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07 de septiembre de 2024

Fotograma de Los Boinas Verdes

Fotograma de Los Boinas Verdes

'Los Boinas Verdes' o cuando Lyndon B. Johnson y John Wayne se unieron para ganar la Guerra de Vietnam

La película no solo fue de los escasos ejemplos de cine sobre la Guerra de Vietnam realizados y estrenados durante el conflicto, sino que lo abordó desde una perspectiva conservadora

El 4 de julio de 1968, coincidiendo con la mayor celebración del país, el Día de la Independencia de los Estados Unidos, se estrenó Los Boinas Verdes (Ray Kellogg, 1968) o, como fue conocida en España, Los Boinas Verdes. La película no solo fue de los escasos ejemplos de cine sobre la Guerra de Vietnam realizados y estrenados durante el conflicto, sino que lo abordó desde una perspectiva conservadora. La idea de la realización del filme se produjo tras una visita en julio de 1966 de «El Duque» a las tropas estadounidenses destinadas en Vietnam.

La participación gubernamental en el rodaje

El emblemático actor se concienció allí de la necesidad que tenía Estados Unidos de frenar la expansión global del comunismo. Así, a través de su propia productora, Batjac Productions, adaptó la novela homónima de Robin Moore, Los Boinas Verdes. Para poder sacar el proyecto adelante, carteó al entonces presidente Lyndon B. Johnson para solicitar su apoyo y pedir colaboración material con el objeto de llevar a buen puerto la producción. El célebre actor se dirigió al presidente así:

«De niño, mi padre siempre me decía que, si uno quería conseguir algo, debía dirigirse al hombre más importante. Es por ello que le envío esta carta a usted. Estamos librando una guerra en Vietnam. Aunque personalmente apoyo la política de la Administración en este conflicto, sé que no se trata de una guerra popular y considero que es vital, no solo para los habitantes de los Estados Unidos, sino para los de todo el mundo, explicar por qué es tan importante para nosotros estar allí».

Carta de John Wayne a Lyndon Johnson sobre la película Los Boinas Verdes

Carta de John Wayne a Lyndon Johnson sobre la película Los Boinas Verdes

Los argumentos de El Duque debieron convencer a Johnson, pues se apresuró a apoyar la película. Tras ello, John Wayne acudió al Departamento de Defensa con una lista de ocho páginas de lo que necesitaba para el rodaje. Esta incluía equipamiento militar, soldados de origen asiático para que encarnaran a los norvietnamitas y militares caucásicos para interpretar al Ejército estadounidense. Las autoridades militares también le cedieron tanques, armamento incautado al enemigo, armas norteamericanas y los emblemáticos Jeep Willys. En total, el Ejército cedió casi 4.000 hombres y destinó al metraje 85 horas de vuelo, tanto de cazas como de helicópteros.

Sin embargo, toda esta ayuda no se prestó de forma gratuita, ya que Johnson pretendía que la película sirviera de reclamo para el reclutamiento, así como para popularizar el conflicto, que ya encontraba serías quejas de la opinión pública norteamericana. Así, el propio director de Seguridad del Departamento de Defensa, Charles H. Winkle, envió múltiples reclamaciones para hacer cambios en el guion.

El éxito que antecedió al Rambo de Sylvester Stallone

Los Boinas Verdes fue un éxito abrumador en taquilla y recaudó 32 millones de dólares, frente a los siete que había costado. Su trama y narrativa no eran complicadas y carecía de mensajes más sutiles, como los que había en Rambo: Acorralado (Ted Kotcheff, 1982). El planteamiento era sencillo: la película tenía que responder a los interrogantes que había en el Congreso y en la sociedad norteamericana e insuflar el mismo espíritu patriótico y de entrega que hubo en la Segunda Guerra Mundial. Además, lo hacía expresando la postura oficial que, en ese momento, tenía el Gobierno respecto a la guerra.

Fotograma de los Boinas Verdes

Fotograma de los Boinas VerdesWarner Bros

El resultado fue un metraje que presentó una perspectiva idealizada del conflicto, muy parecido al cine bélico sobre el frente del Pacífico en la Segunda Guerra Mundial. En él, se contraponía la visión de un soldado norteamericano patriota y que quería ayudar a los vietnamitas, víctimas del comunismo, frente a los militares norvietnamitas, ideologizados y con ansias de matar. Incluso introduce un elemento que no es habitual en la mayoría de las películas sobre la Guerra de Vietnam: la importancia de las fuerzas militares de Vietnam del Sur, aliadas de Estados Unidos.

Además, la película expone bien las visiones contrapuestas de la guerra. Por un lado, está el coronel Kirby (John Wayne), que presenta todas las virtudes militares posibles. En la otra parte está el periodista George Beckworth (David Janssen), que muestra, desde el total desconocimiento de lo que allí sucede, una postura contraria a la intervención norteamericana. Icónica es la escena en la que Kirby, en una rueda de prensa, le muestra a Beckworth todas las armas incautadas a los norvietnamitas, de origen chino, soviético y checoslovaco. Es decir, a través de ella muestra la llamada «Teoría del Dominó», según la cual la irrupción del comunismo en Vietnam podría causar una expansión a toda la zona.

El escéptico periodista, tras partir al frente y comprobar las atrocidades cometidas por los comunistas, llega a colaborar con los militares y acaba siendo un firme defensor de la intervención americana en el conflicto. El mensaje aquí es claro: la realidad de la guerra se conoce en el campo de batalla, no en los despachos de prensa en Estados Unidos.

Reveladora es también la escena final en la que el huérfano de guerra vietnamita Hamchunk pregunta al sargento Kirby: «¿Qué será de mí ahora?». Entonces, el personaje de John Wayne responde con firmeza: «Yo voy a cuidar de ti, Hamchunk, Porque, ¿sabes? De eso se trata todo esto». Esta parte es muy significativa, pues el mensaje que quería lanzar Estados Unidos es: cuidamos y no abandonamos, aunque suponga un gran sacrificio, a nuestros aliados.

Muestra así que el Ejército de los Estados Unidos no solo combatía y hacía frente a los cruentos guerrilleros comunistas del Vietcong. Además, desempeñaba una importante labor humanitaria y de protección a los civiles vietnamitas pues, al final, eran el objeto de la desatada violencia comunista, algo que Estados Unidos no podía tolerar.

Vietnam: dónde se ganaron las batallas, pero se perdió la guerra

Desde el inicio de la intervención militar norteamericana en 1965, la impopularidad del conflicto crecía dentro de las fronteras estadounidenses. Por ello, Johnson vio la idea de John Wayne como una forma directa y sencilla de llegar a la población civil y hacerles ver la necesidad de su participación en la guerra. Aunque, esta participación, pese a que el metraje fue un éxito comercial, estuvo sujeta a críticas debido a los grandes recursos que el Gobierno invirtió en su producción.

Sin embargo, el anticomunismo y el mensaje conservador se pueden apreciar con claridad, sobre todo el relacionado con la idea de que la victoria de Estados Unidos aún se planteaba como absoluta. No era tan descabellada esa premisa, pues el conflicto, que fue la mayor intervención militar estadounidenses desde la Segunda Guerra Mundial, se estaba decantando en el campo de batalla en el lado de Vietnam del Sur y Estados Unidos.

«Ganamos las batallas, pero perdimos la guerra», decía el Tom Highway en El Sargento de Hierro (Clint Eastwood, 1986). Cuatro años antes, John Rambo señaló a los burócratas de Washington, a la sociedad civil y a la prensa como los culpables de perder la guerra. Por lo tanto, lo simbólico de Los Boinas Verdes fue ser el precedente de las ideas conservadoras de la Guerra de Vietnam que, frente a todo el cine crítico que se hizo, sirvió como punto de partida para la reinterpretación del conflicto que se hizo en el cine durante la presidencia de Ronald Reagan.

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