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La Reina Isabel reaparece en medio del escándalo de su hijo Carlos
Carlos de Inglaterra es noticia tras conocerse que aceptó tres millones de euros por parte de un jeque catarí en forma de donaciones. Nuevo disgusto para Isabel II
Bajan las aguas revueltas por Inglaterra con otra polémica que afecta a uno de los miembros de la Familia Real. El país lleva días azotado por una polémica que tiene al Príncipe Carlos como indiscutible protagonista. Ha sido el diario The Sunday Times el que ha sacado a la palestra que el heredero al trono británico aceptó tres donaciones, entre 2011 y 2015, del ex primer ministro de Catar, Sheikh Hamad bin Jassim bin Jaber al-Thani, por un valor total de tres millones de euros.
El exmarido de Diana de Gales recibió un millón, metido en una bolsa de la tienda de lujo Fortnum & Mason, el almacén de lujo que suministra los alimentos a Windsor. Por si fuera poco, dispuso de otro millón de euros en billetes de 500 que se guardaron en una pequeña maleta de viaje después de ser contado a mano por dos asesores.
El dinero le fue entregado en tres reuniones que tuvieron hace años y desde el despacho del hijo de Isabel II se justifica que se empleó para financiar obras de caridad. Clarence House explica que se pidió a Coutts, la entidad bancaria que gestiona el patrimonio royal en las islas anglosajonas, que depositara el dinero en el Fondo Benéfico del Príncipe de Gales (PWCF, en inglés), que se encarga de distribuir las subvenciones a los proyectos caritativos del príncipe, así como que trabaja para mantener sus propiedades en Escocia.
En principio, no se ha comprobado que ninguna transacción sea ilegal, pero el diario inglés que ha destapado el escándalo ha podido hacer una comprobación importante. Michael Fawcett, el confidente de máxima confianza del Príncipe, se encargó de que un millonario saudí obtuviera la nacionalidad británica y fuera nombrado caballero.
Con este caldo de cultivo, cada movimiento de un miembro de La Firma es mirado con lupa. Este lunes ha sido la Reina Isabel quien ha reaparecido, con el asunto de las donaciones a su hijo como objeto de debate en las calles. La soberana se ha desplazado hasta Edimburgo para presidir la apertura de la residencia real de Holyrood y la entrega de las llaves de la ciudad. Para esta cita no viajó junto a su hijo Carlos sino con el más pequeño de todos y su esposa: los condes de Wessex, Eduardo y Sofía, según han informado medios locales.
El evento ha servido para ver el regreso a la actividad de la nonagenaria monarca, quien hace tiempo dosifica su agenda por culpa de sus problemas de movilidad. Su última gran aparición fue en la celebración de su Jubileo de Platino por los 70 años en el trono, pero después desapareció de la agenda oficial, perdiéndose incluso las carreras de Ascot, siempre una de sus citas favoritas.
No ayudan, en absoluto, a su avanzada edad y delicado estado de salud estas agrias polémicas en la que se ven envueltos sus hijos. Primero fue Andrés el que conmocionó al país a raíz de la demanda de Virginia Giuffre. La mujer sostenía que el duque de York le agredió sexualmente en tres ocasiones cuando ella tenía 17 años. Un delito que habría tenido lugar durante unas fiestas en las casas del empresario Jeffrey Epstein y su socia Ghislaine Maxwell. Finalmente, el padre de la Princesa Beatriz llegó a un acuerdo con Giuffre, con la colaboración de la Reina Isabel, según se informó en los medios de comunicación británicos. Ahora es Carlos el que le genera ciertos quebraderos de cabeza.