Una crisis política y una insurgencia militar para salvar su reinado: las razones de la caída de Constantino II de Grecia
Tras el golpe de Estado en Grecia a mediados de los años sesenta, el Rey Constantino II de Grecia tuvo que marchar al exilio regresando a su país natal después de casi medio siglo
«Durante seis años, lejos de mi país, me he autoimpuesto una estricta observancia del silencio. He Ignorado ataques, insultos, y provocaciones. Todo aquello que me quedaba por hacer era preservar el prestigio de la Corona como símbolo nacional», leía conmovido Constantino II tras las noticias de que el gobierno militar instaurado en Grecia pretendía abolir la monarquía en 1973 y establecer una república presidencial con el general Yiorgos Papadópulos al frente.
Constantino II de Grecia, hermano pequeño de la Reina Sofía, ascendió al trono tras la muerte de su padre Pablo I en 1964. El joven Rey fue visto por una parte considerable de la opinión pública como alguien inexperto –tenía apenas 23 años–. Se le acusó de estar sujeto a la fuerte influencia de su madre Federica, de carácter fuerte y temperamental. Se esperaba mucho del nuevo monarca después de las grandes disensiones que provocaron la guerra civil de 1946 a 1949.
Una crisis de inestabilidad política y parlamentaria
Después de muchos años de gobierno conservador, la elección en 1963 de Georgios Papandreou de Unión de Centro como primer ministro fue una señal de cambio. La monarquía y los grupos más conservadores se oponían al fortalecimiento del régimen parlamentario ante el temor de que los liberales pudiesen volver a instaurar la república y en un intento por obtener más control sobre el gobierno del país de lo que permitieron sus limitados poderes constitucionales, el joven e inexperto Rey Constantino II se enfrentó con los reformadores liberales.
Las reformas que propuso el nuevo primer ministro y el control que quiso ejercer sobre el Ministerio de Defensa, no gustaron nada al Rey que obligó a dimitir a Papandreu en 1965, causando una crisis constitucional conocida como «Apostasia de 1965». A la salida de Papandreu del gobierno, cinco primeros ministros fueron nombrados por Constantino en menos de dos años, sin que ninguno lograse formar un gobierno estable ni obtener un voto de confianza del parlamento por lo que se convocaron nuevas elecciones para mayo de 1967.
Ante la clara evidencia de Papandreou sería el vencedor, se dice que Constantino II se reunió a principios de abril con los altos mandos del ejército que le aseguraron que las fuerzas armadas no iban a tomar ninguna iniciativa antes de las elecciones. Sin embargo, en la noche del 21 de abril, mientras todos dormían, los militares se habían hecho con el control del Ministerio de Defensa y habían rodeado el Parlamento, el Palacio y los centros de radio y telecomunicaciones.
Aceptó firmar el cambio de gobierno con el argumento de evitar un baño de sangre entre sus partidarios del ejército y los rebeldes y ganar tiempo
El golpe de Estado
Había constancia, desde noviembre de 1966, de un informe de los servicios de inteligencia del Departamento de Estado de los Estados Unidos titulado Clouds on the Greek Horizon (Nubes en el horizonte griego), que avisaba de la existencia de una trama militar destinada a impedir el probable resultado de las elecciones y a mantener por la fuerza la estabilidad política del país con un régimen autoritario. Según avanzó la madrugada del 21 de abril, Constantino estaba ya en compañía de su general de confianza Spandidakis, que se prestó a negociar con los golpistas. Ante la incapacidad de contrarrestar con sus generales la revolución, aceptó firmar el cambio de gobierno con el argumento de evitar un baño de sangre entre sus partidarios del ejército y los rebeldes y ganar tiempo.
Atrapado durante tres meses, Constantino intentó materializar un contragolpe que acabase con el régimen de la dictadura militar; sin embargo, aquel intento fracasó precipitando su salida del país para partir hacia el exilio. Constantino, su esposa, Ana María de Dinamarca y sus dos hijos, su hermana Irene y la Reina madre Federica se instalaron en Roma, donde nacería su tercer hijo. Permanecerían en la capital italiana durante seis años hasta que en 1973 sus esperanzas de regresar a Grecia se desvanecieron.
Los griegos ratificaron a través de un referéndum su deseo de instaurar la república
Un año después, con el final del régimen militar, los griegos ratificaron a través de un referéndum su deseo de instaurar la república y a partir de entonces, la antipatía de los helenos hacia la monarquía fue en aumento hasta el punto de prohibir a cualquier miembro de la Familia Real griega volver al país. Por ello se instalaron en Londres, donde nacerían los dos hijos pequeños de la pareja.
Hasta 1981 el Gobierno no permitió al Rey depuesto regresar. Aquel año lo haría para enterrar a su madre. En 1994, Andreas Papandreu (hijo del ex primer ministro), expropió a la Familia Real de todas sus propiedades y les retiró la nacionalidad griega: el rechazo a la realeza era tajante. En Londres pasaría 46 años. Y tras negar en repetidas ocasiones sus deseos de recuperar el trono y afirmar que respetaba la decisión del pueblo griego de vivir en una república, en 2013 el Gobierno griego autorizó su regreso del exilio tras casi medio siglo.