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Villa La Voglina

Villa La VoglinaIdealista

Sale a la venta la villa donde vivió Napoleón en Italia por 4 millones de euros

El general corso utilizó esta vivienda como cuartel general durante la batalla de Marengo de la que saldría victorioso y marcaría el principio de su carrera por el domino de Europa

La mansión de más de 30 habitaciones en la que se alojó Napoleón Bonaparte antes de planificar su estrategia de ataque contra Austria en la batalla de Marengo, sale a la venta por cuatro millones de euros, con la cesión exclusiva confiada a la empresa Building Heritage-Forbes Global Properties, según informa Idealista.

Ubicada en lo alto de la colina entre Valenza y Alessandria (Piamonte, Italia), la villa La Voglina «es una residencia con una historia fascinante y una elegancia inigualable», escribe Building Heritage-Forbes Global Properties. Tanto es así que la zona ha sido declarada patrimonio de «interés particularmente importante» por el Ministerio de Patrimonio Cultural.

La finca cuenta con más de 3.300 metros cuadrados distribuidos en varias plantas y más de 30 habitaciones. Este complejo, digno de un emperador, se construyó en el siglo XVIII por el arquitecto Filippo Juvarra, aunque concebido como convento, pasó a ser residencia del general corso un siglo más tarde.

Villa La Voglina

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Antes de alojar al que se convertiría en emperador de Francia, primero fue vivienda del Papa Pío VII, quien consagró la capilla privada que aún conserva la finca. A principios del siglo XIX acogió a oficiales de las tropas austriacas estacionadas en Alessandria que, más tarde, fueron sustituidas por las tropas de Napoleón.

Aquí, Napoleón, quien había acababa de tomar el poder a través de un golpe de Estado, planificaría su ataque contra Austria en su carrera para conquistar Europa. El choque se produjo en Marengo, donde el corso logró vencer a unas fuerzas superiores en número a las suyas. Las bajas fueron ingentes: cerca de 9.500 hombres por el bando austríaco, 963 muertos y 3.000 prisioneros, por 5.600 del lado francés, entre ellos 1.100 muertos.

El emperador consideró esta batalla como un momento crucial en su carrera, aunque también reconocía lo apurado de la victoria y durante su exilio en Santa Elena escribió: «Marengo fue la batalla en la que los austríacos se batieron mejor; sus tropas se comportaron de forma admirable, pero su valor quedó enterrado allí; no los hemos vuelto a ver igual».

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