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Pío II nombró cardenal a su sobrino Francesco Piccolomini, después papa Pío III

Pío II nombró cardenal a su sobrino Francesco Piccolomini, después papa Pío III

Picotazos de historia

El cardenal nepote o 'por enchufe': cuando todo queda en familia

Esta figura solía actuar como secretario o como cardenal camarlengo, siendo así la persona , por su proximidad con el Papa, con más poder e influencia después del propio Pontífice

El cardenalato es una dignidad de la Iglesia. Así, a lo largo de la historia, nos encontramos con los obispos-cardenales, los presbíteros-cardenales y los diáconos-cardenales. En el año 1059 el Papa Nicolás, por medio de la bula In nomine Domini decretó que, con el permiso de los cardenales-presbíteros y los cardenales-diáconos, sólo los cardenales-obispos tendrían en adelante el poder de elegir Papa.

El nuevo Pontífice, una vez elegido, solía encontrarse en situación de debilidad: recién nombrado, rodeado de cardenales que le habían elegido y viviendo en un espacio (palacio Laterano, Vaticano, etc) controlado por los mismo que le habían situado en tal alta posición y que podían actuar –individualmente, por facciones o colegiadamente– para oponerse a su actuación.

León X con sus primos Giulio de' Medici (izquierda, después papa Clemente VII) y Luigi de' Rossi (derecha), a los que nombró cardenales

León X con sus primos Giulio de' Medici (izquierda, después papa Clemente VII) y Luigi de' Rossi (derecha), a los que nombró cardenales

Con el fin de darle un apoyo se creó la figura del cardenal sobrino o nepote (significa sobrino en italiano, de aquí deriva la palabra nepotismo). Esta figura solía actuar como secretario o como cardenal camarlengo, siendo así la persona , por su proximidad con el Papa, con más poder e influencia después del propio Pontífice.

De esta manera se juntó un doble deseo: por un lado el tener el apoyo de una persona de tu máxima confianza al pertenecer a tu propia familia y, por otro, el natural deseo de favorecer a los tuyos y ver prosperar a los miembros de tu linaje. Este último punto era común y abundante en el seno de la Iglesia Católica debido al celibato eclesiástico; en la Iglesia Oriental, por su parte, encontramos numerosos casos en los que los cargos y dignidades eclesiásticas pasan de padre a hijo o quedan vinculadas a una familia en concreto.

En la Iglesia Oriental encontramos numerosos casos en los que los cargos y dignidades eclesiásticas pasan de padre a hijo

Pero volviendo a occidente, el Concilio de Letrán de 1514 dio sus bendiciones a la institución del cardenal nepote que ya tenía casi cinco siglos de existencia. Por supuesto, una vez creado el precedente es fácil forzar los límites y llevar a la desvirtualización del cargo y de la función.

Con mucha frecuencia se vio como un conducto, un camino, para enriquecer a la propia familia con rapidez. El Papa Clemente VI (1342 – 1352) tuvo seis cardenales sobrinos al mismo tiempo y en total nombró a nueve; es bien conocido en caso de César Borgia , hijo de Alejandro VI, y –tal vez– el ejemplo más digno fuera el de un cardenal sobrino del Papa Pio IV y que conocemos como san Carlos Borromeo. Este se aseguró una posición de preeminencia con respecto al secretarius intimus por lo que fue conocido como el secretarius maior.

Los poderes de los cardenales nepotes, incrementados a lo largo de los siglos, hacían de ellos unos «vicepapas» o primer ministro plenipoteciario, algo que tuvo su verdadero valor durante los gobiernos de los Papas débiles. En 1624 el Papa Urbano VIII, después de escuchar el dictamen de dos comisiones de teólogos, concedió a los cardenales nepotes la facultad de nombrar a parientes laicos como herederos de sus beneficios eclesiásticos. Pero si abundan los casos en contra de esta figura y que nos muestran la venalidad del ser humano también encontramos casos en sentido contrario. «Como Fabio Chigi, yo tenía una familia. Ya no como Alejandro VII».

Paulo III con su cardenal nepote Alessandro Farnese (izquierda) y su otro nieto (derecha), Ottavio Farnese

Paulo III con su cardenal nepote Alessandro Farnese (izquierda) y su otro nieto (derecha), Ottavio Farnese

El Papa Inocencio XII por medio de la bula Romanum Decet Pontificem –no confundir con la Decet Romanum Pontificem de 1521 con la que el Papa León X excomulgó a Martín Lutero, algo con lo que le había amenazado el año anterior– abolió el cargo del cardenal sobrino e impuso a sus sucesores la limitación de nombramientos de cardenales a un solo miembro de su familia.

Esto fue una revolución ya que entonces el concepto familia era mucho más lato que hoy en día. Un primo tercero estaba en el límite entre familia y pariente. Durante el siglo XVIII, aunque había cesado la institución del nepotismo si encontramos a familiares del Pontífice desempeñando cargos en la administración hasta principios del siglo XX.

Bien es verdad que cada vez con una menor o nula intervención del tío Papa en el nombramiento. La perdida del poder temporal –el patrimonio de Pedro, los territorios papales– también ayudó a la eliminación del nepotismo. Pio VII ( 1800 – 1823) –el Papa de la coronación de Napoleón Bonaparte – abandonó la figura del cardenal nepote de manera definitiva y fomentó el poder de gobierno del secretario de Estado, actual figura de confianza e influencia en el Vaticano.

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