Crónica
Cofradías y memoria histérica
La memoria democrática tiene como objetivo la eliminación de un periodo de la historia, sustituyéndola por un relato oficial y no verídico pero que responde a intereses políticos actuales
En estos días de recogimiento que propugna la Semana Santa, los chivatos ayunos de conocimientos históricos han vuelto a la carga en esta ocasión contra una cofradía de Málaga acusada de mostrar simbología fascista o franquista, mostrando ya su odio y desconocimiento con la denuncia.
Como está cofradía existen otras que no citaremos para evitar que los odiadores de la libertad puedan expresar su ignorancia con nuevas acusaciones. El origen histórico de estas cofradías proviene al terminar la guerra civil española, cuando después del asesinato en la retaguardia frente populista de 72.344 personas por motivos religiosos y políticos, familiares y supervivientes fundaron cofradías de antiguos cautivos, mutilados y heridos, de manera similar al siglo XVI. En aquel tiempo, cuando los redimidos del cautivo islamista norteafricano volvían a España creaban cofradías para dar gracias por la libertad alcanzada. Los redentoristas son testigo de ello.
El fervor religioso que vivió España después de una guerra, donde se había producido una terrible persecución religiosa, no vista desde la época romana, tuvo efecto en el aumento de las vocaciones, en la aparición de nuevas cofradías y la identificación del nuevo Estado con los principios católicos. Las cofradías de reciente aparición mostraron los símbolos de su época, como las del pasado pusieron las suyas.
La memoria democrática tiene como objetivo la eliminación de un periodo de la historia, sustituyéndola por un relato oficial y no verídico pero que responde a intereses políticos actuales. La eliminación de la simbología de la época para evitar su recuerdo causa que provoque injusticias que llegan a afectar a los derechos defendidos en la Constitución: la libre expresión, la libertad religiosa, y el derecho de igualdad.
La cofradía malagueña perseguida, en los años de la transición ofreció la integración en ella a los mutilados veteranos del antiguo ejército republicano, que declinaron el ofrecimiento. Las leyes de los gobiernos centristas de la UCD y socialistas posteriores otorgaron la igualdad en derechos a todos los excombatientes, víctimas y familiares en el derecho de pensiones, reparaciones y reconocimientos, dejando inhábil la necesidad de una ley de memoria, según se creó está después de la Segunda Guerra Mundial y principalmente con el fin de las dictaduras militares sudamericanas.
En el presente español una nueva generación política ayuna de ideas pretende hacer del odio un instrumento de movilización social idealizando un momento triste de la historia. Su confusión se hace notable al confundir el fascismo, un movimiento revolucionario con un régimen de derecha autoritaria, que en el caso español fue una coalición de todas las familias derechistas, lideradas por un militar, con el que muy pocos se identificaron, por lo que denominar como franquistas a la simbología de las familias políticas que apoyaban al régimen no deja de ser un error más en el análisis.
En conclusión, una muestra más del intento de imposición de un relato falso, eliminando la existencia de un periodo de la historia y amenazando la libertad de expresión y de investigación del resto de la sociedad democrática española.