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07 de septiembre de 2024

Vista del castillo de Gaucín (1849) (con el Peñon al fondo y en el medio) de Pérez Villaamil y Duguet

Vista del castillo de Gaucín en Málaga (1849) (con el Peñón al fondo y en el medio) de Pérez Villaamil y DuguetMuseo del Prado

La última colonia de Europa: por qué Gibraltar es español

Los ingleses no capturaron Gibraltar para Inglaterra, sino que la ocuparon en nombre del candidato austriaco a la Corona española, el archiduque Carlos

Gibraltar fue desde la Edad Media un enclave fortificado importante para controlar el Estrecho. La naturaleza hace que el escarpado Peñón, casi completamente rodeado de agua excepto por un pequeño istmo, sea una plaza casi imposible de conquistar. Los musulmanes levantaron la primera fortaleza en 1160, que durante los siguientes siglos sufrió hasta diez asedios, cambiando de manos entre cristianos y musulmanes primero y luego entre distintas facciones nobiliarias castellanas hasta que los Reyes Católicos lo incorporaron definitivamente a los dominios de la Corona.

La importancia estratégica

¿Cómo acabó este territorio en manos británicas? La captura de Gibraltar sucedió en 1704, durante la Guerra de Sucesión Española que enfrentaba a Austrias contra Borbones. Inglaterra estaba aliada con los Austrias y en 1704 envió una flota a las órdenes del almirante George Rooke y el príncipe austriaco Jorge de Hesse-Darmstadt para intentar tomar Barcelona. La expedición fue un estrepitoso fracaso, por lo que el almirante y el príncipe tuvieron que buscar un nuevo objetivo que compensase su derrota en la capital catalana. Los oficiales ingleses eligieron Gibraltar por su importancia estratégica y porque estaba poco defendida. Cuando la flota de Rooke atacó la fortaleza, el gobernador español Diego Salinas tenía solo 56 soldados a sus órdenes, y pese a su heroica resistencia, tuvo que rendirse finalmente.

Los ingleses no capturaron Gibraltar para Inglaterra, sino que la ocuparon en nombre del candidato austriaco a la Corona española, el archiduque Carlos. Sin embargo, cuando quedó claro que los Borbones se impondrían en la contienda, el gobierno británico se negó a ceder una plaza tan estratégica. Por el Tratado de Utrecht de 1713, que ponía fin a la Guerra de Sucesión, Felipe V de Barbón aceptaba entregar el Peñón a Gran Bretaña a cambio de que se reconociese su acceso al trono español.

El último de Gibraltar augusto Ferrer dalmau

El último de Gibraltar de Augusto Ferrer Dalmau

Por el artículo X «Su Majestad Católica cede a la Corona Británica, por él y por sus descendientes y sucesores, la plena y entera propiedad de la ciudad y castillo de Gibraltar, juntamente con su puerto, defensas y fortaleza que le pertenecen, dando dicha propiedad absolutamente para que la tenga y goce con entero derecho y para siempre, sin excepción e impedimento alguno». La renuncia parecía clara e inapelable, pero estaba condicionada a una serie de puntos que se han ido incumpliendo. Uno de ellos que la cesión se hacía «sin ninguna jurisdicción territorial y sin ninguna comunicación abierta por tierra». Esta medida buscaba sobre todo evitar el contrabando, que también se prohibía en el artículo. Sin embargo, Gran Bretaña ha incumplido estos puntos sistemáticamente ocupando los terrenos del istmo, ampliando artificialmente el Peñón y ejerciendo un lucrativo contrabando en la región.

La reconquista imposible

Felipe V nunca aceptó realmente el Tratado de Utrecht, que le había sido impuesto por la influencia de su abuelo el rey Luis XIV de Francia. El primer Borbón intentó revertirlo y reconquistar Gibraltar, que puso bajo asedio en 1727 sin éxito. A su muerte, sus sucesores denunciaron sistemáticamente los incumplimientos británicos y siempre mantuvieron la esperanza de recuperar la plaza por la diplomacia o por las armas. El último asedio, y el más grande todos, fue el de 1779-1783, pero la situación inexpugnable de la fortaleza y el dominio británico del mar, que permitía suministrar constantemente a Gibraltar, hicieron que fracasase.

En 1830, Gibraltar fue declarado oficialmente colonia de Gran Bretaña. Los gobiernos españoles siguieron reclamando la devolución, pero la debilidad del país durante todo el siglo XIX hizo inútil cualquier protesta contra un Imperio Británico que estaba en el pico de su poder y para el que Gibraltar era cada vez relevante como escala en la ruta hacia Egipto y la India.

La Asamblea General de Naciones Unidas dio la razón a España e incluyó a Gibraltar en la lista de territorios que deben ser descolonizados

El mayor triunfo diplomático español se dio en los años 60 gracias a los esfuerzos de la diplomacia franquista. El Régimen consideraba la disputa de Gibraltar como un punto esencial y endureció la presión contra Gran Bretaña. En aquel momento se estaba produciendo el gran proceso de descolonización bajo supervisión de la ONU, en el que los británicos comenzaron a abandonar sus posesiones coloniales. España alegó que Gibraltar, como colonia que era, debía ser devuelta. La Asamblea General de Naciones Unidas, en sus las resoluciones 2231, de 1966, y 2353, de 1967, dio la razón a España e incluyó a Gibraltar en la lista de territorios no autónomos, aquellos administrados por una Potencia colonial y que deben ser descolonizados.

Reino Unido respondió cambiando el estatus de Gibraltar de colonia a territorio de ultramar, como hizo con muchas otras de las colonias que todavía retiene en pequeñas islas del Caribe y Oceanía. Además, en 1969 celebró un referéndum de autodeterminación en el que los gibraltareños votaron por mantenerse bajo control británico.

La última colonia en Europa

Ninguna de estas medidas tiene validez legal para Naciones Unidas, puesto que el mero cambio de nomenclatura no ha impedido que la ONU siga considerando a Gibraltar, como otros territorios, en la lista de territorios pendientes de descolonizar. El referéndum no se considera un título válido, ya que la población actual de Gibraltar son considerados «colonos», pues se asentó en su práctica mayoría tras la ocupación británica sustituyendo a la pequeña población original española.

Por eso, todos los gobiernos españoles de la democracia han mantenido invariablemente la postura de que Gibraltar es español y, según el mandato de la ONU, debe ser devuelto. Desde la muerte de Franco se han llevado a cabo numerosos intentos de negociación en este sentido, pero siempre infructuosamente. El Peñón permanece como una de las últimas 17 colonias que quedan en el mundo y la única del continente europeo.

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