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La Princesa Charlene de Mónaco

La Princesa Charlene de Mónaco

La maldición de los Grimaldi que persigue a Charlene de Mónaco

Los tres hijos de Rainiero III y Grace Kelly han vivido turbulentos matrimonios y polémicos amoríos

«Nunca un Grimaldi encontrará la felicidad en el matrimonio». Esta declaración no corresponde a un titular reciente de la prensa ni a la confesión de un conocedor de los entresijos de palacio. Sorprende comprobar que en realidad se atribuye a una amante del déspota Rainiero I. La historia se remonta al siglo XIII. Cuenta la leyenda que el primer soberano Grimaldi mantuvo un romance con una mujer, a la que acabó abandonando. Fruto de la ira, ella le habría echado una maldición prometiéndole que en su familia nunca encontrarían el amor ni serían felices en sus matrimonios.

Más allá de fábulas y hechizos, ninguno de los tres hijos de Rainiero III y Grace Kelly ha logrado una mínima estabilidad afectiva y emocional. El caso más visible y actual es el del Príncipe Alberto de Mónaco y su mujer la Princesa Charlene. Un matrimonio que levantó sospechas desde que pronunciaron el «sí, quiero» y que con el paso de los años, ha devenido en un puro contrato empresarial rubricado entre dos partes. Las últimas informaciones reveladas por la revista francesa Voici apuntan a que Charlene recibiría 12 millones de euros por ejercer de princesa comprometida y cumplir con la agenda, mientras hace una vida a su aire en Ginebra. Una princesa por contrato.

Charlene de Mónaco, flanqueada por sus cuñadas Carolina y Estefanía

Charlene de Mónaco, flanqueada por sus cuñadas Carolina y EstefaníaGTRES

Sus hermanas, Carolina y Estefanía, también han encadenado un rosario de amoríos y matrimonios fallidos, que han nutrido páginas y páginas de la prensa rosa. Carolina de Mónaco sigue oficialmente casada con Ernesto de Hannover, aunque su separación se remonta a 2009. Nunca firmaron el divorcio por cuestiones hereditarias y de títulos nobiliarios. La relación entre ellos es buena y siempre les unirá su hija Alexandra. Previamente Carolina sucumbió a la mirada azul y penetrante del italiano Stéfano Casiraghi, padre de sus hijos Andrea, Carlota y Pierre. Él fue su gran amor, con el que escribió uno de los capítulos más dichosos de su vida. En 1990, el apuesto empresario moría en un trágico accidente náutico. El primer matrimonio de Carolina con el indómito Philippe Junot duró un suspiro, como bien vaticinaban sus padres.

La vida amorosa de la Princesa Estefanía tampoco ha sido un camino de rosas. Se enamoró de hombres equivocados, siempre de clases sociales no acomodadas para hacer rabiar a su padre, según decían las malas lenguas; dos guardaespaldas, un acróbata de circo y un domador de elefantes. Con Daniel Ducruet se casó en 1995 y tuvo dos hijos, Louis y Pauline. Las fotos de Ducruet manteniendo relaciones con una estríper en una piscina dieron la vuelta al mundo y dinamitaron su matrimonio. El 15 de julio de 1998 tuvo a Camille Marie Kelly Gottlieb cuyo padre es Jean Raymond Gottlieb. Volvió a confiar en el matrimonio de la mano de Adans Pérez, un acróbata portugués. Tampoco llegó a buen puerto. Posteriormente, se echó en brazos del domador de elefantes Franco Knie. Viajaron en tráiler alrededor de Europa. «He vivido varias vidas en una. Me gusta la vida con todo lo que me aporta y aprovecho cada instante. Acabe bien o mal… Sin pesares», confesó Estefanía al cumplir 50 años.

Efectivamente ninguno de los tres Grimaldi ha encontrado la felicidad en sus relaciones sentimentales. Charlene, la princesa triste, lucha ahora por salir indemne de su infortunio amoroso.

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