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07 de julio de 2024

Prince Charles of Wales visit Donegal Town in the Republic of Ireland 
En la foto, comiendo salchichas

Carlos III, en una imagen de archivoGTRES

Gente

La extraña costumbre de Carlos III que odian los ingleses

El DailyMail le dedica un artículo por «meter las narices» donde no le conviene

El Rey Carlos III parece ser una persona algo especial y son muchos los titulares que recogen ciertas actitudes del nuevo soberano. Cuando murió, allá por el mes de septiembre de 2022, la Reina Isabel II, su hijo fue el encargado de recoger el testigo de una de las monarcas más queridas y reconocidas del mundo. Sin embargo, su coronación estuvo rodeada de extravagancias y gestos que no pasaron desapercibidos en las redes sociales.

Primero llamaron la atención sus gestos de nerviosismo constante, con malas caras y palabra hacia algunos de sus empleados, sobre todo cuando una pluma con la que debía firmar un documento no tenía tinta, o el tintero le molestaba para escribir y pedía retirarlo de la mesa. También, sus manos hinchadas fueron tema de conversación, pero si hay una manía real que molesta especialmente a los ingleses es la de oler siempre el plato de comida antes de probarlo.

La costumbre incomoda tanto a los británicos que hasta el Daily Mail ha dedicado un artículo desgranando foto a foto acusándole de «meter las narices» donde no le conviene. Da igual que sea queso, helado, un melón, la miel que recolectan sus abejas o una barra de pan, el monarca acerca su nariz al alimento en cuestión produciendo el asombro de sus asistentes. Lejos de ser una manía poco higiénica y de que el periódico lo utilice como analogía de las críticas a su reinado, los expertos aseguran que es una forma de conectar el olfato con el apetito, despertándolo al instante.

The Prince of Wales samples a beef burger made with locally farmed Welsh Black beef during a visit to the Cig Mynydd Cymru Farmers' Co-operative Shop, Treharris.
En la foto oliendo un trozo de carne

El monarca oliendo un trozo de carneGTRES

Como comentábamos al principio, no es la única rareza o extravagancia que se atribuye al monarca a la hora de almorzar. De hecho, el periodista Tom Bower lo definió como «petulante, extravagante y entrometido», dentro de su libro El Príncipe Rebelde. En el menú del desayuno tiene que haber huevos cocidos que previamente han necesitado una cocción de 7 minutos más dos ciruelas, aunque solo se comería una.

«La instrucción era colocar dos ciruelas y un poco de jugo en el tazón y enviárselo para el desayuno. Le mandaba dos ciruelas y él dejaba una para que volviera a mis manos y yo la regresara al frasco. Una mañana pensé en ponerle solo una. La envié al comedor, me mandó a llamar y me preguntó: '¿Tienes dos, por favor?'. Así que tuve que seguir enviándole dos cada mañana y me devolvía una», explicaría el chef de la Casa Real Británica.

Según fuentes del palacio de Buckingham se rumorea que el Rey exigiría que el agua de la ducha esté a una temperatura determinada, el tapón de la bañera dispuesto de un modo concreto y la toalla colocada del mismo modo para que él pueda secarse de manera cómoda. La temperatura del baño también está condicionada a su gusto. El baño debería estar lleno a 18 centímetros y a 20 grados, y de este trabajo se encargaría a la perfección una doncella cada mañana. Siguiendo con la higiene, el monarca podría exigir a su mayordomo que la pasta de dientes en su cepillo este ya colocada a 2,5 cm.

A la hora de dormir, el monarca también tendría su rutina y es que no podría meterse en la cama sin que su pijama esté planchado, por lo que deben plancharlo cada mañana y necesitaría dormir con las ventanas completamente abiertas incluso en invierno.

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