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"Conquista de México por Cortés". El sitio de Tenochtitlan por el conquistador español Hernán Cortés, durante la Conquista de México

Conquista de México por Cortés. El sitio de Tenochtitlan por el conquistador español Hernán Cortés, durante la Conquista de México

Cómo se explica la gran alianza de pueblos mexicanos que ayudó al pequeño ejército español a conquistar México

Este ambiente de luchas e intrigas internas favoreció a los castellanos y facilitó la derrota de los mexicas

El 13 de agosto de 1521 el extremeño Hernán Cortés entró en Technotitlan, la orgullosa capital del Imperio mexica, liderando una variopinta fuerza militar compuesta por unos 850 españoles y unos 136.000 guerreros mesoamericanos provenientes de distintas etnias. Sobre los aliados, sin los cuales la conquista de ese inmenso territorio no hubiese sido posible, tiende a decirse que se unieron a Cortés por tratarse de pueblos sometidos a la férrea y especialmente cruel dictadura mexica, lo que es verdad solo a medias, ya que los numerosos pueblos que desafiaron, con los españoles, a Tenochtitlan eran muy diversos.

Los aliados de Cortés

Es cierto que la mayoría de las etnias pertenecían a antiguos estados vasallos que pretendían sacudirse el estado de terror al que le sometía la triple alianza, la que conformaban las ciudades de Tenochtitlan, Texcoco y Tlacopan. En ese sentido, esa arcadia feliz pre-hispana que dibujan algunos mexicanos actuales, (que no sus muchos y prestigiosos historiadores), solo existió para los «pipiltin» o nobles de la triple alianza, pero no para la inmensa mayoría de los habitantes de aquel territorio sujetos a múltiples tributos, incluyendo, como tales, a numerosos varones y doncellas destinados a la esclavitud o al sacrificio. Pero dejando a un lado Cholula, aliada de los mexicas y sometida a la fuerza, los dos principales aliados de Cortés en la toma de Tenochtitlan no eran estados vasallos. Uno fue la confederación de Tlaxcala. Un estado independiente en el corazón de la triple alianza. Llegar a un acuerdo con ellos fue tremendamente complejo y costó varias guerras y muchas bajas. El otro gran aliado fue una ciudad de la propia triple alianza. Tetzcoco o Texcoco, como se denomina actualmente.

Por tanto, muchos fueron los acuerdos, batallas y circunstancias que llevaron a la caída del imperio, pero hoy me gustaría centrarme en uno de los aspectos más desconocidos de la historia de la conquista de la Nueva España. La guerra civil en las ciudades de la triple alianza, guerra que debilitó a Tenochtitlan y que fue especialmente intensa en Texcoco. Un conflicto que en definitiva favoreció a los castellanos y facilitó la derrota de los mexicas.

Tiende a pensarse que con el apresamiento de Moctezuma por parte de Hernán Cortés y su posterior muerte, de polémica autoría, todos los tenochcas apoyaron al nuevo huey tlatoani, el señor de Iztapalapa y hermano del Emperador fallecido, Cuitlahuac, enemigo acérrimo de los españoles. Pero eso no fue exactamente así. Entre los nobles mexicas, aunque minoritarios, estaban también aquellos a los que podríamos definir como colaboracionistas. Incluso se podría discutir si el propio Moctezuma, quizás víctima del síndrome de Estocolmo por su reclusión forzada, no estaba a la cabeza de dicho grupo, pero lo cierto es que muchos de sus hijos, hermanos y parientes más cercanos lo eran, incluyendo al cihuacoatl, o «mujer serpiente», una especie de primer ministro y segundo en el rango del imperio, que en época de Moctuzema era Tcihuapopocatzin.

Pero también lo fueron otros insignes personajes de sangre real, bien por razones supersticiosas, ya que verían a aquellos extranjeros como extraños semidioses o bien por razones pragmáticas, pensando en su superioridad militar y el coste terrible de enfrentarlos, (en la aliada Cholula se habían cobrado 6000 almas en apenas dos horas). En este sentido es muy revelador el siguiente pasaje de Torquemada: «Dícese en un memorial, que dejó escrito el indio que se halló en la conquista, que luego que los españoles salieron de la ciudad, hubo diferencias muy grandes entre los mexicanos, condenando los enemigos de los españoles, a los que habían sido amigos, y les habían socorrido en su cerco con bastimentos, y cosas de su regalo; y que llegando a las manos, como eran más los enemigos que los amigos, mataron algunos señores, entre los cuales murieron el Cihuacohuatl, Tzihuacpopocatzin, Cipocatli, Tencuecuenotzin, hijos de Motecuhzoma, y de Axayácatl, su padre». Esta caza de brujas contra los mexicas «españolistas» también la da por buena Bernardino de Sahagún, historiadores mexicanos como Miralles o historiadores españoles actuales como Espino López, entre otros.

La guerra civil que debilitó al imperio

Pero si en Tenochtitlan el conflicto solamente se circunscribió a las élites, en Texcoco, la segunda ciudad en importancia de la triple alianza, la guerra civil entre partidarios de mantener la alianza con el nuevo Huey Tatloani y los «españolistas» fue total. ¿Por qué se llegó a esa situación? ¿Por qué los Texcocanos acabaron rompiendo su alianza tradicional con los mexicas y apoyaron a los extranjeros?

Para responder a estas preguntas debemos volver a la «noche triste», es decir, a la emboscada que Cuitlahuac preparó a españoles y tlaxcaltecas, cuando a la muerte de Moctezuma, éstos decidieron abandonar Tenochtitlan. En su atropellada huida, los españoles llevan consigo a los más valiosos rehenes que mantenían prisioneros junto a Moctezuma. Se trataban de los principales nobles del imperio, algunos colaboracionistas y otros abiertamente hostiles. Curiosamente ninguno de ellos sobrevivió a la emboscada, por lo que, y esto son simples especulaciones personales, no es descartable que los primeros fuesen debidamente apiolados por Cuitlahuac y los segundos por las tropas de Cortés.

En cualquier caso, entre los fallecidos estaba Cacamatzin, cuñado de Moctezuma y Tlatoani de Texcoco. Tras la «noche triste», su hermano Coanacochtizn se proclama su sucesor, lo que supone un nuevo levantamiento de otro de los miembros de la casa real texcocana, el príncipe Ixtlilxóchitl, y digo nuevo porque a la muerte de su padre ya le había disputado el trono a Cacamatzin. El apoyo de Moctezuma a su cuñado fue determinante para inclinar la balanza a favor de éste, por lo que tras la victoria de Cortés en Otumba y tras restablecer un nuevo ejército, este príncipe vio la ocasión perfecta de vengarse de los mexicas aliándose con Cortés en contra de Coanacochtzin.

En este ambiente de luchas e intrigas internas, ante la llegada de Cortés a las inmediaciones de Texcoco en diciembre de 1520, el Tlatoani Coanocochtzin huye en canoa con sus fieles hacia Tenochtitlan. Aquí hay que recordar que Texcoco se encontraba en la orilla oriental del gran lago y la capital mexica en la orilla sudoccidental.

La segunda ciudad en importancia de la, hasta entonces poderosa, triple alianza, con su nuevo Tlatoani, Ixtlilxóchitl, a la cabeza, (quien será bautizado como Don Hernando Cortés Ixtlilxóchitl), pasará a apoyar a los castellanos. Así, en enero de 1521 Cortés controlará ya las tierras de toda la orilla oriental del lago de Texcoco, sin embargo, es consciente que antes de marchar hacia la capital del imperio deberá controlar el propio lago. Pero de eso hablaremos en otra ocasión.

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