El papel de la Reina Camila tras ser diagnosticado con cáncer Carlos III

La historia parece repetirse en la corona británica, que podría vivir un nuevo annus horribilis en base a los acontecimientos que han sucedido en las últimas semanas. Con Kate Middleton aún convaleciente de su críptica operación de estómago, el foco está puesto en Carlos III, que ha sido detectado con cáncer tras ser operado de un agrandamiento de la próstata.

Su entorno directo se muestra confiado en que el monarca se recupere, pese a que el Palacio de Buckingham no haya revelado qué tipo de cáncer padece ni el alcance del mismo. Con todo, es la Reina Camila el pilar fundamental del Rey en estos momentos.

Tras una historia de amor convulsa que empezó en su juventud, nadie niega ya en Reino Unido la importancia que tiene la Reina Camila para Carlos III. Christopher Wilson, que estudió a la pareja para el libro A Greater Love, declaró a la revista People, que Camilla calma al rey como nadie más puede hacerlo: «Su presencia lo tranquiliza (…) Es fácil ver el consuelo que ella le brinda».

Sobre ella recae ahora el peso de la corona y ha puesto en marcha la maquinaria real para asumir más agenda pública y así cubrir las espaldas del monarca. Aunque el Rey ha asegurado que no dejará algunas funciones mientras reciba tratamiento, no podrá asistir a muchos actos públicos.

Motivo por el que tanto su mujer como su hijo mayor, el Príncipe heredero Guillermo, volverán al trabajo con un extra. Sin ir más lejos, tal y como ha asegurado el Daily Mail, el Príncipe de Gales acudirá el próximo miércoles a una investidura en el castillo de Windsor y esa misma noche presidirá la gala anual para recaudar fondos de la London Air Ambulance.

Llama la atención que vaya a estar al frente de la Corona cuando, hasta hace unos años, fue una de las más repudiadas del país. Afrontó la humillación pública y el desprecio que le profesaban la mayoría de los ingleses por el simple hecho de no ser Lady Di. De villana, a heroína, y de heroína pública a una de las cabezas visibles de la monarquía, sin olvidar que siempre ha sido el bastón en el que se apoyaba Carlos.

Según el fotógrafo real Arthur Edwards, Camila le aporta ligereza a las responsabilidades reales. «Ella nunca perdió su toque común», explicó al diario Mirror. «Ella lo hace reír. Cuando algo los activa, los ves simplemente riéndose juntos. Hacen las cosas con mucho entusiasmo», añade.

Al verla trabajar, está claro que puede hacer que la gente se sienta cómoda. No ha ocultado que los discursos le ponen nerviosa, pero con los años ha ido ganando en confianza. Al fin y al cabo, lleva casada con Carlos 18 años, en los que ha asumido infinidad de actos. En público, su conexión es evidente. Una mirada compartida, una risa... rara vez hay un acto en el que no parezcan compartir una broma privada.

«Se quieren y se respetan, y se ríen de lo mismo», explicó Ben Elliott, su sobrino, a Vanity Fair. «Llevan una vida de lujo pero bajo el más intenso escrutinio, y la presión puede ser implacable».

Por su parte, Carlos III aseguró en una ocasión a la BBC: «Siempre es bueno tener a alguien de tu lado. Es un enorme apoyo y ve el lado divertido de la vida, gracias a Dios».