
Cari Lapique, en una imagen reciente
Cari Lapique vuelve al trabajo: «Necesito ingresar dinero, soy autónoma»
Lleva diecisiete años colaborando con las gemelas Beli y Yolanda López, quienes han abierto un showroom
El año empezaba para Cari Lapique despidiendo a su hermano Manuel. Luego llegaría una noticia alegre, el 15 cumpleaños de su nieto mayor, Pedro, el que ha heredado la pasión por la gastronomía de su madre Caritina. Y este martes, y hasta final de semana, Cari, se enfunda en su traje de chaqueta y se prepara para las jornadas maratonianas de venta de ropa, sin apenas parar para comer un par de sándwich.
Lleva diecisiete años colaborando con las gemelas Beli y Yolanda López. Las hermanas leonesas han abierto su showroom efímero de primeras marcas, Joseph, Aspesi, Forte-forte, Mantu, Victoria Beckham, Golden Goose, Aspesi o Dsquared en el barrio de Salamanca de Madrid. «Necesito trabajar, ingresar dinero. Soy autónoma y tengo gastos que tengo que afrontar todos los meses, como todo el mundo. Llevo toda mi vida trabajando y especialmente ahora, nada me gusta más que trabajar para cuidar mi salud mental, me tiene super distraída cuando estoy trabajando y no le doy tantas vueltas a las cosas» esto me contaba en octubre, cuando acudía a su cita laboral efímera de invierno. Ahora los percheros están llenos del color de la primavera y el verano.

Cari Lapique
Aunque Cari es más de Karol G, influenciada por su nieta «miniCari», ella, antes de Shakira, ya tenía como lema que «las mujeres facturan» y para ello tienen que trabajar. Cari lo hace desde siempre y no sólo con su hija Carla en la inmobiliaria, también diversifica fuentes de ingresos y en lo que puede ayuda al catering Six Sens. Si antes posicionó una importante joyería, desde hace casi dos décadas, lo hace con las Yowe. Le gusta vender ropa porque conoce sus entrañas y se le da bien. Cari tiene don de gentes y, corriendo por sus venas la alta alcurnia, no se le caen los anillos y se pone en su papel de tendera porque es algo que se le da muy bien. Su extensa agenda telefónica, siempre le ha respondido y lo hace desde que las Yowe, vinieron por primera vez a Madrid. Adora a Yolanda y a Bely «no sabes cómo se portan conmigo» pero la adoración y el respeto es mutuo. Hay confianza pero también es trabajo. Y las tres lo bordan. Entrar en ese espacio efímero de la calle General Oraá es más que un acto de comprar, es pasar un rato distendido y encontrar cosas muy especiales, tanto que las Yowe cuando van por el mundo «a la caza» de sus prendas siempre tienen en mente la imagen de sus clientas. Ellas saben qué le queda bien a Miriam Lapique, Carmen Martínez Bordiú, Elena Cue, Carla Pereyra, Ana Rosa Quintana o Nuria González.

Miriam Lapique
Al principio, con sus coches cargados de maletas, iban al hotel Adler. Perdían dinero pero sabían que estaban apostando por el futuro. Dieron el salto al Santo Mauro, allí en varias suites recibían a sus clientas y desde hace un par de años, ya con una furgoneta y más ayuda, al necesitar más espacio, se instalan en un local en el barrio de Salamanca. Su primera clienta fue Ana Rosa y la persona que acompañaba a la periodista, les recomendó a las Yowe que contratasen a Cari Lapique, sin duda, la mejor relaciones públicas de Madrid. Ellas siguieron el consejo y hasta hoy que forman un tándem perfecto.