Lo que esconde la Familia Real británica sobre la salud de Kate Middleton

Never complain, never explain. La máxima que durante largas décadas ha observado la familia real británica, subrayando su capacidad para el autocontrol y la discreción, comienza a volverse en su contra. Una cosa es no dar explicaciones o huir de la queja fácil y otra convertirse en una institución que genera rumores y especulaciones, ante un forzado silencio sobre el paradero y el estado de salud de un miembro de la realeza de primer nivel.

«¿Dónde está Kate Middleton? ¿Dónde estás, Kate?», se preguntaba Ronny Chieng, la presentadora del programa americano The Daily Show's más pendiente de la Princesa de Gales que de los resultados del Supermartes. Mientras que Carlos III, diagnosticado con un cáncer a sus 75 años, ha aparecido en público hasta en tres ocasiones esta semana, Kate Middleton continúa escondida. El Rey aprendió de su madre que para ser creído hay que ser visto y además de difundir fotos de sus audiencias en Buckingham, viaja desde el palacio a Clarence House en su Bentley oficial para mostrar transparencia y normalidad de movimientos.

El último en aportar nuevos datos sobre la enfermedad de la Princesa de Gales es el experto en monarquía británica Bertrand Deckers, autor de libros como I love Elisabeth II o Les Romanov. Según Deckers, la princesa «tenía un problema ginecológico que requirió una operación importante».

Fotos a traición

La Princesa no quiere ser fotografiada mientras se recupera de una cirugía abdominal, aunque los paparazzis andan al acecho. Esta semana, se publicaron dos imágenes en las que aparecía en un coche que conducía su madre por las inmediaciones de Windsor y que publicó el portal americano TMZ. Una traición tanto para ella como para el Príncipe Guillermo, quien siempre vio en los fotógrafos a los causantes de la muerte de Lady Di.

En Reino Unido respetaron la petición de privacidad de Kensington para que la Princesa se recupere sin la intromisión de los medios y no solo no compraron las imágenes, sino que se oponen a reproducirlas como sí han hecho otros medios extranjeros por el valor informativo del material gráfico.

La otra imagen que hemos visto de Kate Middleton, aunque de archivo, la publicó el propio ejército británico al anunciar su asistencia al desfile Trooping the colour, el próximo 8 de junio. Ni 24 horas duró. Desde Kensington obligaron a rectificar y eliminar esa confirmación de su presencia en un acto oficial.

Deberán controlar también la verborrea del tío de la Princesa, Gary Goldsmith, quien ha concursado cinco días en Gran Hermano VIP, siendo el primer expulsado. «Creo que deberían dejarla porque hay una razón por la que no hablan de ello», explicó.

Desde que el pasado enero anunciaron que Kate Middleton había pasado por quirófano, se han limitado a confirmar que «evoluciona bien». El Palacio de Kensington ha pedido calma a los periodistas, en medio de una creciente sensación de pánico por el estado de la princesa.

En Estados Unidos, los Sussex siguen pendientes de todos los movimientos. En los presupuestos de Reino Unido, presentados esta semana, el ministro confirmó que el gobierno dispondrá 26 millones de libras para albergar los Juegos Invictus de Harry en el Reino Unido, mientras que, según se informa, Meghan busca emprender una operación de relaciones públicas para mejorar su imagen en el país del que se marchó con un portazo.