Por qué Victoria Federica ha perdido el miedo

Victoria Federica era una niña tímida que se protegía detrás de las piernas de la Infanta Elena ante la nube de fotógrafos que les saludaba por las mañanas camino del colegio. Llevaba un trapito que apretaba en sus manos como amuleto y en cuanto podía se acurrucaba al cuello de su padre.

Fue la única paje nupcial que se mantuvo en su sitio durante la boda de su tío Felipe, al resto se los tuvieron que llevar ante el inicio de amotinamiento que lideraba su hermano Felipe Froilán. Sufrió con la separación de sus padres, pero era muy pequeña y no le quedó otra que asimilarlo pronto. Saberse observada desde la infancia y su familia analizada constantemente le ha hecho ser prudente que no tímida –«yo no soy tímida, sé que lo parezco, pero no creo que lo sea», me aclaraba en cierta ocasión–. Ha vivido con un pie en palacio y con el otro en un piso en una comunidad de vecinos y como, según su padre, es una mujer muy sensata y lista, ha sabido transformar todas estas circunstancias para mutar ahora en cisne y aprovechar el rentable tirón mediático .

Pasó por una época de cierto desarraigo estético muy estudiado, ese fue su momento hipster. Aunque su padre sabía que su hija tenía mucho estilo y carácter «se parece mucho a mi madre», la elegante condesa de Ripalda y de ella heredó su primer bolso bueno, un 2.5 de Chanel negro. Aún vivía en ese tira y afloja de salir y entrar con la prensa. En ese ir a fiestas, pero que no me saquen. En ese sigo la temporada de toros de Gonzalo Caballero y luego me hago el tour de los DJs con Jorge Bárcenas vive un tiempo entre agazapada y tomando notas. Entre me gusta y me cansa. Y es precisamente en el tour Barce DJs donde muta a cisne. Las fiestas, el baile, los nuevos mejores amigos que tienen como profesión el influencismo y lo bien que se ganan la vida posando, la llegada masiva de invitaciones a planazos festivos o los paquetes con todo tipo de regalazos de marca, le hacen aceptar las oportunidades que se le brindan. Es joven, sus amigos viven así y a ella le gusta. Ahí se encuentra en estos momentos.

Cuenta con la inspiración y apoyo de su padre, un hombre que convirtió, durante su matrimonio, a la Infanta Elena en una de las mujeres más elegantes de Europa. Nadie duda que Jaime de Marichalar es un oráculo estético para Victoria Federica, además de su compañero a los desfiles de Alta Costura.

Cada vez muestra más soltura en sus posados fotocoleros, Vic le encuentra gusto a las producciones de moda, a contar la nada de sus gustos y deseos porque del motivo por el que le viene la fama, la familia real, de ese no se habla o se dice lo justo y necesario para seguir viva.

En poco tiempo, la sobrina del Rey Felipe ha aprendido a escapar a paso acelerado con gafas oscuras, a los flases y a las cámaras y también a reducir, gracias a Dios, el maquillaje bronceador. ¿Qué es la fama? ¿Y tú me lo preguntas? La fama es una red social.