Picotazos de historia
El cirujano más rápido de Europa que realizaba amputaciones en solo segundos
En un tiempo en el que las operaciones quirúrgicas se realizaba sin anestesia alguna y con poca o ninguna asepsia, muchas veces la garantía o posibilidad de supervivencia radicaba en la habilidad del cirujano
Robert Liston ( 1794 – 1847) fue hijo del clérigo Henry Liston, individuo que alcanzó cierta notoriedad, en su día, como inventor. A él se debe un tipo de órgano y un modelo de arado mejorado. Pero dejemos al clérigo y volvamos a Robert. El chico estudió medicina con aprovechamiento y en 1818 era miembro de la prestigiosa Royal Infirmary de Edinburgo. El doctor Liston también era un ser humano apasionado, compasivo, intenso y profunda y sinceramente preocupado por el bienestar de sus pacientes.
Esto le llevó a ser firme en la defensa de sus ideas y de aquello que consideraba justo. Si a esa intensidad le suman el hecho de que el buen doctor tenía una imponente altura de un 1,88 centímetros y que rondaba los cien kilogramos de hueso y musculo, es fácil comprender que sus palabras eran siempre escuchadas con respeto. En 1822 tuvo un encontronazo con el director de la institución y la junta (durante la discusión un miembro de la junta salió por la ventana, pero fue solo un primer piso y no se rompió nada importante), por lo que no volvió a ser admitido hasta que el director y todos los miembros de la junta se jubilaron. Pero no estamos aquí para hablar de esto.
Robert Liston, como se pueden imaginar, poseía una fortaleza hercúlea y una contagiosa actividad. En un tiempo en el que las operaciones quirúrgicas se realizaba sin anestesia alguna y con poca o ninguna asepsia, muchas veces la garantía o posibilidad de supervivencia radicaba en la habilidad del cirujano para poder llevar a cabo la labor, de manera correcta, en el menor tiempo posible.
Piensen que en la mentalidad de los cirujanos, en palabras del doctor sir Frederick Trevers (cirujano que desarrolló el tratamiento quirúrgico del apendicitis que se pondría en practica con el rey Eduardo VII): «La limpieza estaba fuera de lugar».
En esas circunstancias Liston desarrolló una técnica que le permitía operar a una velocidad asombrosa, pudiendo amputar una pierna en dos minutos y medio. Imaginen lo que suponía reducir el tiempo de intervención, en una época en la que no había anestesia, en diez o quince minutos. Tal vez no le parezca mucho pero para la persona atada a la mesa de operaciones era una vida, una eternidad.
Esta técnica logró que Liston tuviera unos índices de supervivencia de nueve sobre diez, mientras que la media estaba entre cinco y seis sobre diez. Liston, con su rapidez conseguía reducir el shock, la exanguinación durante la operación y la septicemia posterior.
El doctor Liston es recordado por dos incidentes dentro de los anales de la medicina
En 1846 llevó a cabo la primera operación quirúrgica realizada en Europa con anestesia, utilizando éter. Paradójicamente Liston impulsó su propio fin, ya que al defender y apoyar el uso de la anestesia hacía innecesaria la principal característica de su propia técnica: la rapidez. Pero el doctor Liston es recordado por dos incidentes dentro de los anales de la medicina. El primero de ellos tuvo relación con un caso muy famoso de la era victoriana: dos individuos patibularios llamados Burle y Hare asesinaron a dieciséis personas con el fin de aprovisionar de cadáveres frescos a las clases de anatomía del doctor Robert Knox.
Uno de los cadáveres «frescos» fue el de la pobrecita Mary Paterson, joven conocida entre los estudiantes de la facultad. Liston presenció la disección de la joven y su sentido de la ética y de la decencia se vio tan profundamente afectado por la bochornosa actuación del doctor Knox, delante de los alumnos, que discutió airadamente con él en medio de la disección. Liston envió a Knox a una esquina, de un guantazo. Cubrió el cuerpo de la joven con una sábana y se llevó el cuerpo en medio del temeroso silencio de todos los presentes. Robert Liston pagó un entierro decente para los restos de la pobre joven y asistió a su sepelio.
La operación con más muertos en el quirófano
El segundo incidente actualmente se considera una exageración de un suceso real pero… «se non è vero, è ben trovato». Según la historia el doctor Liston cuenta con el mayor porcentaje de mortandad en una operación quirúrgica. Un espeluznante 300 %.
Durante una operación de exhibición de técnica y rapidez, a la que no solo asistían alumnos si no también curioso que pagaban para situarse lo más cerca posible de la mesa de operaciones. Como les decía, durante una exhibición en la abarrotada sala, el doctor se lanzó, con todo entusiasmo, a tajar, serrar y cortar a una velocidad frenética.
En dos minutos y medio la pierna derecha del paciente estaba depositada en el interior de un cubo; un ayudante de la operación intentaba, desesperadamente, cortar la hemorragia de su mano derecha, de la que habían desaparecido dos dedos, «seccionados por la afilada cuchilla que manejaba, con hercúlea fuerza, el doctor Liston», y un miembro del respetable, que presenciaba la exhibición del arte del cirujano, yacía en el suelo. Este se había desmayado cuando la cuchilla de Liston atravesó el abrigo que llevaba y la sangre del paciente le salpicó.
El resultado de la operación fue que el paciente falleció en la misma sala a consecuencia de una sepsis y tres cuartos de los mismo pasó con el infortunado ayudante de quirófano. En cuanto al espectador, falleció a consecuencia de un ataque cardíaco producto de la impresión de ver rajado su abrigo y salpicado de sangre. No pudo superar la impresión de creerse mortalmente herido por Liston. Lo dicho «Si non è vero...»