La caída del Imperio mexica: Cortés protagonizó la primera batalla naval de América
Cortés aprendió, con sangre, en la emboscada de la Noche Triste que, para doblegar a aquella gran ciudad lacustre, primero debía de controlar el lago
Tenochtitlán, la ciudad principal de la triple alianza y una de las ciudades más populosas del planeta en el siglo XVI, situada en la parte sudoccidental del lago Tetzcoco, era una especie de Venecia mesoamericana. Cortés aprendió, con sangre, en la emboscada de la Noche Triste que, para doblegar a aquella gran ciudad lacustre, primero debía de controlar el lago. En la huida, la noche del 30 de junio de 1520, su ejército no fue solamente atacado por la retaguardia en la calzada de Tlacopan, sino que los hombres del nuevo Emperador, Cuitlahuactzin, habían cortado el puente en algunos tramos y en el lago les esperaban cientos de guerreros en canoas.
Los que no se ahogaron directamente, debieron de enfrentarse a las flechas y javalinas que les lanzaban desde las citadas embarcaciones y aún enfrentar a los guerreros de la aliada ciudad de Tlacopan, que esperaban a los supervivientes apostados entre los maizales de tierra firme.
Construir fuertes bergantines
Desde su regreso a Tlaxcala, tal y como refleja su segunda carta de relación a Carlos V, Cortés tiene claro, por tanto, que para la toma de Technotitlán necesitará una operación anfibia y para ello es necesario construir sólidos bergantines que puedan enfrentarse a las canoas indígenas. Iván Vélez apunta en su Conquista de México que esta brillante idea pudiese no haber sido del extremeño, porque la había utilizado antes, concretamente en 1502, el Gran Capitán, por consejo de Pedro Navarro, en la toma de Tarento y dado que entre las tropas de Cortés había algunos veteranos de las guerras de Italia, estos bien le podrían haber transmitido la estrategia al de Medellín.
Sea como fuese, le encargó al sevillano Martín López la empresa. La madera para las naves saldría de los bosques circundantes al volcán Matlalcueye cercano a Tlaxcala para tener la seguridad de no ser emboscados por los mexicas o sus aliados. Lo cuenta Bernal Díaz del castillo, «se dio la orden que se cortase madera para hacer trece bergantines para ir otra vez a México, porque hallábamos muy cierto que para la laguna sin bergantines no la podíamos señorear». Los clavos, jarcias, velas, cabos y anclas se canibalizaron de los navíos que Hernán había mando encallar, (que no quemar), en la costa para que nadie tuviese tentaciones de echarse atrás.
Junto con López trabajaron, entre otros, Andrés Núñez y Diego Ramírez, «el viejo» junto a mucha mano de obra indígena. Las embarcaciones se diseñaron con dos palos, velas latinas, remos para dotarlas de mayor maniobrabilidad o para prever la falta de viento, poco calado y fondo plano, con doce metros de eslora y cinco de manga. Contaban con un falconete en la proa y embarcaba hasta 25 personas entre ballesteros y arcabuceros, dispuestos tanto a babor como a estribor, así como un capitán al cargo de la nave y unos 12 remeros.
Jose Luis Martínez siguiendo las crónicas de Diego Muñoz señala que las naves fueron ensambladas y probadas en el río Zahuapan, una vez comprobado que navegaban correctamente se desmontaron y, con un esfuerzo titánico fueron trasladas en piezas de Tlaxcala a Tetzcoco por unos 8000 hombres en un trayecto de cuatro días, hasta los 2250 metros de altitud y escoltados por otros tantos guerreros, fuertemente armados.
Finalmente, en un Tetzcoco que, con el Príncipe Ixtlilxóchitl en el poder, abandona la triple alianza y se pasa a Cortés, se procederá, no solamente al nuevo ensamblaje de las naves, sino que habrá que abrir un canal para poder botarlas. De las trece naves una fue desechada, pero las otras doce naves, incluyendo una nave capitana algo mayor que el resto y con dos cañones, comenzaron a navegar por el lago a finales de abril de 1521 y fueron protagonistas de la que posiblemente sea una de las batallas navales a mayor altitud de la historia y, desde luego, la primera gran batalla naval del continente americano.
La primera gran batalla naval de América
En total Cortés escogió a 300 hombres entre sus más avezados navegantes, para los bergantines, a los que les garantizó un salario superior y durante el largo asedio de Tenochtitlán, su cometido sería fundamental. Junto a canoas aliadas tuvieron que enfrentar miles de canoas mexicas. Nos lo vuelve a contar Bernal Díaz del Castillo: «las canoas que nos salían a dar guerra desde el agua, los bergantines las desbarataban».
En total Cortés escogió a 300 hombres, que junto a canoas aliadas tuvieron que enfrentar miles de canoas mexica
Como señalaba al principio, Tenochtitlan era una ciudad isla conectada por varios puentes o calzadas a tierra firme, pero las tropas de Cortés no podían avanzar por las calzadas dejando los flancos desprotegidos al ataque de las canoas, por tanto, desde las primeras incursiones de Cortés en la capital mexica los bergantines se ocuparon de cubrir los flancos en las calzadas a las tropas. Cortés también destinaría otros dos bergantines a perseguir a las canoas que intentaban burlar el asedio e ingresar suministros de las ciudades que se mantenían aliadas de los mexicas. A los que capturaban se les colgaba de las antenas de los bergantines para que sirviese de escarmiento y disuasión.
Algún otro día hablaremos del asedio y de las batallas terrestres que precedieron a la toma de Tenochtitlan, pero en esta ocasión he querido centrarme en los combates navales y en el papel de esta flotilla y en ese sentido, los bergantines también serán fundamentales en los días finales del asalto a la capital mexica. El 11 de agosto de 1521, tras rechazar el huey Tatloani Cuauhtémoc las últimas ofertas de rendición, Cortés ordena a Sandoval que presione desde el lago los reductos de resistencia con los ocho bergantines que se mantenían todavía operativos, desde las constantes escaramuzas y batallas sostenidas contra las canoas desde principios de mayo.
La caída del Imperio
El día 13 el capitán Gonzalo de Sandoval ve que un número significativo de canoas huye de la ciudad y lanza a la flota en su búsqueda. El barco del capitán García Holguín, que era más ligero, se adelantó al resto y enfiló la canoa, cuyos estandartes delataban la presencia de algún jerarca. Al alcanzarla ordenó su rendición mientras escopeteros y ballesteros apuntaban sus armas. En ella viajaba el último Emperador de los mexicas junto a su familia y algunos nobles. Cuauhtémoc, para evitar que estos sufriesen daños se rindió. Con su captura finalizaba un asedio que había durado 93 días según la versión de Bernal y 75 según Cortés.
La primera pica que dio origen a la conquista de la mayor parte del continente y de la dominación del pacífico se clavó, aquel día de agosto, en Technotitlán
El 13 de agosto de 1521 el Imperio mexica pasaba a ser historia y nacía el virreinato de la Nueva España, (aunque oficialmente fue creado en 1535, Cortés y sus hombres ya se referían al territorio conquistado como Nueva España) y habría de ser el más extenso de todos los virreinatos del Imperio español ya que en sus momentos de máxima extensión irá desde las Filipinas, en el este, hasta Venezuela y las islas del caribe hacia el Oeste y desde Nutka, en la actual Canadá, incluyendo Luisiana y La Florida, en el Norte hasta la actual Costa Rica en el sur.
Aunque el México de hoy se siente el heredero de ese virreinato, lo cierto es que son muy numerosos y muy diferentes los estados herederos, incluyendo, entre otros, a los países centroamericanos, a Canadá y a Estados Unidos, pero si es verdad que la primera pica que dio origen a la conquista de la mayor parte del continente y de la dominación del pacífico se clavó, aquel día de agosto, en Technotitlán.