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El pequeño pueblo en el que Pérez-Reverte encuentra la inspiración para escribir
Su hija, Carlota, ha sido su cómplice en la escritura de algunas de sus novelas
Las palabras de Arturo Pérez-Reverte resuenan con fuerza siempre, pero esta semana, ha ganado especial notoriedad tras su paso por El Hormiguero. Más de 2.700.000 espectadores vieron el programa, con un 19,2% de share. En su estilo característico, el escritor calificó la respuesta gubernamental a la DANA como «incompetencia criminal» y criticó duramente a los políticos por su falta de eficacia. Este comentario, en el que además elogiaba la solidaridad ciudadana y la cercanía del Rey Felipe VI, encendió un acalorado debate en redes.
Su franqueza es bien conocida. Sus seguidores en Twitter son testigos de sus opiniones directas sobre temas que abarcan desde la literatura hasta la política. En esta entrevista reciente, el escritor no dudó en tildar de «pistolero» al presidente Pedro Sánchez ni en referirse a Pablo Iglesias como «un personaje siniestro y oscuro». Esta autenticidad sin censura, aunque polémica, es una de las razones por las que muchos lo respetan y otros tantos lo critican.
Nació el 25 de noviembre de 1951 en Cartagena, una ciudad costera y portuaria que le inculcó desde joven su amor por el mar. Hoy tiene 72 años, y antes de convertirse en el autor que todos conocemos, Pérez-Reverte vivió experiencias que pocos podrían contar. Fue corresponsal de guerra durante más de dos décadas, informando sobre conflictos en algunos de los puntos más peligrosos del mundo: Bosnia, El Salvador, el Golfo Pérsico… Lugares que lo enfrentaron a la crudeza de la guerra y a la complejidad humana. En entrevistas ha compartido que esas experiencias lo marcaron profundamente; aunque se siente orgulloso de esos años, admite que le dejaron una perspectiva dura y desencantada de la política y la humanidad.
Aunque es un aventurero en muchos aspectos, el escritor también es un hombre de rutinas fijas. Su vida diaria sigue una disciplina que le ha permitido construir una prolífica carrera literaria. «Si no estoy de viaje, me levanto por la mañana, cada día a las 08:00, y trabajo hasta las 15:00 más o menos. Por la tarde leo o corrijo. Trabajo cada día que estoy en casa, laborables o festivos, menos los jueves, que voy a la RAE. Como vivo en la sierra, nadie me incomoda. Cuando estoy harto, me voy a navegar, cargo las pilas y vuelvo a trabajar», compartió en una entrevista.
Cuando habla de «ese lugar donde nadie le molesta», se refiere a su refugio en La Navata, en el pueblo de Galapagar, que se encuentra a poco más de 30 kilómetros de la capital, al noroeste en la Comunidad de Madrid. Perdido en la sierra de Madrid, y solo rodeado de 4.000 habitantes, es ahí donde el escritor encuentra la paz que necesita para sumergirse en sus historias. En su despacho-biblioteca está rodeado por más de 32.000 libros, un verdadero santuario literario lleno de objetos familiares y recuerdos de su vida. Y cuando sale a pasear, disfruta del aire puro, alejado del bullicio.
La familia
De su vida privada, solo ha trascendido que tiene una hija, llamada Carlota, fruto de su relación con Blanca, una joven a la conoció mientras estudiaba en la Universidad Complutense. Carlota Pérez-Reverte nació en Madrid en 1983. Hoy es arqueóloga marítima y doctora desde 2021 por la Universidad de Cádiz, donde presentó su tesis Arqueología subacuática y participación social.
Este vínculo cercano entre padre e hija nació desde su infancia. Con solo 13 años, Carlota ayudó a su padre en la investigación para El capitán Alatriste, sumergiéndose en mapas y documentos históricos, un primer paso que despertó en ella el amor por la historia y el mar. Ahora se dedica a la arqueología submarina, descendiendo hasta 30 metros bajo la superficie para explorar los misterios del océano. Pérez-Reverte presume orgulloso de esta faceta de Carlota y, en alguna ocasión, incluso bromeó en Twitter sobre la necesidad de encontrarle «un buen yerno». Publicó un vídeo de un joven rodeado de perros diciendo: «Quiero un yerno como este», y, cuando un seguidor le preguntó qué opinaba Carlota, el escritor respondió con humor: «Dice que sí. Que quiere un novio como ese».
Y es que el amor de Pérez-Reverte por los animales tiene una expresión especial en Sherlock, su fiel labrador, que durante años fue su compañero en los momentos de escritura. Para el escritor, era mucho más que una simple mascota: era un símbolo de los valores que tanto valora, como la lealtad, la compañía discreta y la nobleza.