Centenario
Cuando la guerra de independencia irlandesa acabó en guerra civil entre irlandeses
Los irlandeses necesitaban pocas excusas para demandar su independencia, llevaban siglos soportando a los ingleses, exactamente desde 1169, cuando los anglonormandos invadieron la isla, pero también en el siglo XVII con las masacres de Oliver Cromwell, un personaje que se ha convertido en el demonio para cualquier irlandés
6 de diciembre de 1922, el gobierno provisional irlandés constituye el Estado Libre Irlandés, un nuevo país separado de Reino Unido, en teoría, porque en la práctica los dirigentes irlandeses tuvieron que jurar lealtad a la corona británica y debían seguir las directrices que llegaban desde Londres. Pero el camino para conseguir la independencia del pueblo irlandés comenzó seis años atrás, en plena Gran Guerra, de la mano de un grupo de republicanos que inició una rebelión contra el dominio británico en abril de 1916, que pasó a la historia como el Alzamiento de Pascua.
El primer día 5.000 irlandeses murieron cumpliendo su juramento de luchar por el Rey y por su patria, aunque la mayoría eran católicos nacionalistas
Durante esa Semana Santa, más de 2.000 republicanos se enfrentaron a 30.000 soldados británicos en pueblos del condado de Munster y en las grandes ciudades de la isla, como Belfast o Dublín, donde se concentraron los combates. El Alzamiento fue un fracaso y 300 civiles murieron lo que provocó un rechazo frontal hacia los rebeldes por parte de los propios nacionalistas irlandeses. Además, los británicos ejecutaron a 16 líderes acusados de traición al Imperio. Entre ellos estaban Patrick Pearse y James Connolly, que convirtieron su muerte ante el pelotón de fusilamiento en un hecho simbólico que despertó el fervor de una Irlanda libre entre la población, incluso católica. Aunque pueda parecer irónico, cinco meses después la 36 División Ulster, que estaba formada por voluntarios irlandeses, saltó de las trincheras durante la batalla del Somme para combatir a los alemanes. El primer día 5.000 irlandeses murieron cumpliendo su juramento de luchar por el Rey y por su patria, aunque la mayoría eran católicos nacionalistas.
Al terminar la Primera Guerra Mundial, los nacionalistas irlandeses emprendieron su propia guerra de independencia contra los ingleses. El clamor popular se trasladó a la política con la celebración de elecciones en Irlanda en diciembre de 1918. El Sinn Féin, partido de izquierdas, republicano y defensor de una Irlanda libre obtuvo una victoria aplastante y llegó al poder. Un año después declaró la independencia unilateral y creó la Dáil Eiream, la Asamblea irlandesa. En paralelo se instauró el Ejército Republicano Irlandés (Irish Republican Army, IRA), para defender la autoproclamada nación. De los escaños y los diálogos se pasó, en pocos meses, a las balas y la sangre. El detonante fue el asesinato por miembros del IRA de dos soldados de la Royal Irish Constabulary (RIC), la Real Policía Irlandesa, el cuerpo policial más importante durante el siglo XIX y principios del XX. Esta acción individual desencadenó en una guerra de independencia, también conocida como la guerra angloirlandesa. El IRA empezó capturando arsenales y liberando prisioneros de varias cárceles, la respuesta del gobierno británico no se hizo esperar: ilegalizó la Asamblea y el Sinn Féin. Aunque sirvió de poco. Ante los ataques del ejército irlandés a cuarteles y las numerosas emboscadas, los británicos reforzaron el contingente y desplegaron en Irlanda a la Fuerza de Reserva de la Real Policía Irlandesa, formada por paramilitares que vestían de negro y caqui, lo que les hizo ganar el apodo de Black and Tans. Su participación marco el rumbo de la contienda en favor de los británicos gracias a sus técnicas de guerra de guerrillas.
Esta acción individual desencadenó en una guerra de independencia, también conocida como la guerra angloirlandesa
La guerra acabó en tablas. El 11 de julio de 1921 el gobierno británico y la República de Irlanda acordaron una tregua. Era el momento de sentarse a negociar. Las conversaciones entre la nueva república y los británicos terminaron con el Tratado angloirlandés que ofreció más problemas que soluciones al conflicto. Uno de sus puntos determinaba que las provincias del norte, de mayoría protestante, debían elegir en referéndum si querían pertenecer a Irlanda o británica.
El resultando permanece hoy día dibujado en los mapas como Irlanda del Norte, un ente dentro de Reino Unido y separado de la República de Irlanda desde entonces. Este fue el foco de conflicto que provocó una guerra civil entre miembros del IRA y del Sinn Féin pro-tratado, y otros que no lo aceptaron y declararon que Irlanda debía ser liberada de cualquier yugo extranjero. La guerra duró once meses, hasta 1923. Además, el gobierno provisional instauró en plena guerra un Estado Libre Irlandés mientras los irlandeses que se habían alzado en 1916 y habían luchado contra los ingleses se estaban matando entre sí. En 1937, se ratificó una nueva constitución y se puso fin al Estado Libre de Irlanda, aunque la isla permaneció en la Commonwealth. No fue hasta 1948 que Irlanda se convirtió en una nación.