Los motivos que tenían los Reyes para posar en Alfabia

El viernes, cuando aún Letizia y sus hijas no estaban en la isla, se decidió hacer sobre la marcha un posado familiar y se contactó con varios lugares, entre ellos Alfabia. El mismo lunes se les avisó de la visita real a las ocho de la tarde, cuando el jardín llevaba dos horas cerrado al público. Los jardines de Alfabia son como el sueño de una noche de verano. Cierra los ojos, sueña con un paraíso y al abrirlos, estarás en él.

Pero eso ya lo saben los mallorquines desde que nacen, que en plena sierra de Tramontana, justo antes del túnel que atraviesa la escarpada sierra camino de Soller, se encuentra esta antigua finca que se ha mantenido en la misma familia desde hace siglos. Quizás eso es tan inaudito, el que no la hayan vendido a un rico extranjero o a un fondo de inversión, como el lugar en sí.

Alfabia es una sorpresa continua, que por contar cuenta hasta con su propio cuerpo de cabras bomberas, que junto a su pastor se encargan de mantener a raya la maleza en previsión de desgracias por incendios, que es algo que los reyes y sus hijas no han tenido ocasión de ver por lo breve de la visita y el calor que hacía aunque fueran las ocho de la tarde.

Además de estanques, casa fortaleza, huerta, fuentes que bailan o el cuerpo de cabras bomberas, cuentan con una parada del famoso tren de Soller en la puerta, en previsión que los reyes veraneantes en la isla, hagan una parada de descanso para tomar un refrigerio o dormir una siesta. Que es precisamente lo que hizo una antepasada de Don Felipe, en su visita a la isla. Se conserva tal cual la habitación de Isabel II, con su baño y bañera, algo inédito para la época, 1860. Cuando la reina, que desembarcó en el puerto de Soller e iba camino de Palma por tierra, quiso hacer un descanso para relajarse en la propiedad. Dada la belleza del lugar, años después, se pidió que el tren de Soller tuviera parada en los jardines y así se quedó.

La posessió, que es como llaman los mallorquines a estas fincas, es espectacular pero el estanque que riega el jardín, gracias a las antiguas canalizaciones árabes, es único y posiblemente sea trending topic en las redes sociales del buen gusto como uno de los lugares más bonitos del planeta.

Los jardines de Alfabia se recomiendan en todas las guías de paisajismo del mundo, de hecho sus visitantes son en su mayoría extranjeros y desde esta visita del rey Felipe con su familia, él interés aumentará. Ya lo dijo el propio rey que el motivo de estos posados es dar a conocer enclaves únicos de una isla en la que lleva veraneando desde los cinco años. Yo lo llevo pidiendo desde que los conocí hace años, dada mi pasión por la jardinería y es agradable que se hayan decidido este año por visitarlos. Al frente de este paraíso, se encuentra Cristina Zaforteza, la cabeza visible de la familia que sabe con certeza todas sus ramas familiares porque tienen en la puerta principal de la masía un árbol genealógico con las decenas de Zafortezas que han disfrutado de esta finca familiar.

Cristina es una luchadora infatigable para que Alfabia se mantenga por sus propios recursos, con visitas, organización de eventos, o su cafetería, y así seguir generando turismo de calidad. Zaforteza lo mismo te habla de lo complicado que es mantener la propiedad en perfecto estado, generar recursos con el alquiler para eventos o bodas, la organización de la súbita visita de los reyes Felipe y Letizia, que es un deseo que ambas habíamos hablado en varias ocasiones y de los reyes pasa a su lucha contra el escarabajo picudo que ataca a las más de doscientas palmeras que alegran el jardín, algo que no le comentó a don Felipe en su visita.

Cristina Zaforteza sigue sonriendo satisfecha mientras termina de beberse su agua con limón. Limones de Alfabia, por supuesto.