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Recreación de la llegada de Colón por Theodor de Bry

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La «España Boba» y la fallida independencia de Santo Domingo que entregó el país a los haitianos

Santo Domingo había vuelto a manos españolas, pero en el peor momento: la Península estaba invadida por Francia, en el resto de América empezaron a estallar las guerras de independencia y, acosada por tantos problemas, España no podía prestar atención a la pequeña provincia de Santo Domingo

La isla de Santo Domingo fue la primera posesión española del Nuevo Mundo desde que Colón la descubriese en 1492 y la nombrase como La Española. Sin embargo, conforme aumentó el imperio, esta provincia fue perdiendo poco a poco su importancia en favor de otras regiones como Cuba, Perú o Nueva España, quedando en gran medida despoblada y sirviendo de nido a piratas y contrabandistas. En 1697 el tercio occidental de la isla fue cedido a Francia, que constituyó una poderosa colonia azucarera sometida a un férreo régimen esclavista en lo que hoy es Haití. Durante casi todo el siglo XVIII, el Saint-Domingue francés prosperó hasta convertirse en el mayor exportador mundial de azúcar y la colonia más rica de Francia, importando cientos de miles de esclavos, mientras la despoblada mitad española languidecía.

La prosperidad que había sido orgullo de Saint-Domingue se volvió en su contra cuando los miles de esclavos de las plantaciones se rebelaron en 1791 en una sangrienta revolución y proclamaron la independencia del país bajo el nombre de Haití. En el Santo Domingo español, el brigadier Joaquín García Moreno consiguió mantener la calma y sofocar cualquier foco de revuelta, defendiendo hábilmente la frontera frente a ataques de los haitianos. Pero la diferencia demográfica hacía temer que los esclavos rebelados, una vez expulsados sus amos franceses, invadiesen el resto de la isla.

Extensión territorial de la capitanía general de Santo Domingo desde 1777

Extensión territorial de la capitanía general de Santo Domingo desde 1777

Incapaz de defenderla por falta de hombres y recursos, España cedió toda la isla en 1795 a Francia y en 1801 García Moreno, incapaz de resistir una nueva invasión haitiana, evacuó la isla. Miles de españoles huyeron a Venezuela o Puerto Rico abandonando sus posesiones ante el destructivo avance de los haitianos.

En 1802, Napoleón envió un poderoso ejército que rechazó a los haitianos y restableció el control francés sobre la mitad oriental de la isla. Santo Domingo quedó así bajo dominio francés durante los siguientes años, y algunos de los exiliados españoles volvieron para establecerse bajo la protección de las tropas galas. Sin embargo, la convivencia entre los habitantes españoles y las tropas francesas no fue fácil, y se volvió inviable en 1808 cuando llegaron noticias de la invasión napoleónica de España. Animados por estas nuevas, los colonos españoles se organizaron bajo el hacendado Juan Sánchez Ramírez y, siguiendo el ejemplo de sus compatriotas de la Península, se rebelaron contra la ocupación francesa en la llamada Guerra de Reconquista.

Reclutando refuerzos entre los exiliados de Cuba y Puerto Rico, Sánchez Ramírez se enfrentó a las tropas del gobernador francés Jean-Louis Ferrand en la batalla de Palo Hincado. Los milicianos españoles, aprovechando su mejor conocimiento del terreno, emboscaron a las tropas francesas y las derrotaron contundentemente. Ferrand, sin ejército, tuvo que huir a la ciudad de Santo Domingo, donde se suicidó. Poco después, el ejército de Sánchez Ramírez entró en la capital y restableció la soberanía española de la isla en el nombre de Fernando VII. La Junta de Sevilla le nombró gobernador, cargo que ejerció hasta su muerte en 1811.

Santo Domingo había vuelto a manos españolas, pero en el peor momento. La Península estaba invadida por Francia, en el resto de América empezaron a estallar las guerras de independencia y, acosada por tantos problemas, España no podía prestar atención a la pequeña provincia de Santo Domingo. Por eso los dominicanos llamaron a este periodo «La España Boba», un periodo de calma pero en el que se vieron olvidados y relegados.

Este acto se conoce como «la independencia efímera» porque el nuevo Estado apenas llegó a nacer antes de colapsar

Los criollos dominicanos, siguiendo el ejemplo de las otras posesiones españolas, empezaron a conspirar para independizarse. En diciembre de 1821, con España sumida en el caos del Trienio Liberal, un grupo de hacendados locales dirigidos por José Núñez de Cáceres apresó por sorpresa el gobernador español, Pascual Real, que fue apresado en su cama y obligado a embarcar en buque británico junto con su escasa guarnición. Tras la incruenta revolución, Núñez de Cáceres se proclamó presidente del Estado Independiente de Haití Español.

Este acto se conoce como «la independencia efímera» porque el nuevo Estado apenas llegó a nacer antes de colapsar. Núñez de Cáceres, consciente de la debilidad del autoproclamado país, intentó unirse a la federación de la Gran Colombia liderada por Bolívar, pero su petición fue rechazada. A su vez, el dictador haitiano Jean Pierre Boyer aprovechó para lanzar una nueva invasión de la mitad occidental de la isla. Bolívar, que estaba aliado con Haití, no quiso intervenir y, sin apoyos internacionales, el gobierno de Núñez de Cáceres tuvo que rendirse y entregar el país a los invasores haitianos en febrero de 1822. La independencia había durado apenas unos meses y durante los siguientes veintidós años el Santo Domingo español viviría bajo la ocupación militar haitiana.

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