria, soledad, separaciones matrimoniales, soltería, trastornos de ansiedad y pensamientos obsesivos… entre otros.
–Cada vez más personas acuden a terapia. Eso tiene una parte muy positiva, pero… ¿estamos «psicologizando» problemas normales de la vida?
–Realmente pienso que la salud mental se está convirtiendo en una moda; y me encuentro ante un debate interno. Por un lado, es una delicia que cada vez podamos normalizar más la terapia y la salud mental, tener cada vez más accesos a profesionales clínicos que puedan ayudar y acompañar a todas las personas que lo necesitan. ¿Problemas normales? Que algo sea normal, no significa que no duela, o que no enferme. Cada persona tiene un umbral de sensibilidad distinto y mi experiencia me dice que no existen problemas normales, sino personas que necesitan conocerse, entender sus necesidades, comprender su historia emocional y capacitarse de habilidades para afrontar y poder surfear por los problemas de la vida. Esos que te pueden mojar, pero no tirarte nunca de la tabla.
Ser felices cuando sabemos que tantas familias lo han perdido todo puede hacernos pensar que somos egoístasPsicóloga clínica
–Este año, el Adviento y la Navidad van a estar marcados por la tragedia de Valencia…
–La DANA de Valencia nos ha dejado a todos devastados. Además, ha ocurrido una cosa que pasa mucho con las redes sociales y es la sobreinformación. Hemos tenido tanta información, sobre todo visual y auditiva, en tan poco tiempo, que ninguno hemos sabido gestionar tanto dolor e injusticia. Y eso está bien: debemos dejar que el cuerpo y la mente sientan lo que tengan que sentir, pero debemos cuidarnos para que no afecte a nuestra salud irreversiblemente. Tener un sentimiento casi de culpabilidad es normal en estos casos, porque ser felices cuando sabemos que tantas familias lo han perdido todo puede hacernos pensar que somos egoístas por ser felices o disfrutar de las Navidades.
–¿Y qué podemos hacer?
–Es muy importante en estos casos que dejemos un espacio para poder acordarnos de ellos, seguir ayudándoles, rezar e incluso seguir llorando; pero también es importante darnos un espacio a la par, para poder conectar con nuestro presente, con la felicidad y el agradecimiento, con nuestros seres queridos, y también, por supuesto, con nuestras propias cruces.
–Además de lo de Valencia, la situación en el mundo es de gran inestabilidad. ¿Hay hoy una pandemia de «desesperanza»?
–Siempre que estemos unidos a Dios jamás habrá una crisis de esperanza. Puede que estemos pasando una crisis de injusticias, una pandemia de desgracias y de incomprensión, de inestabilidad y frustración, pero no de esperanza. Nunca debemos perder la esperanza, y la esperanza se mantiene siempre y cuando mantengamos la mirada hacia arriba, hacia el cielo.
–Entonces, ¿qué podemos hacer para mantener la esperanza, con realismo?
–Nada más realista que confiar en Dios y nada más práctico que sabernos limitados y entender que cuando la esperanza nos falte, debemos trabajarla, recuperarla y aumentarla. En el libro presento diferentes reflexiones y estrategias de afrontamiento ante las adversidades que nos quitan la esperanza, para volver a tener la mirada fija en lo importante. Y lo primero para mantener la esperanza es ser conscientes, de verdad, de que al igual que el amor, la esperanza es uno de los motores imprescindibles de una vida mental sana.
La psicología y la fe son mejores amigasPsicóloga clínca
–Cada capítulo aborda las perspectivas psicológicas de cada problema y cómo encarar esa situación desde la fe. ¿La espiritualidad y la psicología se necesitan mutuamente? ¿O es mejor que cada una ocupe su espacio pero sin puntos de confluencia?
–La psicología y la fe son mejores amigas. Es lo que siempre intento defender. Por eso, en un libro mío de Psicología no puede faltar la espiritualidad, porque es una dimensión innegable del ser humano que, igual que otras, debe se fortalecida para que podamos estar bien. Sobre todo en los momentos difíciles de la vida. ¿Se necesitan? Yo creo que sí. Yo necesito a mi psicóloga y también a mi director espiritual. Necesito mis herramientas de afrontamiento y también mi ratito de Santísimo. Necesito mis técnicas de relajación y entender qué me pasa y por qué me pasa, y también necesito ir a misa. Son compatibles, necesarias, diferentes y a la vez tremendamente parecidas.
–Hoy, sin embargo, las personas viven cada vez más lejos de Dios. ¿Hay pacientes que llegan a consulta con un problema de salud emocional que, en realidad, es de origen espiritual?
–Sí, aunque esto no significa que tenga que haber siempre una crisis espiritual de fondo. A veces podemos estar en un momento de nuestra vida en el que tenemos una muy buena relación con Dios y, sin embargo, estar psicológicamente hechos polvos. Y viceversa. Por eso, me doy cuenta de que los vacíos interiores están muy relacionados con nuestra identidad y lo bien o mal que estamos con ella. Y no me refiero a si nos gusta o no cómo somos, sino qué nos ha pasado para que hayamos olvidado que estamos en este mundo temporalmente, para ser felices, para amar y ser amados, para llevar el cielo a la Tierra. Y cualquier problema emocional que te aleje de eso, que es normal que ocurra, debe ser cuidado y tratado con delicadeza, porque lo que estás sanando en este momento es tu corazón, tu alma. Queremos la promesa de una vida sin dolor y eso no es posible. Y todo el mundo se merece tener un espacio para curar su alma y su corazón.