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Tropas de la División Azul combatiendo en el frente rusoPicasa / Wikimedia Commons

Picotazos de historia

La parte más humana de la División Azul en Krasny Bor contada por una rusa

Encontré extractos del diario de una mujer rusa, anticomunista y colaboradora con las tropas alemanas cuyo testimonio la propia editorial de la página web considera interesante por la visión que da

Hace ya unos cuantos años encontré, por pura casualidad, una página web rusa especializada en temática militar y riquísima en fuentes primarias, documentos, diarios etc. (Les dejo el enlace por si les interesa). Dentro de esta página, en la parte de diarios y documentos/cartas, encontré extractos del diario de una mujer rusa, anticomunista y colaboradora con las tropas alemanas –fue encargada de la lavandería de las tropas en la población de Pavlovsk, a treinta kilómetros de Leningrado (hoy San Petersburgo)– cuyo testimonio la propia editorial de la página web considera interesante por la visión que da, para el alma rusa, del contraste entre dos visiones diferentes: la española y la alemana.

Sobre la joven, de nombre Lidia Osipova, no puedo darles información alguna ya que poco o nada encontré en las propias fuentes rusas. El diario debió de ser uno de los muchos documentos capturados durante el avance de las tropas soviéticas y enviado al departamento correspondiente para su estudio y análisis.

El diario de la joven transmite la amargura por los duros tiempos, su esperanza –defraudada– de que los alemanes les liberen de los comunistas, la tristeza ante la condición humana, etc. La primera entrada que nos interesa la escribe el 25 de junio de 1942: «Se habla de que los españoles vendrán aquí pronto. La famosa División Azul».

La noticia de la llegada de tan exóticos –para ellos– individuos levantó todo tipo de rumores y fantasías que fueron contrastados con la realidad el 25 de agosto: «Los españoles destruyeron todas las ideas que sobre ellos nos habíamos hecho como un pueblo noble, orgulloso, bello, etc. Nada de historias. Son pequeños e inquietos como monos, sucios y ladrones como los gitanos. Pero muy amables. Todas las chicas que estaban con los alemanes se pasaron, en bloque, con los españoles. Y estos muestran una gran ternura y cariño con las chicas rusas. El odio entre españoles y alemanes aumentó a debido a esto».

Continúa la entrada del día 25: «Los españoles reciben dos raciones. Una del ejército alemán, la otra de su gobierno y lo que les sobra lo distribuían entre la población. El pueblo inmediatamente apreció la bondad de los españoles y se unió a ellos de una manera que nunca podría ser posible con los alemanes. Especialmente los niños. Si un alemán viaja en un carro, nunca verás a un niño en él. Si lo conduce un español, no se le verá, oculto como está por los niños. Todos estos José y Pepe –se ve que la señora no distingue– van por las calles con niños colgando».

17 de septiembre. Osipova habla de cómo durante un bombardeo un capitán español arriesgó su vida para salvar a un huérfano de guerra que había quedado al descubierto: «...el comportamiento del capitán aparentemente se considera (entre los españoles) como completamente normal. ¿Cómo no va a amar la población a estos locos?»

Para el día 30 de septiembre las diferencias se hacen más evidentes: «Por supuesto trabajar para los alemanes es mucho mejor. Estos siempre saben lo que quieren». Pero, tal vez, la entrada más interesante es la del día 5 de octubre:

«Cada vez estoy más cansada de mis españoles. No hay manera de trabajar con ellos. Es interesante trazar un paralelismo entre alemanes y españoles según como los vemos.

  1. Los alemanes son tranquilos y calmados. Los españoles ruidosos e inquietos como cachorros.
  2. Los alemanes obedecen todas las ordenes, sean las que sean. Los españoles se esfuerza siempre en desobedecer una orden, sea la que sea. Los alemanes tienen prohibido ofender a los españoles, a los que se considera como «invitados». Exteriormente los tratan con amabilidad aunque los odien. Los españoles, en cambio, masacran a los alemanes todos los sábados después de recibir su ración de vino. A veces incluso sobrios.
  3. Los alemanes son extremadamente frugales con sus uniformes y comida. Toda tela es remendada, zurcen los calcetines. No se desperdicia una migaja. Los españoles en cambio reciben ropa interior nueva de seda. Cogen una tijeras, la transforman en calzoncillo y arrojan los retales sobrantes a las lavanderas, que enloquecen de contento. Los españoles se desplazan 35 kilómetros desde Pavlovsk para adquirir comestibles. Todo el mundo se entera de qué es lo que traen para la semana. Si son limones, entonces habrá limones en todo sitio imaginable, hasta en el tubo de escape. Si son manzanas, lo mismo.
  4. Los alemanes son valientes en la medida que el führer les ordena que sean valientes. Los españoles no tienen absolutamente ningún sentido de la autoconservación. Elimina a la mitad de una unidad y la mitad restante partirá al combate cantando. Esto lo he visto con mis propios ojos.
  5. Los alemanes, a pesar de su sentimentalismo, son muy groseros con las mujeres. Les gusta organizar una apariencia de vida familiar pero, en esencia, son groseros y egoístas con ellas...A un alemán no le cuesta nada pegar a una mujer. Los españoles: pasión, atrevimiento y respeto genuino por una mujer. Pueden apuñalar a su novia muy fácilmente, simplemente por celos, pero nunca la levantarán la mano».

El 8 de enero de 1943 relataba que «Los alemanes azotaron a una muchacha, los españoles reaccionaron atacando a todos los alemanes que encontraban en su camino...la caballerosidad no fue mostrada por los oficiales si no por los soldados ordinarios».

Exactamente un mes más tarde, varios días después de la batalla de Krasny Bor, indicaba en las páginas de su diario que «La batalla ha terminado. Los españoles y la población rusa combatió con todo lo que tenían. Los 'rojos' no liberaron a nadie ni tomaron prisioneros (entre la población)... Se tiene a los españoles por encima de todo elogio. Los rojos quedaron eliminados. Las bajas entre los españoles superaron el cincuenta por ciento pero continuaron combatiendo. Hasta los alemanes les admiran».

Por último, el 15 de abril, habló sobre la partida de la División Azul: «Me trajeron muchas fotografías como recuerdo. Incluso una de un capitán. Las conservaré. Si alguien, en 1941, me hubieran dicho que conocería a los españoles le hubiera tomado por loco».

Reemplazos para la división son instruidos en el uso de ametralladoras pesadas. 30 de abril de 1942

Aquí terminan las referencias sobre la División Azul en el diario de Lidia Osipova. Las imágenes e impresiones que nos muestran son de una enorme calidez hacia aquellas tropas que fueron a combatir contra el comunismo. Por lo general, en todos los estudios y trabajos en los que se menciona la actuación de estos compatriotas nuestros en los terribles combates del frente ruso durante la Segunda Guerra Mundial, la imagen que dan es muy positiva.

En su conjunto fueron considerados, tanto por amigos como enemigos, como unos combatientes feroces, tanto en la ofensiva como en la defensa; con una enorme capacidad de resistencia ante las privaciones y las adversidades pero, también, como soldados con un alto sentido de la humanidad hacia los sufrimientos de la población, a quienes jamás consideraron ni trataron como enemigos, simplemente como seres humanos, como ellos mismo.

La prueba de todo ello es que cuando las tropas soviéticas ocuparon las posiciones ocupadas por la División Azul, se procedió a llevar una investigación por parte de la comisión encargada de averiguar los crímenes de guerra, y solo se encontró un caso que se achacó a un soldado llamado Antonio Vasco. Lo curioso es que no había nadie encuadrado con tal nombre en la unidad española.

Independientemente de la motivación y pensamiento de esos combatientes, como ser humano y como español no puedo dejar de admirar y sentirme orgulloso de ellos. Y así lo digo. Y si alguien se siente molesto u ofendido es su problema y que se jorobe.