Cronología de la infidelidad de Isabel Preysler
La reina de corazones, una de las más críticas con la traición de Íñigo Onieva, vivió una historia de amor clandestina en 1982 con el superministro socialista Miguel Boyer
Los padres de Tamara Falcó suman siete matrimonios. Cuatro para el fallecido marqués de Griñón, Carlos Falcó, y tres para Isabel Preysler. Sus azarosas vidas sentimentales han copado la crónica social desde hace más de cinco décadas, manteniendo siempre el pulso informativo a golpe de boda o divorcio con exclusiva de por medio. Ninguno de los dos estuvo exento de sufrir o provocar una infidelidad, un pecado por el que hoy se fustiga a Íñigo Onieva, el exprometido de Tamara Falcó.
La reina de corazones probó los sinsabores de la traición de la mano de Julio Iglesias, cuando su fama como cantante crecía a la misma velocidad que la de mujeriego. En julio de 1978, fue a recogerle al aeropuerto y antes de pedirle que buscara un hotel le espetó: «Julio, tú tuviste que pedirme muchas veces que nos casáramos, pero yo te voy a decir una sola vez que nos separamos». Un día después, ¡Hola! publicaba su ruptura. El divorcio no resultaría nada escandaloso comparado con el que vivió con el padre de Tamara, desencadenado por su amor furtivo hacia Miguel Boyer.
La historia de amor de Isabel Preysler y el ministro de Hacienda y Economía del primer gobierno de Felipe González nace al calor de una mesa frente a un plato de lentejas, en una reunión organizada por la periodista peruana Mona Jiménez, en la primavera de 1982. Invitaba a su piso de la calle Doctor Fleming de Madrid a figuras destacadas de la España de los 80, como Adolfo Suárez, Manuel Fraga o Antonio Garrigues-Walker. En uno de esos encuentros surgió el amor. Boyer había visto a Isabel en una finca y le pidió a Mona que la convidara a una de sus famosas tertulias a ritmo de cucharadas de lentejas con chorizo. Flechazo instantáneo, aunque ambos estaban casados y habían acudido con sus cónyuges; ella con Carlos Falcó, marqués de Griñón, y él con la ginecóloga Elena Arnedo, madre de sus dos hijos Laura y Miguel. Los dos matrimonios llegaron incluso a viajar juntos, mientras los enamorados se veían a escondidas. Es un secreto a voces, pero nadie se atreve a decir nada. En diciembre de 1982 Boyer fue nombrado ministro de Economía y Hacienda.
Boyer salía escondido en la parte trasera del coche de Isabel, en aquel entonces apodada como ‘La China’, y se encontraban a varias calles de lugares significativos para no ser reconocidos. Tanto Carlos Falcó como Elena Arnedo se resistían a creerlo y consideraban que eran solo habladurías. En el verano de 1985, la situación se vuelve insostenible y el 5 de julio se hizo pública la dimisión de Boyer. Interviú publica el siguiente titular en portada con un perfecto resumen: Boyer, bronca con Guerra y amor por Preysler, refiriéndose a su enfrentamiento con el vicepresidente Alfonso Guerra, quien no quería que le otorgasen a Boyer una vicepresidencia segunda. El ministro pierde ese duelo político al no conseguir reforzar su poder, lo que unido a su inestabilidad emocional le empujan a apartarse del Gobierno.
Al día siguiente Boyer rompía con su esposa y el 14 de julio, Isabel Preysler comunicaba su separación de Carlos Falcó. Tamara tenía en ese momento cuatro años. El marqués de Griñón hace las maletas de la casa de calle del Arga, en El Viso, y al día siguiente, 31 de julio se instala en ella Boyer. En enero de 1988, se casan y un año más tarde, son padres de su hija Ana. Permanecieron juntos hasta el último de los días de Miguel Boyer, quien falleció en septiembre de 2014, el día de San Miguel.
Con el tiempo, Isabel Preysler fue capaz de retomar una relación afectiva y cordial con su exmarido Carlos Falcó. A Tamara tampoco le afectó demasiado el escándalo porque solo era un niña, aceptó al marido de su madre como tío Miguel. Los guardaespaldas del ministro socialista fueron los que le enseñaron a leer.