La represión del Gobierno chino desborda Hong Kong e intenta llegar a Europa
Se sospecha que el Partido Comunista de China está tratando de ejercer influencia política, difundiendo propaganda e incluso espiando bajo el disfraz de mediación lingüística y cultural
Hong Kong es una antigua colonia británica regresada a control chino en 1997 bajo el principio de Un país, dos sistemas. China prometía mucha autonomía para el territorio incluyendo un Consejo Legislativo independiente, medios libres, un internet abierto y otras características que no existen en China continental, dominada por únicamente por el Partido Comunista.
Esa autonomía, en 'teoría' está garantizada por la Ley Básica de Hong Kong, vigente hasta 2047, pero ha sido socavada prematura y rápidamente por el Partido Comunista de China y sobre todo desde que Xi Jinping llegó al poder en 2012. Desde entonces China interfiere cada vez más en los asuntos hongkoneses al, por ejemplo, secuestrar al dueño de una editorial que publicaba libros sobre integrantes del liderazgo comunista chino.
Las protestas impulsadas por la sociedad civil de Hong Kong en 2019 se oponían a nuevas leyes promovidas por legisladores pro-chinos que habilitaban la extradición hacia china de críticos al régimen comunista. Pero esta no era la única ley contra la que protestaban. El 9 de junio de 2019 medio millón de personas marcharon en contra de una serie de leyes de seguridad impulsadas desde Pekín que prohibían la sedición y actos de presunta traición contra el gobierno chino.
La estrategia de dominación de China sobre el territorio cada vez menos autónomo de Hong Kong parece estar llegando a culmen y representa ser un preludio de lo que pudiera pasar también con Taiwán si China logra anexionarla ya sea voluntariamente o por la fuerza.
Sólo en lo que va del mes, se han reportado importantes retrocesos en materias de libertades y derechos humanos. El pasado 24 de octubre a los corredores que participaron en el Maratón de Hong Kong se les ordenó cambiar de ropa e incluso cubrirse los tatuajes con la frase 'Añade aceite', una expresión que se ha convertido en el lema del movimiento prodemocracia, según testigos citados por los medios locales.
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El 25 de octubre Amnistía Internacional anunció que cerrará sus oficinas en Hong Kong antes de que acabe el año, para proteger de sus oficiales que intentan operar bajo las leyes de seguridad nacional recientemente aprobadas por presiones de China. Luego de 40 años de operar en ese territorio, Amnistía Internacional trasladará a su personal a otras oficinas en el Pacífico asiático, quedando impedido de realizar localmente sus labores de investigación, abogacía y campañas pro-derechos humanos.
Más recientemente, el pasado 27 de octubre, el Consejo Legislativo de Hong Kong anunció que tramitará una nueva ley que prohibirá las películas que se considere violen los intereses nacionales de China. La sanción por incumplir la ley podría implicar hasta tres años de cárcel y alrededor de unos 1.100 euros de multa.
Según los pro chinos, la enmienda debería permitir evitar las películas políticas que critican a China y al Partido Comunista. «El objetivo es muy claro, es impedir cualquier acto que ponga en peligro la seguridad nacional», dijo Edward Yau, secretario de Comercio y Desarrollo Económico de Hong Kong, citado por el Global Times de Pekín. «La industria cinematográfica no se verá afectada en su mayor parte por el proyecto de ley. Esto ayudará al sector a cumplir mejor las normas y evitar que se sobrepasen las ‘líneas rojas’ por error», añadió.
Esta censura ya existía antes del voto de los legisladores: la primavera pasada la distribuidora de Inside the Red Brick Wall, otro documental sobre las protestas de 2019, fue excluida de la financiación pública, según reportaba la radio francesa RFI. La censura va de la mano con el control de la prensa y la toma de posesión de los medios de comunicación públicos, así como el control de los sindicatos.
La represión intenta llegar a territorio europeo
La Feria del Libro de Fráncfort de 2009 fue amenazada con ser boicoteada por China debido a la participación de la autora disidente Dai Qing. Como resultado de las presiones y amenazas a la seguridad del evento, los organizadores de la Feria se vieron obligados a anular la invitación, tanto de la escritora como de su compatriota, el poeta y editor Bei Ling.
Recientemente, también en Alemania, se ha conocido otro episodio de intolerancia del régimen chino a la crítica. La presentación de la biografía de Xi Jinping, titulada El hombre más poderoso del mundo, cuyos autores son los periodistas alemanes Stefan Aust y Adrian Geiges, fue cancelado por parte de los Institutos Confucio en Hannover y Duisburgo y obligado a posponerse en formato virtual, bajo el auspicio del Instituto de Asia Oriental de la Universidad de Duisburg-Essen.
En los últimos años ha surgido la sospecha de que el Partido Comunista de China está tratando de ejercer influencia política, difundiendo propaganda e incluso espiando bajo el disfraz de mediación lingüística y cultural. Cada vez más institutos en todo el mundo han sido cerrados bajo la sospecha de que los institutos están bajo el Ministerio de Propaganda del Partido Comunista de China. Por ejemplo, Suecia cerró todos los institutos en 2020, seguida poco después por la ciudad suiza de Basilea. Estados Unidos y Canadá también han cerrado institutos.
Otro episodio de intolerancia a la disidencia, esta vez en Italia, fue la petición del gobierno chino a Italia para cancelar una exposición con obras de un conocido disidente prevista el noviembre próximo. China no está cerca. BADIUCAO - obras de un artista disidente es la primera exposición individual dedicada a Badiucao, el seudónimo del artista-activista chino conocido por su arte de protesta, que actualmente trabaja en el exilio en Australia.
El caso fue denunciado por el diario local Il Giornale di Brescia, que publica una carta de la embajada de China en Italia dirigida al Ayuntamiento de esta localidad en la que lamenta que se incluya en una exposición obras del artista Badiucao, las cuales están «llenas de mentiras antichinas».