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Juan Eslava Galán

Juan Eslava GalánJavier Ocana

Eslava Galán: «La decadencia que vive Europa ya la vivieron los romanos»

El escritor vuelve con un nuevo volumen de su serie Historia contada para escépticos donde hablará sobre Roma, «la aldeíta que llegó a ocupar el mundo»

«De Roma tenemos desde la semilla de la que va a nacer el árbol hasta el árbol troceado y listo para el fuego», dijo Juan Eslava Galán parafraseando al historiador Edward Gibbon, en la presentación del décimo volumen de Historia contada para escépticos en el que analiza la historia del Imperio romano.

Empezando por la historia de España hasta la Revolución rusa, Galán ha intentado dar a conocer, con humor y con rigor, diferentes momentos de la Historia con mayúsculas; sin embargo este nuevo título es algo más «especial» para el autor porque la historia de la Ciudad Eterna ha sido lo que más le ha interesado en el mundo y confiesa que «quizá el resto de los libros hayan sido ensayos para escribir este».

Roma, un espejo en el que mirarnos

Así, de forma cronológica y a través de personajes ficticios que se mezclan con emperadores, soldados, mujeres, patricios y gladiadores reales de la antigua Roma, cuenta los mil años en los que aquella aldeíta llegó a ocupar el mundo: «Viendo como sube una civilización y se consume a sí misma, se puede establecer un paralelismo con lo que somos nosotros», advierte.

Es en este paralelismo donde encontramos el interés por el Imperio romano: «Roma siempre es un espejo en el que mirarnos», asegura. Solo basta con mirar la decadencia que estamos viviendo; algo que también sufrieron los romanos: «La actual decadencia de Occidente, de sus costumbres, de la moral... todo eso lo vivieron también los romanos» y asevera que «la civilización cristiana occidental que llegó a su culmen en el siglo XIX se ha suicidado». Por ello sugiere que nos «observemos en ellos [los romanos]» y aprendamos de sus errores porque «la historia es una gran maestra de la vida y muchas veces se repite tanto».

Roma, además de ser un ejemplo, es el origen de muchas herencias, por una parte positivas como el idioma y la ley: «Lo mejor que tenemos de Roma es la ley, que todo el mundo debe obedecerla. Está en la esencia de la democracia. Sigue siendo la mayor aproximación a la Justicia que se tiene en todas las civilizaciones», comenta. Y por otra, negativa: «Lo peor que hemos heredado de Roma es la corrupción. Roma era muy corrupta y nunca dejó de serlo». Y afirma que la historia de Roma también es un pulso constante entre las clases privilegiadas y aquellas que no las tienen.

En ese afán por dar una visión completa del tema que trata, el autor de Historia de Roma contada para escépticos (Planeta) habla de las luces y sombras del imperio e incluso desmiente algunas leyendas. Por ejemplo, confirma que Calígula nunca nombró cónsul a un caballo y bromea al decir que «en otros lugares de Occidente iría mejor el gobierno si hubiera un caballo al frente. Los caballos normalmente son más sensatos». También rompe una lanza a favor de Nerón y explica que cuando ocurrió el famoso incendio de Roma, «él estaba ausente, lejos, y se comportó con la abnegación que cabe esperar de un buen gobernante».

Una visión deformada por el cine

Además, en este nuevo volumen de Historia para escépticos el historiador y divulgador añade teorías sobre las que no está de acuerdo, precisa, pues procura «dar la opinión contraria porque a lo mejor el lector está mas de acuerdo con ésta que con la mía. Siempre intento dar los elementos necesarios para que el lector tome su propio pensamiento sobre el tema», indica.

Asimismo advierte que «hay que tener en cuenta la deformación de Roma que nos está dando el cine» por ello, a través de este libro, anima a revisar algunas de los estereotipos creados por el cine. «Hay una visión de Roma a través del cine machista. Pensamos que en Roma solo había hombres y afortunadamente había mujeres y por eso se seguían propagando». Eslava Galán habla también de una idealización pues «todos hemos aspirado ser un gladiador o vemos reflejado en el cine a esos centuriones arrogantes, pero nunca vemos al comerciante panzudo que está sosteniendo la economía de ese imperio».

Pero a veces la visión que se proyecta en los cines se queda corta: «Si en 'Gladiator', Ridley Scott hubiera reproducido una verdadera batalla romana, hubiera quedado mucho más espectacular que esas bolas de fuego que vienen por el aire», concluye.

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