La Orden de Malta, la misión médica más antigua del mundo: «Es una entrega a Cristo a través del prójimo»
La Orden de Malta es una organización internacional católica centrada en la ayuda humanitaria con una particularidad: es un estado sin territorio. Tiene gobierno, leyes, su propio sistema postal e incluso un asiento permanente en la ONU como observador. Aunque su sede está en Roma, goza de extraterritorialidad; es decir, que no tiene soberanía sobre ningún estado, sino que tiene una misión humanitaria por todo el mundo: «Se dedica a ayudar al prójimo ejerciendo su carisma de ayuda al necesitado, guiando a los pobres y a los enfermos», detalla en conversación con El Debate un voluntario de la Orden desde 1982.
La Orden nació en el siglo XI en Jerusalén. Empezó ayudando a los peregrinos y acabó dedicándose a las necesidades sanitarias de la ciudad: «Dado que en Jerusalén se quedaban una serie de tiempo, se estableció un hospital para atender a los enfermos que llegaban con necesidades después de haber peregrinado», explica el voluntario. «Estuvo errante en Jerusalén, luego en Acre, después en Rodas, más tarde en Malta y ahora mismo la sede está en Roma», comenta el voluntario.
A diferencia de otras órdenes militares que desaparecieron debido a que su propósito militar ya no era necesario, la Orden de Malta avanzó siguiendo su misión hospitalaria. Actualmente tiene un reconocimiento internacional y desarrolla labores humanitarias en todo el mundo. «Atender al prójimo es una responsabilidad diaria», asegura. En España, por ejemplo, opera bajo la Fundación Hospitalaria de la Orden de Malta en España con comedores sociales, roperos programas de inserción laboral, asesoría jurídica y residencia de mayores. Esta última es, en palabras del voluntario de la Orden, «la actividad asistencial más significativa por ser permanente» y subraya que estas acciones son «una entrega a Cristo a través del prójimo».
La Orden de Malta la componen 13.500 caballeros y damas, 120.000 voluntarios y 20.000 empleados, cuyo objetivo es mantener en funcionamiento sus diversas actividades asistenciales, así como «transmitir a través de éstas la presencia de la religión católica en nuestra sociedad», expresa el voluntario. Su labor llega a 120 países y al ser una entidad con personalidad jurídica propia de carácter internacional «tiene una serie de posibilidades de acción en lugares de conflicto como el Líbano y la posibilidad de tener pasaporte diplomático o accesibilidad en lugares de conflicto que facilita que las personas que quieran ayudar puedan lograr ese objetivo».
Cuenta también con aproximadamente 80.000 voluntarios capacitados y 25.000 empleados, la mayoría de los cuales son personal médico.
Antes de la pandemia, la ONU estableció un día para celebrar el Día Internacional de la Orden de Malta, según explica el voluntario, cuyo objetivo «es dar visibilidad a esta organización» a un público más amplio, al igual que dar a conocer sus principales actividades y atraer a nuevos voluntarios. Este año, la fiesta tendrá lugar el 14 de octubre, una fecha elegida, no al azar, sino por ser el sábado más próximo al 13 de octubre, la celebración de la festividad del Venerable beato Gerardo, fundador de la Casa del Hospital de Jerusalén.
Históricamente, su labor militar en el desarrollo del cristianismo, la defensa de los Santos Lugares, así como de las grandes hazañas navales que alcanzó en el Mediterráneo –la Orden participó en la victoria de Lepanto– ha sido bien reconocida; sin embargo, su descomunal labor humanitaria sigue siendo desconocida para muchos. Pertenecer a esta Orden es «una entrega a Cristo a través del prójimo, una manera de desarrollar la ayuda al próximo», finaliza este voluntario que ingresó en 1982. «Es uno de los objetivos de cualquier cristiano», concluye.