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Íñigo OnievaGTRES

Lo que no conocíamos de Íñigo Onieva

El futuro marido de Tamara Falcó prepara una decoración muy especial para el día de su boda

Aunque su fe cristiana se ha puesto en evidencia a raíz de la reconquista de Tamara y parece que es nueva, Íñigo ha recibido una completa educación religiosa en el colegio Aldovea de Fomento, una institución que sigue las pautas del Opus Dei y de la que conserva buenos amigos. Precisamente una de las últimas despedidas de soltero de Iñigo, la de Menorca, se la organizaron sus compañeros del Aldovea que estarán en la boda el sábado.

Onieva, igual que Tamara, cuenta con un colchón familiar. Su madre es la CEO de la empresa familiar de distribución de electrodomésticos, que levantó el abuelo de Iñigo en Vizcaya, y que hoy tiene la sede al lado de su casa en La Moraleja. Como trabajan con las mejores marcas es seguro que el ático en el que vivirá el matrimonio Falcó-Onieva, está equipado con todo lo mejor por cortesía de la suegra Carolina Molas. De momento, Íñigo no ha dado el paso de entrar en el negocio familiar, pero es una opción con la que cuenta en caso de necesidad.

Habrá coches por los jardines del palacio

Íñigo Onieva llegó a nuestras vidas como novio de Tamara y nos fue presentado como diseñador de coches porque a eso se dedicó antes de conocer a su futura esposa y además, con cierto reconocimiento. De ahí que en los jardines del palacio El Rincón los 500 invitados a la boda disfrutaran viendo coches impresionantes, aunque no tanto como el que transportará a los futuros señores de Onieva.

El futuro marqués de Griñón, estudió, durante cinco años en la Universidad Antonio de Nebrija, Ingeniería Técnica en Diseño Industrial. Entró en 2007 y salió en 2012. Íñigo es un joven inquieto, como todo el mundo sabe, quiso seguir aprendiendo y puso rumbo al Istituto D’Arte Applicata e Design en donde estuvo un año conociendo los misterios del photoshop y del diseño de coches. Cuando regresa en 2013 a España entra de becario en una revista de coches, Car Magazine, allí lo pasa bomba probando coches pero su hiperactividad, creatividad y dotes para el dibujo le explotan, él quiere ejercer el oficio de diseñador. Gracias a un enchufe, entra como becario en Seat en las oficinas de Barcelona. Allí permanece cuatro meses, que son los que le dejan libres el master en diseño de coches que está estudiando en el Royal College of Art en Londres. De allí salta a Zagato en Milán, ese lugar mítico donde todo diseñador de coches quiere colaborar en crear una carrocería para Aston Martin o Maserati. Atención a un Aston Martin verde que tiene Íñigo en la retina y ahí lo dejo.

Onieva aguanta un año en Zagato. Hubiera seguido porque su trabajo era brillante pero su forma de vivir la vida se hacía incompatible con la disciplina laboral. Si le preguntas, Íñigo se define como diseñador de coches pero también podría diseñar un avión o un barco. Es empático y el alma de las fiestas. Puede conversar en italiano y domina el inglés. Es joven y disfrutón y ahora ha redescubierto la religión que, además de paz espiritual, le acerca más a su marquesa. Lo mismo disfruta en el Santuario de Lourdes, como haciendo el Camino de Santiago o en un spa con sus amigos.

Tamara Falcó and Íñigo Onieva, el pasado verano en MarbellaGTRES

Su breve paso por la hostelería y el ocio nocturno, coincide con la época del noviazgo con Tamara y ahora que inicia una nueva etapa como hombre casado y próximo padre de familia, también es el momento de un nuevo reciclaje profesional. Desde ayudar a conservar el patrimonio familiar de su futura esposa Tamara, con la explotación del palacio El Rincón que, dada la gran inversión que requiere su conservación, bien podría convertirse en un hotel con encanto, tipo los Chateaus con viñedo que tanto éxito tienen en Francia y que es una idea que vaga por la cabeza de los hermanos Falcó. De momento lo alquilan con notable éxito para grabaciones de series, publicidad y películas. Ahí la creatividad de Íñigo podría ser un valor en alza y por supuesto, ya que se está reinventando y por su ADN hay genes emprendedores, es el momento de lanzarse.