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Líder coreano Kim Jong Un

El líder coreano, Kim Jong UnAFP

La hambruna: la otra cara de Corea del Norte

En contraste a la exposición mediática con el  lanzamiento de misiles, la ONU alerta la poca atención a la miseria en que viven sus habitantes

Un investigador de derechos humanos de la ONU reportó a Reuters que el riesgo mas alto que ahora mismo acecha a Corea del Norte es la hambruna. Empeorada por el aislamiento durante el COVID19, también se ha visto agravada por las sanciones de las Naciones Unidas como castigo por sus programas nucleares y de misiles.

La situación humanitaria que no deja de empeorar podría convertirse en crisis, ya que coincide con una «apatía global» respecto a la situación de Corea del Norte, comenta Tomas Ojea Quintana, que es reportero especial de derechos humanos allí.

Las sanciones impuestas por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas deberían revisarse y relajarse cuando sea necesario facilitar asistencia humanitaria, y para permitir el fomento del derecho a un nivel de vida adecuado a los civiles corrientesReza parte del Informe elaborado por Tomás Ojea Quintana

Corea del Norte no reconoce la súplica de Tomás Ojea Quintana ni cooperará con él, y su misión en Ginebra no respondió ni ofreció comentario alguno al respecto. El cuanto al gobierno en Pyongyang – no aceptan preguntas de medios extranjeros.

La respuesta de Corea del Norte

El líder Kim Jong Un dijo en junio que la situación de comida estaba «tensa» por los desastres naturales del año pasado, y admitió que los ciudadanos habían tenido que hacer sacrificios durante la pandemia. En abril, los oficiales de Corea dijeron que un informe de la ONU sobre la desnutrición infantil era una «mentira cochina».

Además, Corea del Norte no ha reportado ningún caso de COVID19 y a impuesto rígidas medidas sanitarias, incluyendo cierre de fronteras e impedimento de viajes domésticos.

Los norcoreanos no deberían tener que escoger entre el miedo al hambre y el miedo al coronavirusTomás Ojea Quintana, reportero de la ONU

Pero muchos norcoreanos que dependen de actividades comerciales en el borde con China han perdido sus ingresos, y eso se ha empeorado con las sanciones.

«El acceso a comida de la gente es una preocupación muy real, sobre todo en los niños vulnerables y los ancianos en peligro de hambruna», añadió Ojea Quintana, señalando que los norcoreanos «no deberían tener que escoger entre el miedo al hambre y el miedo al coronavirus».

Debido a las sanciones intergubernamentales, «los medicamentos esenciales y suministros sanitarios están en desabastecimiento, y los precios han subido por mucho al dejar estos de venir de China». La mayoría de los diplomáticos y oficiales de asistencia han abandonado Corea del Norte en este desabastecimiento de bienes y material sanitario. 

Apatía global

El Relator Especial también expresó su preocupación de que los desafíos al obtener información estaban conllevando una «apatía global y falta de atención a la situación de deterioro de derechos humanos que está teniendo lugar allí». Pidió relajar la tensión militar que divide la península, y urgió a EE. UU. y Corea del Sur que mandase «señales claras» de querer revivir la diplomacia para desnuclearizar Corea del Norte.

En estas últimas semanas, Corea del Norte ha estado llevando a cabo una serie de tests de armamento que incluyen misiles con altas capacidades nucleares – algo que no ayuda demasiado a obtener simpatía global.

Ojea Quintana recordó una promesa del presidente estadounidense Joe Biden, y del presidente de Corea del Sur Moon Jae-in el pasado mayo, diciendo que trabajarían para mejorar la situación de derechos de Corea del Norte.

Miles de norcoreanos siguen detenidos en prisiones junto a sus familias, mientras que a otros ya han sido «liberados» de los campos de trabajo por la escasez de comida. Estos campamentos, que el estado de Corea del Norte niega existan, se puede calificar de crímenes contra la humanidad.

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