Día de los Derechos Humanos
La Carta Magna de la Humanidad o el reconocimiento de los derechos fundamentales del hombre
Cada 10 de diciembre se celebra el día en que en 1948 la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la Declaración Universal de Derechos Humanos, un documento que proclama los derechos inalienables de toda persona
Tras los episodios más sangrientos y crueles que sucedieron durante las dos guerras mundiales se buscó una forma para asegurar que todas aquellas atrocidades no volvieran a ocurrir jamás. Después de la creación de las Naciones Unidas, la comunidad internacional se comprometió a no permitir aquellos crímenes contra la Humanidad que acabaron con 70 millones de personas. Era necesario promover un espíritu y actitud a favor de la paz.
La Comisión de los Derechos Humanos
Algunos representantes de la Carta constitutiva de las Naciones Unidas sugirieron, durante la reunión convocada en San Francisco en 1945, la posibilidad de incluir una normativa internacional que regulara y asegurara el respeto de los derechos humanos. Este interés por garantizar la seguridad mundial fue el paso previo a la elaboración de una carta que recogiera los derechos fundamentales.
En virtud del artículo 68 de la carta de la ONU se creó la Comisión de los Derechos Humanos, un organismo formado por 18 representantes de los Estados miembros a quienes se les encomendó la elaboración de un conjunto integral de instrumentos legales de derechos humanos, es decir, un código universal y protegido internacionalmente al cual todas las naciones e individuos pudiesen adjuntarse y aspirar.
El documento que se redactó fue examinado por la Asamblea General en 1946 y un año más tarde, durante su primera reunión se aprobó la creación de un comité para la elaboración de lo que denominaron «un anteproyecto de Carta Internacional de Derechos Humanos». Pronto esta labor quedaría en manos de un comité formado por ocho Estados debidamente elegidos teniendo en cuenta la distribución geográfica.
El comité estaba formado Eleanor Roosevelt, esposa del expresidente norteamericano Franklin Roosevelt quien representó a Estados Unidos ejerciendo de presidenta del comité. Junto a ella se encontraban John P. Humhrey (Canadá), director de la División de Derechos Humanos de la ONU; Peng-chun (China) vicepresidente de la Comisión; Charles Malik (Líbano), relator de la Comisión; y como miembros: William Hodgson (Australia), Hernan Santa Cruz (Chile), René Cassin (Francia), Alexandre Bogomolov (URSS) y Charles Dukes (Reino Unido). Este grupo comenzó a redactar la Carta Internacional de Derechos Humanos.
La versión definitiva de este documento la redacto René Cassin y fue entrega a la Comisión que en ese momento estaba reunida en Ginebra para que todos los Estados miembros de las Naciones Unidas pudiesen formular observaciones. El proyecto pasó por otra nueva propuesta en septiembre de 1948 donde participaron en su redacción final más de 50 Estados miembros. Y en su resolución 217 A (III) del 10 de diciembre de 1948, la Asamblea General que estaba reunida en París aprobó la Declaración Universal de Derechos Humanos.
Este documento de 30 artículos fue el primer paso importante para el reconocimiento de que los derechos básicos y libertades fundamentales son propios e inalienables de todos los seres humanos, y que todos y cada uno de nosotros hemos nacido libre y con igualdad de dignidad y de derechos. La Declaración es, como se indica en su preámbulo, un ideal común por el que todos los pueblos y naciones deben fomentar a través de la enseñanza y la educación el respeto de estos derechos y libertades además de asegurar su reconocimiento y aplicación universal y efectivos entre los pueblos de los Estados miembros y los territorios que se encuentran bajo su jurisdicción.
'Primera Dama del Mundo'
Eleanor Roosevelt desempeñó un papel muy importante como la primera presidenta de la Comisión de Derechos Humanos por lo que se ganó el apodo de 'Primera Dama del Mundo' atribuido por el presidente estadounidense Harry S. Truman.
Roosevelt trabajó arduamente para conseguir la aceptación e implantación de los derechos establecidos en la Declaración y en su discurso de presentación del texto expresó que podría «llegar a ser la Carta Magna de la Humanidad». Gracias a su diplomacia para mantener a los Estados Miembros unidos en un momento de crecientes tensiones pudo encaminar la elaboración de la redacción de manera satisfactoria.
La 'Primera Dama del Mundo' se preguntaba «¿dónde empiezan los derechos humanos universales? En pequeños lugares, cerca de casa; en lugares tan próximos y tan pequeños que no aparecen en ningún mapa. […] Si esos derechos no significan nada en estos lugares, tampoco significan nada en ninguna otra parte. Sin una acción ciudadana coordinada para defenderlos en nuestro entorno, nuestra voluntad de progreso en el resto del mundo será en vano».