Fundado en 1910
Juan Torres de Vera y Aragón, fundador de la provincia de Corrientes (Argentina)

Juan Torres de Vera y Aragón, fundador de la provincia de Corrientes (Argentina)

Juan Torres de Vera, el español que refundó Buenos Aires

Éste envió a uno de sus segundos, Juan de Garay, a Buenos Aires para repoblar la ciudad destruida. Fue la segunda fundación de la capital argentina después de que Mendoza fracasara años atrás

De los personajes novelescos de la historia de la América hispana, el nombre de Juan Torres de Vera aparece en un tercer plano y casi olvidado. Pero su vida es una sucesión de episodios extraordinarios que solo se podían dar en una determinada época histórica y solo por unos pocos afortunados tras intentos llenos de osadía, fe e incertidumbre. Aunque nació en Estepa (Sevilla), hijo de un extremeño de Llerena, pertenecían a una rancia estirpe aragonesa y eran, según López de Haro, descendientes del Rey Ramiro I como señala A. Gascón de Gotor en su libro Una vida para el amor y la aventura (Zaragoza 1960).

No fue un menesteroso en busca del modo de llenar el estómago. El personaje era hijo de un contador del comendador de la Orden de Santiago, estudió en la Universidad de Osuna y fue catedrático en la de Sevilla antes de embarcarse con rumbo a América. Tampoco fue a la aventura porque llevaba un nombramiento del Rey Felipe II como oidor de la Audiencia de Concepción, en Chile, y capitán general de la zona. Fue un hombre valeroso y, en esa etapa, derrotó a los araucanos en varias batallas. A la vez, supo salir indemne de las luchas entre Pizarro y Almagro. Pero llevaba mal las intrigas de los conquistadores y decidió pasar a la Audiencia de Charcas en 1576, dentro del mismo Virreinato de Perú, cuya capital estaba en Ciudad de la Plata y se extendía por regiones que hoy pertenecen a Perú, Bolivia, Paraguay, Uruguay y Argentina.

Era una época en la que, muertos los Reyes Católicos, el Nuevo Mundo se abría a los aragoneses, creando una sociedad más abierta, mestiza, cosmopolita y más amplia

El matrimonio con Juana de Zárate

Llegó arruinado por las luchas en Chile y el Rey le concedió el título de marqués pero sin darle dinero para seguir. Su estancia en Charcas lo llevó a conocer al adelantado del Río de la Plata Juan Ortiz de Zárate que tenía una hija mestiza, fruto de su unión con la princesa inca Beatriz Yupanqui, llamada Juana. Ortiz de Zárate dispuso en su testamento que quien se casara con ella sería su sucesor en el cargo y bienes. Entonces los nombramientos eran perpetuos y hereditarios. Entre los pretendientes, doña Juana eligió a Juan Torres de Vera.

Era una época en la que, muertos los Reyes Católicos, el Nuevo Mundo se abría a los aragoneses, creando una sociedad más abierta, mestiza, cosmopolita y más amplia. El mestizaje era ya normal en América y las mujeres indias casadas con españoles eran tratadas con igualdad.

El virrey de Perú, Francisco de Toledo, era un hombre complejo como correspondía al momento. Ruin cuando mandó ejecutar a Tupac Amaru, soberbio y ambicioso, aunque buen legislador, enfurecido por que el elegido no fuera su protegido Antonio de Meneses o el hijo Juan de Matienzo, encarceló a Juan Torres que tuvo que ejercer su gobernación mediante personas interpuestas. Fue un enamoramiento radical y Juana no consintió romper su compromiso con Torres de Vera para aceptar otro marido. Fue una lucha entre un virrey arbitrario que favorecía a los aduladores y usaba el poder para premiar afectos y el hombre independiente que no se sometía cobardemente. Se casaron contra las órdenes del Rey y don Juan fue cesado como oidor de la Audiencia. Este empecinamiento y la voluntad del virrey hizo que fueran confinados a Ciudad de la Plata, su residencia estable hasta el final. Quiso Torres, no obstante, hacer valer sus capitulaciones con el Rey y lo ordenado en el testamento del suegro: ejercer mando en su territorio. Nada podía hacer el virrey contra las órdenes reales. Uno de sus segundos, Juan de Garay fue enviado a Buenos Aires para repoblar la ciudad destruida. Fue la segunda fundación de la capital argentina después de que Mendoza fracasara años atrás. Garay, nombrado gobernador por el Rey, también fue atacado por el virrey Toledo que no perdonaba nada de lo que hacía Torres, murió luchando contra los indios.

La fundación de una nueva ciudad

Hasta 1587, ya repuesto en su gobierno, no logró Torres de Vera entrar en Asunción. Entonces Paraguay vivía las luchas soterradas entre los conquistadores españoles, defensores de los privilegios, y los llamados «mancebos de la tierra» que eran hijos de españoles e indias guaraníes y que trataban de encontrar su lugar en una sociedad floreciente, reclamaban derechos y se expandían por el territorio pero tratando de no caer en las prohibiciones de nuevas conquistas de la disposición de 1552.

Torres de Vera fundó en 1588 la ciudad de Corrientes, y más tarde la de Vera. El virrey Toledo, auxiliado siempre por el presidente de la Audiencia de Charcas Juan de Matienzo, por otra parte excelente cronista y jurista autor material de las longevas ordenanzas que llevan el nombre del virrey, obcecado con el adelantado y no pudiendo ya hacer nada contra él ante el Rey ni por las armas, ideó la argucia de considerar que no había cumplido lo dispuesto en las capitulaciones que firmó con el Rey. Primero le achacó que no había fundado las dos ciudades a las que se obligó. Contestó que fueron siete las ciudades fundadas. Segundo, que se había casado en su Audiencia y eso conllevaba la pérdida del cargo. Pero respondió que cuando fue nombrado oidor de Charcas ya estaba casado. Y tercero, que no había introducido en su gobernación las cuatro mil ovejas y ocho mil vacunos y yeguarizos. Y también pudo demostrar que esto era falso.

Una de las grandes riquezas de esas dos naciones tiene su origen en el empeño de este personaje novelesco que contribuyó al desarrollo de las regiones que gobernó

Esta es la última de las hazañas de Torres de Vera: la introducción de la ganadería vacuna y ovina en el norte de Argentina y el sur de Paraguay. Desde Asunción fue extendiendo su ganadería hasta los alrededores de Buenos Aires. Una de las grandes riquezas de esas dos naciones tiene su origen en el empeño de este personaje novelesco que cumplió con lo contratado con el Rey de España y contribuyó al desarrollo de las regiones que gobernó.

En 1589 tuvo que volver a España para defender su título de adelantado y gobernador. En 1601 regresó a América y murió en 1613 en La Plata (hoy Sucre) en Bolivia.

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