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Soldados británicos transportando material de construcción durante el invierno de 1854-1855

Soldados británicos transportando material de construcción durante el invierno de 1854-1855

Picotazos de historia

El poema que denunció la situación de los veteranos de la guerra de Crimea: «Se morían de hambre»

El 20 de mayo de 1890 el marqués de Hartington, uno de los líderes del partido liberal, escribió un artículo para el periódico The Times haciendo un llamamiento para que se hicieran aportes al Fondo de Ayuda de la Brigada Ligera

En el Reino Unido se denominan workhouse a unas instituciones, pretendidamente caritativas, en las que se proporcionaba alimento y techo a cambio de trabajo a las personas más desfavorecidas de la sociedad. En especial a las mujeres, niños, lisiados y ancianos. La imagen, magistralmente descrita por el genio de Charles Dickens, de un Oliver Twist pidiendo un poco más de comida está ambientada en un workhouse infantil y no está, para nada, alejado de la realidad. Ahora que ya saben lo que era un workhouse en Inglaterra y lo que suponía el verse obligado a solicitar el amparo de esta institución, entremos en materia.

El 20 de mayo de 1890 el marqués de Hartington, uno de los líderes del partido liberal, escribió un artículo para el periódico The Times haciendo un llamamiento para que se hicieran aportes al Fondo de Ayuda de la Brigada Ligera. Este era un fondo destinado para ayudar a los veteranos sin medios de la campaña de Crimea, en especial a los integrantes del arma de caballería que tanto se destacaron durante la batalla de Balaclava. En esta acción la brigada pesada, bajo las ordenes del general Scarlett, derrotó a una fuerza rusa muy superior realizando una carga cuesta arriba.

Pero mucha más notoriedad alcanzó la desastrosa carga de la brigada ligera, comandada por el conde de Cardigan, y que fue producto de errores de comunicación. Fue la pifia más gorda de la era victoriana. El general Pierre Bosquet, que presenció la carga junto al comandante en jefe inglés lord Raglan, no pudo dejar de exclamar ante el espectáculo que se desarrollaba frente a sus ojos: «Es magnífico, pero no es la guerra».

Como los ingleses lo aprovechan todo, ensalzaron la férrea disciplina y sentido de cuerpo de los destrozados jinetes y encargaron a su poeta laureado oficial, Alfred Tennyson, un poema acorde. Tennyson escribió su obra más famosa y mundialmente reconocida, La Carga de la Brigada Ligera, un poema de conocimiento casi obligatorio para todo estudiante británico. Pues bien, cuando se hizo público el resultado de la colecta de fondos para ayudar a estos veteranos sin medios, después del abono de los gastos y demás zarandajas, encontraron la cantidad total de veinte libras y cuatro chelines.

Un año antes, en 1889, había llegado de la India un joven periodista de 24 años, que pronto encontró trabajo publicando para el St. James Gazette y el Scott Observer. Al joven periodista, de nombre Rudyard Kipling, le chocó el desprecio con el que los habitantes de la isla trataban a la tropa y escribió su poema Tommy para denunciar este hecho. El poema se publicó el 1 de marzo de 1890 y fue muy aclamado.

Durante ese año Kipling siguió con gran atención los actos para la recaudación de fondos para los veteranos de Crimea. Por ello, cuando se hicieron públicos los resultados del total recaudado, estalló de indignación, que volcó en uno de sus más emotivos poemas: La Carga de la Brigada Ligera. En su obra Kipling describe a un grupo de pobres y envejecidos soldados «que pensaban que se morían de hambre mientras que vivían en inmortales canciones. Pidieron un poco de dinero para tener al lobo alejado (expresión inglesa que significa ganar lo suficiente para subsistir); y treinta millones de ingleses les dieron veinte libras con cuatro».

Los macilentos soldados, continua el poema, marcharon a casa del famoso poeta (Tennyson) y formaron frente a su puerta. Un viejo sargento hizo de portavoz y agradeció a Tennyson sus hermosas palabras pero le rogó que añadiese una nueva linea: «Señor, usted escribió que una vez fuimos héroes, escriba ahora que nos morimos de hambre».

El último superviviente de la famosa carga de la brigada ligera fue el sargento Edwin Hughes (1830 – 1927) del 13º de dragones ligeros. Hughes pudo sobrevivir sus últimos años merced a los restos de los fondos de ayuda para veteranos. Cuando estos se agotaron, el gobierno, a consecuencias del escándalo nacional que provocó la noticia, creó una pensión especial para Hughes y otro compañero superviviente del 11º de húsares. Comparado con la inmensa mayoría de sus camaradas, Hughes y el húsar, de nombre Henry Pennigton, tuvieron mucha suerte.

Como dato curioso, el último en morir de los oficiales que participaron en la carga fue Sir George Orby Wombwell, del 17º de lanceros, que falleció en 1913. Sir Fitzroy Mclean, 26º jefe del clan Mclean y comandante en el 13º de dragones ligeros, fallecido en 1936, no pudo participar en la carga debido a lo débil que se encontraba a causa de la disentería. Falleció en 1936, siendo el último superviviente de la campaña de Crimea. Si exceptuamos a la tortuga Timothy de la que hablé en otro artículo.

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