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Sueño de Mordejai, Biblia histórica (BNF Fr. 159, fol. 256), siglos XIV-XV

Sueño de Mordejai, Biblia histórica (BNF Fr. 159, fol. 256), siglos XIV-XV

Esta es la curiosa manera que tenía la gente de dormir en la Edad Media

El historiador Roger Ekirch ha investigado la evolución del sueño a lo largo de la historia

Todos necesitamos dormir. Si bien lo normal ha sido aconsejar ocho horas de descanso seguidas para un sueño reparador, la forma de dormir en la Edad Media era completamente distinta: la gente acostumbraba a dormir en dos turnos.

A principios de la década de 1990, el historiador y divulgador estadounidense Arthur Roger Ekirch estaba investigando sobre la historia de la nocturnidad –que más tarde se convertiría en su libro Al final del día: Noche en tiempos pasados– y entre los manuscritos antiguos de los Archivos Nacionales de Reino Unido se topó con el término «primer sueño» en la sociedad del siglo XVII. Este descubrimiento le hizo pensar que la existencia de un primer sueño implicaba también un segundo.

En su obra, que publicaría en 2005, llegó a mostrar más de 500 referencias de lo que denominó como «sueño bífido», una forma de dormir que dividía el sueño en dos partes, con un descanso entre medias. «Aquí había un patrón de sueño desconocido para el mundo moderno», afirmó Ekirch. Durante ese parón, denominado como «el reloj», la gente aprovechaba, después de un descanso, para realizar todo tipo e actividades. «Los registros describen cómo la gente hacía casi cualquier cosa tras despertarse de su primer sueño», asegura el historiador.

Una rutina desconocida

Según los documentos consultados por Ekirch, la rutina del doble sueño de los medievales consistía en irse a la cama entre las nueve y once de la noche para, tras un par de horas, despertarse de forma espontánea para limpiar el hogar, encender la chimenea, hacer sus necesidades o remendar la ropa. También era habitual que la gente no se levantara sino que se quedara en la cama charlando, discutiendo algún tema de interés para la pareja o la familia, o incluso mantener relaciones sexuales.

Para los campesinos, despertarse significaba volver a dedicarse a un trabajo más serio, ya fuera para aventurarse a vigilar a los animales de la granja o para realizar tareas domésticas, como remendar telas, peinar lana o pelar los juncos para quemarlos. Pero también fue un tiempo para la religión. Los cristianos tenían oraciones elaboradas y específicas prescritas para este período exacto de tiempo.

De esta manera, el primer sueño quitaba el cansancio lo que hacia del momento de «el reloj» ideal para hacer cualquier otra actividad. Más tarde –normalmente hacia la una de la madrugada– las personas regresaban a la cama para conciliar su sueño «mañanero», que duraba hasta el amanecer o más tarde.

Una costumbre del mundo preindustrial

Lejos de ser algo puntual, el investigador llegó a la conclusión de que era una técnica muy común en la sociedad preindustrial y que, además tuvo una larga trayectoria. Pudo, incluso, comprobar que en la Antigua Grecia también estaba presente o que hay muchos animales que también han adoptado esta manera de dormir por partes, ya que los mantiene con más energía en los momentos clave del día.

Durante su investigación, el historiador descubrió que el sueño bifásico era una práctica en todo el mundo preindustrial. En Italia se denominaba «primo sonno»; en Francia, «premier somme». También encontró registros de este primer sueño en lugares tan lejanos como África, el sur y sureste de Asia, Australia, América del Sur y el Medio Oriente.

Su investigación terminó concluyendo que el método había sido la forma dominante de dormir durante milenios, un antiguo defecto que heredamos de nuestros antepasados prehistóricos. El primer registro que encontró data del siglo VIII a. C., en la epopeya griega La Odisea, mientras que los últimos indicios de su existencia datan de principios del siglo XX, antes de que de alguna manera cayera en el olvido.

En la actualidad

Esta nueva concepción del sueño está ayudando a los científicos a obtener nuevas perspectivas sobre qué constituye una buena noche de sueño, así como ofrecer nuevas formas de afrontar y pensar en los problemas del sueño. «Un gran número de personas que hoy padecen insomnio en mitad de la noche, el principal trastorno del sueño en Estados Unidos –y me atrevo a decir que en la mayoría de los países industrializados–, en lugar de experimentar un trastorno, entre comillas, están experimentando, de hecho, un remanente muy poderoso, o un eco de este patrón de sueño anterior», indicó Ekirch.

En la actualidad, para las personas lo habitual es dormir toda la noche y el insomnio es causa de ansiedad, sin embargo, si se tiene en cuenta que esto fue normal durante siglos, se ve reducida la preocupación. Nuestro patrón de sueño ha visto una evolución por varias causas, pero el hecho de descansar en una única fase no implica que se descanse menos.

Son dos las preguntas a las que se enfrentan los investigadores. Por un lado, se preguntan por el motivo en el cambio del hábito de sueño tras la industrialización. La respuesta que sugiere el investigador estadounidense es que «la iluminación artificial se volvió más predominante y poderosa, y además de alterar los ritmos circadianos de las personas, permitió que se quedaran más despiertas más tarde».

La segunda cuestión sería si sería posible regresar al sueño bifásico. Para el científico del sueño del Instituto Nacional de Salud mental, Thomas Wher, realizó un experimento en los años 90 compuesto por 15 hombres. Observó que los patrones de sueño habían cambiado tras cuatro semanas con días de diez horas, los hombres había comenzado a dormir en dos tramos.

En 2015 varias universidades junto con Samson realizaron otro estudio con voluntarios en Madagascar para su investigación. El estudio se realizó en un pueblo donde no había electricidad para evitar el efecto de la luz. Tras diez días midiendo la actividad del sueño de los participantes «lo que hallamos fue que había un período de actividad justo después de la medianoche hasta alrededor de la 01:00-01:30 de la mañana y luego volvían a dormirse hasta las 06:00 , coincidiendo con la salida del sol», asegura Samson.

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