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La nueva Casa de Alba de la mano de Carlos Fitz-James Stuart
Este 2 de octubre, el Duque de Alba celebra su 76 cumpleaños
Desde que en 2014 tomó el relevo tras la muerte de su madre, Cayetana Fitz-James Stuart, ha demostrado ser un líder moderno, llevando la Casa de Alba a nuevos tiempos. ¿Qué ha hecho? Poner a los palacios de su familia en el mapa de Instagram y abrirlo a todo el público, pero también a las nuevas generaciones.
Sí, el Palacio de Liria, su residencia, tiene su propia cuenta con 22,2 mil seguidores y más de 400 publicaciones. Se puede visitar el palacio, disfrutar de una visita guiada y terminar con una copa de cava en sus impresionantes jardines. Todo un planazo por solo 16 euros. Cabe destacar que es de los edificios arquitectónicos más importantes de Madrid, albergando una de las colecciones de arte privadas más destacada del mundo.
Carlos ha logrado que estos majestuosos palacios no solo sean joyas históricas, sino también rentables. Empezó abriendo el Palacio de Dueñas en Sevilla, seguido del de Liria en Madrid, aunque la familia sigue reservando sus espacios privados. Bajo su mando, la Casa de Alba no solo conserva su legado, sino que también lo moderniza. Y si eres fan de la historia, puedes pasarte por la exposición temporal «Cartas de Colón. América en la Casa de Alba», que estará abierta hasta febrero de 2025
Carlos Fitz-James Stuart no solo ha modernizado la Casa de Alba, sino que también ha puesto en marcha un ambicioso proyecto inmobiliario: transformar dos edificios de oficinas junto al Palacio de Liria, su hogar, en pisos turísticos. Este proyecto, aprobado en mayo, está en marcha con una inversión de cinco millones y medio de euros. Pero la inversión se recuperará rápidamente. Según cálculos, estos pisos turísticos podrían generar unos dos millones de euros anuales, lo que significa que en tres años el Duque habrá recuperado lo invertido.
Mientras tanto, él y sus hermanos gestionan por separados los terrenos que heredaron. Algunos se dedican a la ganadería, otros a la agricultura, y hasta hay espacio para energías renovables. Pero lo más valioso, como los palacios, obras de arte y documentos históricos, forman parte de la Fundación Casa de Alba, una manera de preservar este impresionante legado para futuras generaciones, y de paso, asegurar que siga siendo rentable.
Carlos, el mayor de seis hermanos —Alfonso, Jacobo, Fernando, Cayetano y Eugenia—, es un hombre reservado pero muy cercano a su familia, especialmente a sus hijos, Fernando, Duque de Huéscar, y Carlos, Conde de Osorno. Fernando está casado con Sofía Palazuelo y juntos tienen una hija, Rosario, quien será la futura Duquesa de Alba.
La relación especial entre el duque de Alba y Alicia Koplowitz
La historia de amor entre el Duque de Alba, Carlos Fitz-James Stuart, y la empresaria española Alicia Koplowitz es una de esas relaciones que ha despertado curiosidad y especulación durante años. Se conocieron cuando eran muy jóvenes, a los 16 años, y desde entonces han mantenido una relación de amistad que con el tiempo evolucionó hacia algo más.
Durante su juventud, Carlos y Alicia fueron novios durante un breve periodo, pero su cercanía no desapareció con el paso de los años. De hecho, entre 2004 y 2006, su relación volvió a captar la atención pública, cuando ambos retomaron su romance de manera intermitente. Este vínculo llevó a muchos a especular que podrían casarse, lo que nunca fue confirmado ni por la Casa de Alba ni por los protagonistas. Es más, en 2005 la Casa de Alba emitió un comunicado negando los rumores de boda, lo que de algún modo dejó entrever que algo más que una simple amistad existía entre ellos.
A pesar del secretismo en torno a su vida privada, en 2016 el Duque de Alba rompió su silencio y, en una entrevista con la revista Vanity Fair, admitió abiertamente que había tenido una relación sentimental con Alicia Koplowitz. Carlos Fitz-James Stuart describió su relación con cariño y sinceridad, recordando que siempre le había gustado Alicia desde que la conoció a los 16 años.
Alicia Koplowitz, por su parte, posteriormente mantuvo una relación con el inversor portugués Miguel País do Amaral, aunque esa relación también terminó. La última vez que se vio públicamente a Alicia y Carlos juntos fue en 2002, durante la entrega de los Premios Princesa de Asturias, pero su amistad perduró más allá de los rumores y del tiempo.