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King Charles III during the Remembrance Service in London, UK

Carlos IIIGTRES

Gente

Susurrar a las plantas, viajar con sus propios cubitos de hielo y otras grandes rarezas de Carlos III

Este 14 de noviembre, Carlos celebra su 76 cumpleaños cumpliendo con sus compromisos oficiales

El Rey Carlos III cumple 76 años, y lejos de tomarse un merecido descanso, continúa cumpliendo con su apretada agenda. Aprovechando la ocasión, ha decidido inaugurar dos centros de distribución de alimentos como parte de su proyecto especial de la coronación, dejando claro que ni siquiera en su cumpleaños aparta sus responsabilidades.

Aunque no se ha dado a conocer cómo celebrará en privado, es probable que disfrute de una pequeña reunión familiar, especialmente ahora que su esposa, la Reina Camila, se encuentra recuperándose de una infección respiratoria.

Al igual que su madre, la Reina Isabel II, el monarca británico considera fundamental que los miembros de la familia real «sean vistos» para reforzar su conexión con el público. Por ello, después de haber hecho una pausa en su agenda por problemas de salud, ha retomado sus compromisos con fuerza, decidido a recuperar el tiempo perdido.

Sin embargo, detrás de su imagen formal y su apretada lista de compromisos, se esconde una personalidad llena de manías, aficiones y rarezas que revelan el lado más divertido y excéntrico del padre del Príncipe de Gales.

El eterno heredero

Carlos III es, sin duda, el Rey que más tiempo ha esperado para ascender al trono. Nació el 14 de noviembre de 1948 y fue nombrado heredero al trono a los tres años, en 1952, cuando su madre, Isabel II, fue coronada. Finalmente, tras más de 70 años como Príncipe de Gales, llegó al trono a los 73 años, convirtiéndose en el monarca británico que más ha tardado en asumir la corona.

Una vida de estudios

El actual jefe de la monarquía británica no solo fue el heredero, sino también el primer miembro de la familia real británica en obtener un título universitario. Estudió arqueología y antropología en Cambridge, aunque más tarde se cambió a Historia. Pero su curiosidad no acaba en los libros: en 2000 hizo un cameo en la serie Coronation Street y en 2022 apareció en la telenovela EastEnders, mostrando su cara más accesible al público. Además, en 2012 se atrevió a presentar la previsión del tiempo en la BBC en Escocia, dejando a todos con una sonrisa.

El Rey Carlos III de Inglaterra en Australia

El Rey Carlos III de Inglaterra en Australia

El ‘susurrador de plantas’

Carlos III es un amante de la naturaleza y lo demuestra con su hábito de «hablar» con las plantas. Según él, conversar con ellas ayuda a que crezcan mejor, y no solo eso: cuando planta un árbol, sacude una de sus ramas a modo de saludo y le desea buena suerte. En el Gran Parque de Windsor, el Rey incluso abraza a los árboles más grandes, ya que cree firmemente que esta conexión con la naturaleza es vital para su crecimiento y salud. Como él mismo dice, «las plantas parecen responder» a sus palabras.

Manías dignas de un monarca

A sus 76 años, el padre de Guillermo, Príncipe de Gales, y de Harry, Duque de Sussex, ha acumulado un repertorio de manías que dejan claro que su nivel de exigencia y de particularidades no ha disminuido con el tiempo. Según su antiguo mayordomo, Paul Burrell, exige que cada mañana le planchen el pijama y los cordones de los zapatos.

Además, alguien debe colocarle en el cepillo exactamente 2,5 cm de pasta de dientes justo antes de que lo utilice. Pero sus excentricidades no acaban ahí.

En cada viaje que realiza, el marido de la Reina Camila lleva consigo una serie de artículos personales, desde su cama articulada hasta el asiento de su propio inodoro, pasando por su marca específica de papel higiénico y hasta una bolsa con su propia sangre, por si necesitara una transfusión de emergencia. Y, según algunos excolaboradores, la temperatura de la ducha también debe estar controlada con precisión: exactamente a 20 grados.

Aficionado a la magia

Carlos III es aficionado a la magia. Muchos no saben que en 1975, fue aceptado en The Magic Circle, una prestigiosa sociedad de magos en Londres, fundada en 1905. Para unirse, tuvo que demostrar sus habilidades con un truco clásico: «Copas y bolas», un juego en el que bolas aparecen y desaparecen bajo copas en un movimiento casi imposible de seguir. Este truco es uno de los favoritos de los artistas callejeros y de los magos en ferias, y Carlos lo aprendió inspirado por su tío abuelo, Lord Mountbatten.

King Charles III meets members of the Band of The Royal Regiment of Scotland and the Pipes and Drums of the Royal Corps of Signals after inspecting the Balaklava Company, 5th Battalion on Monday August 19, 2024.

Carlos III, en una imagen de archivoGTRES

Cubitos de hielo a medida

En la biografía The King: The Life of Charles III, el experto en realeza Christopher Andersen describe a Carlos III como «uno de los soberanos más excéntricos que ha tenido Gran Bretaña».

Una de sus «manías» más curiosas es la de los cubitos de hielo personalizados. Como recoge la revista AD magazine, el Rey viaja con sus propias bandejas de hielo a dónde vaya. ¿La razón? Carlos parece tener una aversión especial al sonido que producen los cubitos de hielo de forma estándar. Al respecto, Andersen comenta: «Creo que una de las manías más divertidas —la tienen varios miembros de la realeza, pues también la tenía la Reina— es que no les gustan los cubos de hielo cuadrados. Llevan consigo bandejas de cubitos de hielo, porque no soportan el sonido metálico que hacen los cubitos cuadrados».

Un chef personal

Además, Andersen afirma que Carlos viaja siempre con un chef personal, listo para prepararle una comida a su medida en cualquier parte del mundo. «Pueden prepararle una comida que comerá por separado en la mesa», explica el autor. Aunque el propio Carlos ha negado esta afirmación, Andersen asegura que múltiples personas que han trabajado para él pueden dar fe de su veracidad.

Otra de las rarezas que ha permanecido con el monarca desde la infancia es su amado oso de peluche. Este osito, que Carlos tiene desde niño, no es un peluche cualquiera. Tanto lo aprecia el monarca que, a sus cuarenta años, le asignó a un ayudante de cámara para supervisar su «bienestar». Según el relato de Andersen, incluso llegó a sacar de su retiro a su antigua niñera para encargarse de las reparaciones de su querido osito cuando éste comenzó a mostrar signos de desgaste.

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