Un estudio de Oxford relaciona la obesidad infantil con la demencia en la edad adulta
Los investigadores han descubierto que los marcadores de una peor salud cardiovascular se asociaron con diferencias en el grosor y superficie de la materia gris del cerebro
La obesidad infantil es un fenómeno cada vez más preocupante. Según los datos del estudio Aladino 2023, la tasa de exceso de peso en los niños españoles se situó ese año en el 36,1 %. Esto es: un tercio de la población infantil en nuestro país tiene sobrepeso u obesidad. Entre las consecuencias que pueda tener para los menores, a largo plazo, hay una que sumar a la lista.
Un reciente estudio de la Universidad de Oxford ha relacionado esta enfermedad en edades tempranas con la demencia en la edad adulta. Los investigadores, que han colaborado con expertos de otras instituciones como University College de Londres y han sido financiados por el Centro de Investigación Biomédica NIHR Oxford Health, han encontrado una vinculación entre el índice de masa corporal, una presión arterial alta y una menor actividad física con la posterior estructura del cerebro en la adultez temprana.
Esta relación fue observada en las regiones del cerebro que se sabe que se ven afectadas por la demencia en la vejez. Según indican, ello sugiere que los cambios en el estilo de vida a cortas edades pueden preparar el terreno para un deterioro posterior de la salud cerebral. En palabras de Holly Haines, autora principal de la investigación, este estudio «muestra que la salud cardiovascular en las primeras etapas de la vida puede ser importante para la estructura de las regiones cerebrales que se sabe que se ven afectadas por la demencia en la vejez, mucho antes de lo que se pensaba anteriormente».
Mediante un análisis a más de 860 niños y jóvenes de entre 7 y 17 años, los investigadores han descubierto que los marcadores de una peor salud cardiovascular se asociaron con diferencias en el grosor y superficie de un tipo de tejido cerebral, la materia gris. Estos hallazgos se dieron en áreas cerebrales involucradas con el pensamiento y la memoria.
Según han indicado los investigadores, su análisis podría ayudar a allanar el camino para mitigar antes los riesgos de demencia, si bien, indican que todavía se necesitan más investigaciones con un grupo más diverso de participantes para poder generalizar sus descubrimientos. La coautora del artículo, publicado en la revista eBioMedicine, advierte que los resultados sugieren que «deberíamos empezar a pensar en abordar los riesgos modificables del estilo de vida, como la obesidad y el ejercicio. Los primeros años de la adolescencia merecen una mayor consideración en el contexto de la prevención de la demencia».