Salen a la luz las cartas de amor de un alpinista que intentó escalar el Everest
Las misivas pertenecían a George Mallery, que tras servir en el Ejército británico en la Gran Guerra falleció en su tercer intento de escalar el Everest en 1924
George Mallory fue uno de los primeros escaladores británicos en tomar parte en las tres primeras expediciones para ascender la vertiginosa altura del Everest (1921, 1922 y 1924). Ahora, casi un siglo después, unas cartas recién digitalizadas arrojan luz sobre las esperanzas y temores de Mallory respecto a la escalada de la montaña más alta del mundo, hasta los últimos días antes de desaparecer mientras se dirigía a su cima.
Fue el 8 de junio de 1924 cuando Mallory y su compañero Andrew Irvine se separaron de su equipo de expedición para intentar alcanzar la cumbre, pero nunca se les volvió a ver con vida. El Magdalene College de Cambridge, donde el propio Mallory estudió entre 1905 y 1908, ha digitalizado cientos de páginas de correspondencia y otros documentos escritos y recibidos por él y ahora se podrán leer por primera vez íntegramente en línea.
Los archivistas de la universidad han trabajado durante los últimos 18 meses han escaneado los documentos para preparar el centenario de la desaparición de Mallory que formarán parte de una exposición titulada George Mallory: Magdalena a la montaña, que se podrá ver el 20 de junio.
«Han sido malos tiempos»
En las cartas, el alpinista británico describía los meticulosos preparativos y las pruebas del equipamiento, así como su optimismo acerca de sus perspectivas. Pero no todo eran cosas buenas. Las misivas enseñan el lado más oscuro del montañismo: desde el mal tiempo, los problemas de salud, los contratiempos hasta las dudas.
«Han sido malos tiempos», se puede leer en uno de los textos. «Recuerdo los tremendos esfuerzos, el agotamiento y la tristeza de mirar por la puerta de una tienda de campaña a un mundo de nieve y esperanzas que se desvanecen», continúa.
También detalla una de las experiencias más cercanas a la muerte que tuvo durante uno de los ascensos cuando el suelo bajo sus pies empezó a derrumbarse dejándole suspendido «medio ciego y sin aliento» y con su peso soportado únicamente por un piolet clavado en una grieta mientras colgaba sobre «un agujero negro muy desagradable».
Cartas de amor a su esposa
En la muestra también se podrán conocer algunas de las correspondencias entre Mallory y su esposa Ruth en su época de noviazgo, mientras él servía en el regimiento de artillería británico durante la Gran Guerra. El intercambio de epístolas con su mujer le proporcionó estabilidad a lo largo de sus expediciones: «Ella era la roca en casa, lo dice él mismo en sus cartas», explica Katy Green, archivera universitaria del Magdalene College.
En una de las notas, Mallory llega a decirle a Ruth: «Me alegro mucho de que nunca te tambalees, porque yo me tambalearía sin ti». A pesar de que amaba mucho a su esposa, el escalador regresó nuevamente al Everest a pesar de que ella temía cada vez más por su seguridad.
«Había algo en él que le impulsaba», comenta Green. «Puede que fuera su experiencia en tiempos de guerra, o puede que simplemente fuera el tipo de persona que era», reflexiona la archivera universitaria. En su carta final a Ruth fechada el 27 de mayo de 1924, menos de un mes antes de su fallecimiento, Mallory estimaba que las probabilidades de éxito de la expedición eran «50 a 1 en contra de nosotros».
Por último, la muestra, que también irá acompañada de pertenencias del montañero, contará con cartas que detallan sus experiencias luchando en la Batalla del Somme, visitando los Estados Unidos y viajando en sus dos primeras excursiones al Everest en 1921 y 1922.
Los responsables del archivo han explicado que las cartas que Ruth escribió a George también sirven como una «importante fuente de historia social de las mujeres», mostrando su perspectiva como mujer viviendo a través de la Primera Guerra Mundial mientras su esposo estaba lejos en el frente. En 1999, miembros de una expedición al Everest recuperaron el cuerpo de Mallory así como tres cartas que se encontraron con él, las cuales están incluidas en el archivo.
Hasta el día de hoy hay debate sobre si Mallory y su compañero de escalada, Andrew «Sandy» Irvine, realmente alcanzaron la cima del Monte Everest. Ambos murieron en el viaje.