Ismael El-Qudsi: «Las marcas ya no quieren a un 'influencer' con miles de seguidores»

La forma de comunicarse ha cambiado ya no solo entre nosotros también la forma que recibimos información del exterior. Las marcas ya no hacen anuncios en revistas como antes, las noticias no se leen en un papel y las últimas horas llegan a través de una alarma de un móvil. Que amigo no ha dicho alguna vez «se de ti por lo que cuelgas en Instagram porque ya nunca nos vemos». Las redes sociales son nuestra forma de comunicación. Las noticias las leemos en un tuit, los amigos los vemos en Instagram y las nuevas colecciones de nuestras marcas favoritas los descubrimos en los posts de los llamados influencers.

Esta nueva profesión que algunos lo ven como una nueva posibilidad de negocio y otros como una mediocridad tiene su día de celebración. El 30 de noviembre es el día de los influencers y con motivo de su conmemoración, en la redacción de El Debate, hemos querido conocer más a fondo este oficio hablando con dos expertos en la materia, Ismael El-Qudsi, CEO de la agencia Socilapublli, encargado de la relación entre influencer y empresa y el creador de contenidos Manuel Moreno.

Una foto, nada más, pero con la luz justa, la sonrisa idónea, la posición correcta y la marca enfocada en primer plano y de una forma natural. No es una simple foto, es un trabajo de publicidad que puede llevar más de tres horas de realización y otra hora de post producción. Es decidir cómo es la mejor manera de enseñar el producto de una forma elegante, pero que llame la atención, es buscar el encuadre, la hora de la luz perfecta, el lugar indicado, es hacer mil fotos para que solo una sea la elegida y después editarla para que quede aún mejor y los likes crezcan en cuestión de segundos. El trabajo de un influencer no es algo fácil y no todos pueden hacerlo. «sobre todo hay que valorar ese sacrificio que hay detrás de cada uno de los trabajos que se publican», explica Manuel.

Las empresas cuando buscan a un perfil que les represente quieren que sea una persona que trasmita los valores de marca y no todos los influencers son iguales. «Tú puedes ser influencer en belleza y en música, pero no puedes ser influencer en belleza, en música, en coches, en motos, en deportes, etc. Por eso es muy importante ser auténtico», aclara Ismael.

Para ser influencer, hay que tener en cuenta todo lo que conlleva. Existe una exposición constante y la posibilidad de ser juzgado que no lo hace fácil. «Muchas veces te hacen sentirte vulnerable y que todo puede ser criticado, pero es real, porque al final, cuando te enfrentas a tu comunidad o al público en general, tienes que estar preparado también para las críticas. Pero en lo que yo me baso es que yo siempre trato de probar el producto y asegurarme de que realmente es válido y que además es similar a mis valores y que va con mi personalidad y por tanto entiendo que le puede interesar a mi comunidad», cuenta sobre su experiencia Manuel.

No todos los editores de contenidos tienen el mismo tipo de público ni el mismo número de seguidores, pero todos ellos tienen la misma función: dar a conocer un producto, viaje, restaurante, hotel o experiencia. Existe la figura del microinfluencer y aunque es una persona con menos seguidores, el resultado puede ser mayor que un perfil de millones de followers.

¿Qué es un microinfluencer?

«Un micro influencer es alguien que tiene menos de diez mil seguidores en una red social, incluso cuando tiene menos de 1.000 seguidores se denomina nano influencer, que ya es como los más pequeños de lo más pequeño», explica El-Qudsi. Las empresas ya no quieren un influencer de millones de seguidores, su credibilidad es relativa, pero el amigo líder de un grupo que está enterado de todo y está a la última de las tendencias es el idóneo para las empresas que quieren llegar al comprador final, no solo conozcan la marca, se trata de comprar el producto y para este puesto, existen los microinfluencers. «Son los encargados de aportar un poco de realidad, porque no todos somos Nadal ni Katy Perry. Entonces necesitas combinar un poco las dos mundos», analiza el CEO de Socialpubli.

El futuro de este sector está por descubrir, aunque algunos no les daban ni un año de vida y las primeras influencers que surgieron en España ya cumplen más de diez años como editores de contenido, desde que comenzaron en sus respectivos blogs, el portal de moda entonces. Otros ni tan siquiera lo consideran una profesión, pero Ismael El Qudsi, experto en redes sociales considera que todavía tienen mucho que contar «es bastante prometedor, porque cualquiera podemos ser influencers y las marcas lo que quieren es gente real recomendando productos, entonces cualquiera va a poder. Ya se ha visto en la pandemia, que ha sido un auge, donde todos hemos empezado a hacer bizcocho, recetas, croquetas, yoga, cosas que nunca pensábamos que íbamos a hacer en casa y que descubrimos en las redes sociales de gente que no tenía por qué ser súper famosa» añade «no son el futuro, son el presente».