El gesto que evidencia la obsesión de Isabel Preysler con su físico

Isabel Preysler ha pasado a la historia como una de las celebrities más habituales de la crónica social de nuestro país. El historial amoroso de la socialité y su vida más personal siempre ha sido de gran interés para los medios nacionales más cotizados. Es por eso por lo que, a sus 72 años, sigue siendo una mujer que despierta pasiones con cada portada que protagoniza, además de por su evidente buen estado físico a pesar del paso del tiempo.

Haciendo hincapié en sus contratos profesionales, lo cierto es que a lo largo de los años han ido apareciendo rumores que señalaban a la madre de la marquesa de Griñón como una «obsesionada» con el físico. Parece ser que Preysler tiene un acuerdo con su revista de cabecera por el que no permite que se publique ninguna fotografía suya sin su previa aprobación. Además, siempre es partidaria de implementar el retoque necesario para mostrar un acabado perfecto en todas y cada una de las imágenes.

Según el medio citado, Isabel Preysler siempre avisaba a los periodistas de donde iba a estar para fingir un «robado», pero desde el principio, era conocedora de la presencia de las cámaras. De esta manera, se aseguraba que las imágenes que sacaran iban siempre a realzar su belleza. La buena relación de la hispanofilipina con algunos de los medios del país (especialmente con la revista ¡Hola!) ha permitido que todos estos requisitos que impone a la hora de fotografiarse para ciertos reportajes hayan quedado siempre ocultos bajo los hilos más herméticos.

De ser cierta esta información, de nuevo se vuelve a abrir un extenso debate sobre si realmente Isabel Preysler está o no obsesionada con el físico y con aparentar una gran belleza delante de las cámaras, su medio de trabajo. Cabe destacar que, durante sus más de cinco décadas como figura pública, varios expertos han analizado los retoques estéticos a los que se habría sometido.

El doctor José Manuel Gómez hizo un repaso en el programa de Viva la vida sobre todas ellas y destacó que posiblemente se habría quitado las bolas de Bichat, se habría realizado un lifting facial y habría utilizado el injerto de botox en varias zonas de la cara. Además, señaló que sus pómulos parecen haber sido rellenos con algún tipo de prótesis malar y su nariz recolocada con rinoplastias.

Mario Vargas Llosa ya dejó entrever indirectamente en su obra Los vientos que él consideraba que la que fue su pareja tenía una obsesión por el físico y por intentar detener el paso del tiempo, algo que no acababa de comprender. Hay quienes sostienen que esto fue uno de los detonantes que ocasionó el fin de su relación, pero, por el momento, siguen siendo conjeturas.

Lo que está claro es que detrás de esa piel estirada y luminosa está una rutina de belleza diaria muy severa, la cual lucha con la aparición de las arrugas de la edad. No obstante, volviendo a hacernos eco de la información aportada líneas más arriba, parece que cuando no consigue lucir su envidiable físico ante los focos, recurre a los retoques y efectos fotográficos.